Con la simpleza de que la salsa del pavo debe servirle a
la pava se quiere dar lecciones de filosofía política coloquial, para
justificar cualquier cosa, conforme si se es de la alt left o
la alt rigth. En la región existen democracias como Chile, Colombia,
Ecuador, Panamá y Uruguay y también autoritarismos plebiscitarios,
semidemocracias, que encarnaron con el socialismo XXI y la salsa no es la
misma.
A la alt lef le parecen comprensibles los
vandalismos en Chile contra la desigualdad y a la otra cualquier cosa que se
haga contra Morales y cuidado con la receta para adobarlas. Balzac hablaba de
las semivírgenes para referirse a damas encopetadas e insatisfechas de la
Inglaterra victoriana (a la que detestaba) dispuestas a hacer cualquier audacia
íntima siempre que no pusiera en peligro su virginidad, que ofrendarían en el
sacramento matrimonial.
En su ingenuidad, algunos enredan todo al referirse a
Venezuela o Bolivia como tiranías, cuando son semidemocracias o semidictaduras,
cosa muy distinta. A estas alturas del pensamiento y la acción se sabe
perfectamente que la democracia es un método de gobierno alternativo, de
régimen electoral confiable, predecible y monótono en el cumplimiento de los
derechos fundamentales y con poderes separados.
Las elecciones están invariablemente regidas por la Ley y
no a capricho de un caudillo. Los autoritarismos plebiscitarios, electorales o semidemocracias consisten
exactamente en lo contrario, pero conservan formas semivirginales, aunque
comienzan por cambiar la Constitución y controlar las instituciones lo que
enajena o problematiza el voto. Así hicieron Chávez, Rafael Correa y Evo
Morales con lo que tuvieron un poder no constitucional y por lo tanto
autoritario y espurio.
Doble play
Morales gracias a su control de los jueces forzó un referéndum aberrante
y pidió insólita autorización al electorado para violar la Constitución,
aspirar a un tercer período de gobierno, y perdió 51 a 49. Recordemos que una
Constitución no es cualquier panfleto sino una Carta que establece los derechos
inalienables de las personas, su espacio de libertad donde están exentas de la
presencia del Estado. En los países civilizados la Constitución es casi intocable
no así en el tercer mundo.
Por eso al lanzarse de candidato este mes, se coloca
doblemente fuera de la Ley, da un golpe de Estado, y otro cuando ordenó
delictivamente al Tribunal Electoral escabullir los escrutinios. Principio
fundamental del Derecho moderno es que el Estado solo puede hacer aquello que
específicamente le fijen las leyes, mientras los ciudadanos somos libres para
hacer todo lo que no nos esté prohibido. Esta es la garantía para la vida, la
libertad, la propiedad.
Si no es eso, no es una Constitución sino un grimorio.
Morales delinque al presionar a la gente para que le permitiera violar la ley y
también o más al violarla pese a su reprobación expresa. Las cartas
fundamentales de prácticamente todos los países democráticos contienen un
artículo anti autoritario, aporte de la Escuela de Salamanca, que inspiraron
los teólogos jesuitas y dominicos Francisco de Vitoria, Francisco Suárez, Tomás
de Mercado, Domingo de Soto y varios otros.
Esta insta a todo ciudadano, civil o militar, a derrocar
al usurpador y restablecer la vigencia de la Constitución. San Agustín no tiene
dudas de recomendar el magnicidio. Las Constituciones de EEUU, Francia,
Alemania, España, recogen este principio, el famoso artículo 350 en Venezuela.
Su significado es una autorización para usar la fuerza cuando el mandatario se
aparte del orden constitucional y la justifica a posteriori.
Golpe a golpe
La ingenuidad hizo pensar a muchos en Venezuela que se
invocaba “el 350”, salía el genio de la botella y el problema estaba resuelto.
La esencia que nos obliga a acatar los gobernantes es la legitimidad, que
para los revolucionarios no significa nada pero tiene dos fuentes: la legitimidad
de origen que, como hemos dicho, parte de que el gobierno nace conforme lo
pauta la Constitución. Y la legitimidad de ejercicio, que pierde si se
aparta de ella en su gobierno, como hacen las semivírgenes en el poder.
El golpe de Estado es una figura suficientemente
estudiada en la teoría política y consiste en que un poder del Estado, basado
en la fuerza, usurpa atribuciones o funciones constitucionales de otro,
anulándolas. Suele provenir del Poder Ejecutivo por su control sobre la fuerza
pública. Puede ser un golpe militar, cuando hay movilización de
tropas.
Ese expediente a veces no es necesario porque basta con
la disuasión y se habla de un golpe blando. Pero si un mandatario
delinque y lo toman in fraganti, la fuerza pública está en la obligación
de impedir que se consume el crimen. Es lo que ocurre con Morales quien había
cometido uno grave y se le sorprende perpetrando otro, nada menos que un fraude
electoral.
Sin que eso signifique pronunciarse sobre las desgracias
o venturas que podrían haber procurado a los respectivos países, en las últimas
décadas defenestraron varios presidentes de la región, sin que pueda
calificarse de golpe de Estado: Carlos Andrés Pérez en Venezuela 1993, Mel
Zelaya, Honduras en 2009, Fernando Lugo de Paraguay en 2012 y Dilma Rousseff de
Brasil en 2016, la última sin haber cometido la más remota transgresión.
@CarlosRaulHer
El universal
Digalo Ahi digital
29 de Noviembre del 2019
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