Fotografía cortesía de Miguel Ferrari
Entrevista publicada originalmente en la revista El
antepenúltimo mohicano.
La vida como cineasta de Miguel Ferrari (Caracas, 1963)
se inició antes de dirigir su primer largometraje: una mañana, en la Caracas de
finales de los 90, se levantó para ir a grabar una telenovela en la que actuaba
–“una de esas que eran infinitas, de doscientos capítulos de una hora”,
recuerda–, se vio en el espejo y se preguntó qué estaría haciendo dentro de veinte
años.