Lo recién ocurrido en Bolivia habla en voz alta e
inteligible al mundo, muy especial a Latinoamérica y de manera particular a
nosotros, los venezolanos.
El Sr. Evo Morales pretendió eternizarse en el poder y
para ello se valió de argucias, trampas y componendas con la complicidad del
Tribunal Constitucional de aquel país. El Sr. Morales perdió el referéndum
consultivo sobre su reelección presidencial y en contubernio con la máxima
autoridad judicial desconoció la voluntad popular y se propuso para continuar
en el poder y como si fuera poco montó un aparato para construir un fraude que
lo presentara como ganador de las elecciones, todo en contubernio con la autoridad
electoral.
El pueblo boliviano y los organismos internacionales que observaron
y analizaron el proceso se percataron del inmenso fraude y desconocimiento de
la voluntad popular y así lo proclamaron a todo pulmón. Le solicitaron a
Morales su inmediata renuncia y nuevas elecciones. Al principio se negó, pero
el pueblo masiva y decididamente en la calle y sin retorno logró que el
artífice del fraude abandonara la Presidencia mal habida y el país. Hoy el Sr.
Morales se encuentra en México exilado.
Evo Morales no sólo afectó
negativamente fundamentales valores democráticos y creó un ambiente político
impropio, sino también al parecer y según declaraciones televisadas del Diácono
Jorge Sonnante, su comportamiento fue inmoral y deshonesto. Afirmó el Diácono,
que nos merece respeto y credibilidad, que el indio líder obrero tiene cuentas
bancarias a su nombre en Europa por varios centenares de millones de Euros,
suministró el religioso número de las cuentas y entidades bancarias. A los
integrantes del organismo electoral se les ha abierto un juicio por
desconocimiento y desacato de la voluntad de los bolivianos y alianza para
delinquir.
El Sr.Morales como todo izquierdista extremo declaró que
le habían propinado un golpe de estado , descalificando la rotunda y firme
decisión del pueblo. Afortunadamente los cuadros armados de aquel país ante el
grotesco fraude imposible de esconder, se colocaron a favor de la opinión
ciudadana y coadyuvaron en la retirada y huida del inconveniente. Hoy está
encargada de la Presidencia de Bolivia de manera transitoria una Senadora, con
el compromiso de a la mayor brevedad y cuando las condiciones lo aconsejen,
llamar al pueblo a una nueva consulta electoral para seleccionar un nuevo
Presidente que se aspira y aspiramos reconstruya la democracia, la libertad y
el imperio de la ley seriamente maltratados.
Estos extremistas cuando ganan es bueno pero cuando
pierden o la voluntad popular los saca recurren al viejo y manido argumento del
golpe de estado, en abierta burla a la voluntad ciudadana.
La experiencia que tenemos en Latinoamérica y en especial
en nuestro país es que la reelección presidencial no es buena, nos ha traído
más inconvenientes que bienestar, además es esencia y naturaleza de la
democracia la alternabilidad y de ella tienen que tener conciencia los
gobernantes salientes y lejos de pretender continuar en el poder deben ser
promotores y auspiciadores de las nuevas generaciones.
Bolivia habló y habló con fortaleza y contundencia, se
fue a la calle y no la abandonó hasta alcanzar su propósito. Los bolivianos
sabían que asistían a un proceso en desventaja, sabían que iban a enfrentar la
trampa pero resolvieron ir a votar y votaron, con la convicción que el voto es
la más adecuada y mejor arma para poner y quitar gobernantes, en ningún momento
pensaron en la abstención que es dejar el campo solo al infractor, es perder
sin presentarse en el ring dejando solo al contenedor y la pelea es peleando.
Nadie debe ni puede afirmar con propiedad que fulano de tal es un farsante por
mera presunción, necesario es que se produzca el hecho. Si al régimen usurpador
que tenemos se le ocurre tomar el atajo de desconocer la voluntad popular que
la tiene en un 90% en contra, quedará al descubierto más aún y no habrá persona
sensata civil o uniformada que desconozca la farsa, además que nos autorizaría
acciones de calle concretas para restablecer la justicia. Ello es posible
solamente participando con valentía y coraje en las consultas electorales que
se avecinan. El comportamiento del régimen determinará el nuestro.
El extraordinario mensaje que nos transmite el pueblo
boliviano es cumplir con entusiasmo con el irrenunciable deber de votar en
cualquier momento y circunstancia, mientras más difícil y áspera sea la
situación es más necesario el sufragio que es el civilizado instrumento para
expresarnos en torno a nuestro presente y futuro y decidir en manos de quienes
colocamos la administración del país.
Escuchemos la palabra boliviana y sigamos su maravilloso
ejemplo, a la calle sin retorno hasta lograr lo que deseamos. Por supuesto todo
debe ser en UNIDAD que es el camino que nos conduce a la victoria y garantiza
la reconstrucción nacional.
Digalo Ahi digital
29 de Noviembre del 2019
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