jueves, 28 de noviembre de 2019

EL SWEDISH COTTAGE MARIONETTE THEATRE Y EL SHAKESPEARE PARK CON LA ACTRIZ YESSI HERNÁNDEZ- por Mariza Bafile y Flavia Romani





Paseamos por el jardín que, en Central Park, dedicaron a Shakespeare. Allí entre flores de colores distintos y especias como el romero o el cardo que perfuman el aire y recuerdan las matas que describe en sus obras, mientras leemos citaciones de sus personajes en placas que se mimetizan con el verde, admiramos la morera blanca que, dicen, sea “hija” del árbol que el mismo Shakespeare plantó en 1602. Nos acercamos a la casita de madera del Swedish Cottage Marionette Theatre, espacio que ha visto pasar a los mejores marionetistas para goce de grandes y pequeños, y pensamos que no podía escoger mejor lugar para nuestra entrevista la actriz Yessi Hernández. “Descubrí este teatro gracias al trabajo que realizo en fiestas infantiles. Es mi quehacer del día a día, ese que la mayoría de quienes nos dedicamos a una actividad artística necesitamos para sobrevivir. Sin embargo, es una labor que disfruto mucho porque me encantan los niños y puedo juntar eso con la actuación. Aquí realizamos el cuento de la Bella y la Bestia
Fue muy divertido”.


Yessi Hernández, como tantos otros jóvenes ha dejado su país, Venezuela, porque “donde no hay seguridad personal no hay futuro”. Bien lo sabe ella quien ha sido víctima de secuestro pocos meses antes de graduarse. Mientras cuenta esa experiencia una sombra cruza su rostro por lo demás siempre luminoso y alegre. “Hace tiempo había decidido venir a Nueva York para profundizar mis estudios de actuación. Ya había terminado los exámenes y la tesis para graduarme en Comunicación Social y estaba decidida a esperar la entrega del título y luego a venir aquí para empezar a explorar posibilidades de estudio. Sin embargo, pocos meses antes de mi graduación, entraron en mi casa y nos secuestraron a mis padres y a mi. 

Fue una experiencia muy dura, pero por suerte estamos vivos. En ese momento la decisión de irme se consolidó. Esperé la entrega del grado, vine unos meses y aproveché para hacer unos cursos y talleres en HB Studio. Regresé a Venezuela para arreglar los papeles y finalmente me mudé. En el mientras había conocido al amor de mi vida, a Pablo, quien también es actor y es venezolano”.

La sonrisa vuelve a iluminar sus ojos que varían del verde al azul y sigue recordando. “Al regreso me inscribí en la reconocida escuela de Stella Adler y estudié durante un año en el Acting’s Drama Conservatory”.

Yessi ya había trabajado en teatro, televisión y cine en Venezuela. Pasajes que recuerda con gran nostalgia y agradecimiento por la oportunidad que le dieron directores que creyeron en su capacidad actoral. “Pude actuar en obras importantes como ‘La Casa de Bernarda Alba’ o ‘La Gaviota’ de Anton Chéjov. Una gran experiencia para mi”.
A pesar de su joven edad Yessi ha demostrado gran talento y la capacidad histriónica de interpretar tanto dramas como comedias. Ha logrado destacar y construirse un espacio también en una ciudad tan competitiva y de excelencia teatral como Nueva York. “Nueva York me ha permitido tener unas experiencias muy satisfactorias. He participado en obras como “Lo que Kurt Cobain se llevó” para la cual tuve una nominación en los Premios ACE Latinos, “Asesinas anónimas” con la cual obtuve dos nominaciones a los premios ATI, ACE y gané el LATA (Latin American Theatre Award) como mejor actriz revelación”.

Al hablar de estas experiencias Yessi recuerda con particular alegría su trabajo en “Asesinas anónimas”, una obra del dramaturgo venezolano Rodolfo Santana, dirigida por la actriz y directora María Fernanda Rodríguez, en la cual todo el equipo estaba conformado por mujeres. “También en otra ocasión, esta vez con una obra en inglés, ‘The Worker Must Have Bread But She Must Have Roses Too’, que presentamos en Maine, el elenco de actores y técnicos estaba compuesto por mujeres. Me parece muy positivo que haya siempre más mujeres en el mundo artístico y teatral y que tengan la posibilidad de mostrar todo su talento y capacidad profesional”.

Sensible a todas las temáticas sociales Hernández privilegia las obras que tocan el alma, esas que obligan a pensar. “Disfruté mucho la obra ‘Vestido de novia’ que narra la historia de dos mujeres quienes transcurren todo el tiempo preparándose para el matrimonio. Sin embargo, al final, descubrimos que viven en Venezuela un país en el cual el matrimonio gay no está permitido. Eso lleva a un desenlace emotivo que deja al público con muchas preguntas. Son temáticas importantes y que nos involucran a todos. Es muy injusto que existan lugares en los cuales amarse es prohibido”.

Uno de los papeles que más trabajo le ha dado ha sido el de la comedia de Julie De Grandy “Psicopatía Jauja”, en el cual interpreta a tres personajes diferentes, todos pacientes de una psicoanalista. Es una historia hilarante en la cual las vicisitudes de la analista se cruzan con las de sus pacientes. “Es una comedia que muestra a los psicoanalistas y psicólogos como seres humanos con sus angustias y preocupaciones. A veces para nosotros son solamente personas que van a resolver nuestros problemas, como si no tuvieran una vida al igual que todos, con sus alegrías y amarguras. Yo representaba tres papeles. El que me dio más dolores de cabeza fue el de una monja con doble personalidad: la primera sumamente severa y la otra desbocada y desinhibida. Hay diálogo entre las dos y otros entre cada una de ellas y la psicoanalista. Trabajando en esa obra me di cuenta de lo serias que son las comedias”.

Entre sus sueños está el de explorar más el cine. “El cine supera el tiempo, tu trabajo queda. Es una experiencia importante. Sin embargo, siempre regresaré al teatro que amo por lo opuesto. En las tablas cada noche es única. Y esa es su magia”.
Su miedo más grande: “Es el de dejar de perseguir mi sueño. A veces siento que las dificultades del día a día, la necesidad de sobrevivir, van quitando tiempo a lo que de verdad quieres hacer. Por ejemplo, hay algunos castings que no pude hacer porque en ese mismo momento tenía que trabajar. Luego me quedo pensando si hice bien o mal, si esa hubiera podido ser la ocasión que te cambia la vida. Creo que lo más difícil, lo que más me asusta es no lograr mantener el balance entre la sobrevivencia y el sueño que me ha traído a esta ciudad”.

En su afán por explorar diferentes facetas del mundo del teatro, Yessi Hernández ha incursionado también en la escritura. Realizó el Unipersonal “Forasteros”, que gira alrededor de la temática de la inmigración, y que fue seleccionado para el Festival MonologandoAndo. La obra, dirigida por Pablo Andrade, recibió el Premio de la Audiencia y el de Mejor Director. Yessi también recibió el Premio Arte 2019 como mejor Actor/Actriz.
Otro proyecto se estrenará muy pronto en el Festival de Microtheater de Teatro SEA en el cual participa como dramaturga y productora. La obra se llama “Hora Pico” y será presentada los días 22, 23 y 24 de noviembre en el Teatro SEA.

Yessi Hernández confiesa sentir un cariño profundo por esta ciudad. Sin embargo, como siempre pasa, la Nueva York real no siempre es la de los sueños. “Cuando vienes de vacaciones todo parece hermoso. Sin embargo, cuando vives aquí empiezas a darte cuenta de lo difícil que es sobrevivir en una ciudad tan cara y exigente. El tiempo para ti, para pasear, visitar lugares, asistir a fiestas se vuelve muy escaso. La mayoría de las veces regresas agotada a tu casa, muy tarde y a sabiendas que a la mañana siguiente tienes que volver a levantarte temprano. Mientras estás en el metro ves las caras cansadas de los demás, sus ojos que también se cierran por el sueño acumulado, los cuerpos que hablan de horas y horas de trabajo. Y sabes que esa es la ciudad verdadera. A pesar de todo amo mucho Nueva York, aunque no me siento atada a ella. Estoy abierta a otras experiencias y creo que el lugar ideal es el que te permite desarrollarte profesionalmente. Eso sí, siempre regresaría a Nueva York porque siento que esta es mi casa”.  Tras quedarse un momento reflexionando agrega: “Hay personas de todo el mundo aquí y todos somos neoyorquinos. Es posible sacar a un neoyorquino de Nueva York pero no Nueva York de un neoyorquino. Lo mismo nos pasa a los venezolanos con Venezuela”.

Y si tuvieras que irte, ¿qué llevarías contigo? Yessi ríe, mira a su alrededor: “Me gustaría agarrar Central Park y ponerlo en un bolsillo… – luego reflexiona – En realidad hay muchos lugares especiales. Me llevaría los recuerdos que más valoro, y esa sensación tan única que te da esta ciudad. Así como ella da cabida a cualquier persona, sea cual sea su nacionalidad, color de piel, religión, preferencia sexual, así permite a cada uno de nosotros ser como somos, con todas nuestras facetas y complejidades”.



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28 de Noviembre del 2019


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