Paseamos por el jardín que, en Central Park, dedicaron a
Shakespeare. Allí entre flores de colores distintos y especias como el romero o
el cardo que perfuman el aire y recuerdan las matas que describe en sus obras,
mientras leemos citaciones de sus personajes en placas que se mimetizan con el
verde, admiramos la morera blanca que, dicen, sea “hija” del árbol que el mismo
Shakespeare plantó en 1602. Nos acercamos a la casita de madera del Swedish
Cottage Marionette Theatre, espacio que ha visto pasar a los mejores
marionetistas para goce de grandes y pequeños, y pensamos que no podía escoger
mejor lugar para nuestra entrevista la actriz Yessi Hernández. “Descubrí este
teatro gracias al trabajo que realizo en fiestas infantiles. Es mi quehacer del
día a día, ese que la mayoría de quienes nos dedicamos a una actividad
artística necesitamos para sobrevivir. Sin embargo, es una labor que disfruto
mucho porque me encantan los niños y puedo juntar eso con la actuación. Aquí
realizamos el cuento de la Bella y la Bestia.
Fue muy divertido”.
Yessi Hernández, como tantos otros jóvenes ha dejado su
país, Venezuela, porque “donde no hay seguridad personal no hay futuro”. Bien
lo sabe ella quien ha sido víctima de secuestro pocos meses antes de graduarse.
Mientras cuenta esa experiencia una sombra cruza su rostro por lo demás siempre
luminoso y alegre. “Hace tiempo había decidido venir a Nueva York para
profundizar mis estudios de actuación. Ya había terminado los exámenes y la
tesis para graduarme en Comunicación Social y estaba decidida a esperar la
entrega del título y luego a venir aquí para empezar a explorar posibilidades
de estudio. Sin embargo, pocos meses antes de mi graduación, entraron en mi
casa y nos secuestraron a mis padres y a mi.
Fue una experiencia muy dura, pero
por suerte estamos vivos. En ese momento la decisión de irme se consolidó.
Esperé la entrega del grado, vine unos meses y aproveché para hacer unos cursos
y talleres en HB Studio. Regresé a Venezuela para arreglar los papeles y
finalmente me mudé. En el mientras había conocido al amor de mi vida, a Pablo,
quien también es actor y es venezolano”.
La sonrisa vuelve a iluminar sus ojos que varían del
verde al azul y sigue recordando. “Al regreso me inscribí en la reconocida
escuela de Stella Adler y estudié durante un año en el Acting’s Drama
Conservatory”.
Yessi ya había trabajado en teatro, televisión y cine en
Venezuela. Pasajes que recuerda con gran nostalgia y agradecimiento por la
oportunidad que le dieron directores que creyeron en su capacidad actoral.
“Pude actuar en obras importantes como ‘La Casa de Bernarda Alba’ o ‘La
Gaviota’ de Anton Chéjov. Una gran experiencia para mi”.
A pesar de su joven edad Yessi ha demostrado gran talento
y la capacidad histriónica de interpretar tanto dramas como comedias. Ha
logrado destacar y construirse un espacio también en una ciudad tan competitiva
y de excelencia teatral como Nueva York. “Nueva York me ha permitido tener unas
experiencias muy satisfactorias. He participado en obras como “Lo que Kurt
Cobain se llevó” para la cual tuve una nominación en los Premios ACE Latinos,
“Asesinas anónimas” con la cual obtuve dos nominaciones a los premios ATI, ACE
y gané el LATA (Latin American Theatre Award) como mejor actriz revelación”.
Al hablar de estas experiencias Yessi recuerda con
particular alegría su trabajo en “Asesinas anónimas”, una obra del dramaturgo
venezolano Rodolfo Santana, dirigida por la actriz y directora María Fernanda
Rodríguez, en la cual todo el equipo estaba conformado por mujeres. “También en
otra ocasión, esta vez con una obra en inglés, ‘The Worker Must Have Bread But
She Must Have Roses Too’, que presentamos en Maine, el elenco de actores y
técnicos estaba compuesto por mujeres. Me parece muy positivo que haya siempre
más mujeres en el mundo artístico y teatral y que tengan la posibilidad de
mostrar todo su talento y capacidad profesional”.
Sensible a todas las temáticas sociales Hernández
privilegia las obras que tocan el alma, esas que obligan a pensar. “Disfruté
mucho la obra ‘Vestido de novia’ que narra la historia de dos mujeres quienes
transcurren todo el tiempo preparándose para el matrimonio. Sin embargo, al
final, descubrimos que viven en Venezuela un país en el cual el matrimonio gay
no está permitido. Eso lleva a un desenlace emotivo que deja al público con
muchas preguntas. Son temáticas importantes y que nos involucran a todos. Es muy
injusto que existan lugares en los cuales amarse es prohibido”.
Uno de los papeles que más trabajo le ha dado ha sido el
de la comedia de Julie De Grandy “Psicopatía Jauja”, en el cual interpreta a
tres personajes diferentes, todos pacientes de una psicoanalista. Es una
historia hilarante en la cual las vicisitudes de la analista se cruzan con las
de sus pacientes. “Es una comedia que muestra a los psicoanalistas y psicólogos
como seres humanos con sus angustias y preocupaciones. A veces para nosotros son
solamente personas que van a resolver nuestros problemas, como si no tuvieran
una vida al igual que todos, con sus alegrías y amarguras. Yo representaba tres
papeles. El que me dio más dolores de cabeza fue el de una monja con doble
personalidad: la primera sumamente severa y la otra desbocada y desinhibida.
Hay diálogo entre las dos y otros entre cada una de ellas y la psicoanalista.
Trabajando en esa obra me di cuenta de lo serias que son las comedias”.
Entre sus sueños está el de explorar más el cine. “El
cine supera el tiempo, tu trabajo queda. Es una experiencia importante. Sin
embargo, siempre regresaré al teatro que amo por lo opuesto. En las tablas cada
noche es única. Y esa es su magia”.
Su miedo más grande: “Es el de dejar de perseguir mi
sueño. A veces siento que las dificultades del día a día, la necesidad de
sobrevivir, van quitando tiempo a lo que de verdad quieres hacer. Por ejemplo,
hay algunos castings que no pude hacer porque en ese mismo momento tenía que
trabajar. Luego me quedo pensando si hice bien o mal, si esa hubiera podido ser
la ocasión que te cambia la vida. Creo que lo más difícil, lo que más me asusta
es no lograr mantener el balance entre la sobrevivencia y el sueño que me ha
traído a esta ciudad”.
En su afán por explorar diferentes facetas del mundo del
teatro, Yessi Hernández ha incursionado también en la escritura. Realizó el
Unipersonal “Forasteros”, que gira alrededor de la temática de la inmigración,
y que fue seleccionado para el Festival MonologandoAndo. La obra, dirigida por
Pablo Andrade, recibió el Premio de la Audiencia y el de Mejor Director. Yessi
también recibió el Premio Arte 2019 como mejor Actor/Actriz.
Otro proyecto se estrenará muy pronto en el Festival de
Microtheater de Teatro SEA en el cual participa como dramaturga y productora.
La obra se llama “Hora Pico” y será presentada los días 22, 23 y 24 de
noviembre en el Teatro SEA.
Yessi Hernández confiesa sentir un cariño profundo por
esta ciudad. Sin embargo, como siempre pasa, la Nueva York real no siempre es
la de los sueños. “Cuando vienes de vacaciones todo parece hermoso. Sin
embargo, cuando vives aquí empiezas a darte cuenta de lo difícil que es
sobrevivir en una ciudad tan cara y exigente. El tiempo para ti, para pasear,
visitar lugares, asistir a fiestas se vuelve muy escaso. La mayoría de las
veces regresas agotada a tu casa, muy tarde y a sabiendas que a la mañana
siguiente tienes que volver a levantarte temprano. Mientras estás en el metro
ves las caras cansadas de los demás, sus ojos que también se cierran por el
sueño acumulado, los cuerpos que hablan de horas y horas de trabajo. Y sabes
que esa es la ciudad verdadera. A pesar de todo amo mucho Nueva York, aunque no
me siento atada a ella. Estoy abierta a otras experiencias y creo que el lugar
ideal es el que te permite desarrollarte profesionalmente. Eso sí, siempre
regresaría a Nueva York porque siento que esta es mi casa”. Tras quedarse
un momento reflexionando agrega: “Hay personas de todo el mundo aquí y todos somos
neoyorquinos. Es posible sacar a un neoyorquino de Nueva York pero no Nueva
York de un neoyorquino. Lo mismo nos pasa a los venezolanos con Venezuela”.
Y si tuvieras que irte, ¿qué llevarías contigo? Yessi
ríe, mira a su alrededor: “Me gustaría agarrar Central Park y ponerlo en un
bolsillo… – luego reflexiona – En realidad hay muchos lugares especiales. Me
llevaría los recuerdos que más valoro, y esa sensación tan única que te da esta
ciudad. Así como ella da cabida a cualquier persona, sea cual sea su nacionalidad,
color de piel, religión, preferencia sexual, así permite a cada uno de nosotros
ser como somos, con todas nuestras facetas y complejidades”.
ViceVersa
Digalo Ahi Digital
28 de Noviembre del 2019
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