miércoles, 6 de noviembre de 2019

El derecho a otras formas de transitar por la ciudad - Julio Vinuesa Angulo


La Casa Encendida acoge un ciclo de conferencias gratuitas para reflexionar sobre el cambio de modelo de movilidad urbana


Poder decidir la forma de transitar por la ciudad, desplazarse con comodidad y seguridad, con medios y costes razonables, es un derecho del que dependen otros muchos y que los poderes públicos deberían garantizar a todos los ciudadanos. Pero estamos lejos de que eso ocurra. Nuestras ciudades han crecido por y para el automóvil privado, en detrimento de otros usos y otras formas de desplazarse, cercenando derechos de quienes no lo utilizan. Así lo evidencian la conversión de bulevares en vías rápidas, la multiplicación de aparcamientos en el centro de las ciudades.
Las grandes inversiones en infraestructuras para conectar espacios residenciales y grandes equipamientos innecesariamente dispersos por el territorio y que fuerzan al uso del automóvil primando como única solución y que "justifican" la ocupación de una cada vez mayor proporción del espacio público para viario. El diseño de los desarrollos urbanos, supeditado a las exigencias y las posibilidades que plantea el automóvil privado, ha provocado también un incremento de consumos energéticos y de costes económicos y sociales, porque la movilidad forzada supone además merma del tiempo de ocio y, por consiguiente, de la calidad de vida.

El actual modelo de movilidad viene dando rotundas muestras de insostenibilidad, de ser contrario a la equidad, gravemente ineficiente para el funcionamiento de la ciudad y la principal causa del deterioro del medio ambiente urbano, con efectos muy negativos sobre el cambio climático y la salud de las personas. Además, el absoluto predominio del coche provoca inequidad, al acaparar el espacio público y limitar otros posibles modos de transporte, penalizando a amplios sectores de la población, que bien por renta, por edad u otras circunstancias no pueden o no quieren utilizar el automóvil. Hay una gran parte de espacio público inaccesible para los peatones, muy especialmente para las personas mayores y los niños, para los que la calle es un lugar peligroso.

Los desplazamientos son parte esencial de la vida urbana, necesarios para la distribución de mercancías, para el desempeño de las actividades económicas, para acceder a bienes y servicios, para disfrutar del ocio, la cultura y las relaciones sociales y, así, las posibilidades de desplazarse por la ciudad pueden convertirse en un importante factor discriminatorio y excluyente, causante de graves desigualdades sociales y desequilibrios territoriales.

En las próximas semanas, en el centro social y cultural madrileño de la Casa Encendida, se ofrece un ciclo gratuito de conferencias sobre "El derecho a otras formas de transitar por la ciudad”. En él, se formularán preguntas, reflexiones y propuestas sobre los grandes retos a afrontar ante tan conveniente como inevitable cambio de modelo, para alcanzar una mejor regulación de la movilidad y para optimizar la accesibilidad. El objetivo es contribuir a la creación de una "nueva cultura de movilidad", con los necesarios cambios de actitud de los poderes públicos y de los ciudadanos, desde la que se reconozca el derecho universal a la movilidad, como requisito de equidad y cohesión social, que apoye decididamente alternativas atractivas y viables a la creciente congestión viaria, priorizando el respeto al medio ambiente.

Será necesario formular nuevas propuestas urbanísticas para corregir las grandes exigencias de movilidad de los espacios metropolitanos y del urbanismo expansivo de los últimos decenios. Será preciso repensar la ciudad con menos automóviles, habrá que transformar para otros usos muchos de los espacios que ahora se dedican a la circulación, al aparcamiento. La acción urbanística tendrá que apostar por otros espacios urbanos que no estén exclusivamente pensados para facilitar el uso del automóvil, reorganizar el espacio público para favorecer el dinamismo social y económico, pero evitando también que la peatonalización, o las restricciones del uso del automóvil, derive en procesos de gentrificaciónturistificación u otras patologías urbanas igualmente indeseables.

El cambio de modelo no será fácil, están ganando protagonismo los desplazamientos a pie, la bicicleta, el transporte colectivo y las motorizaciones menos contaminantes, pero aún queda mucho recorrido en la reducción de los consumos de energía, de ruidos y de emisiones que deterioran el medio ambiente. También se pueden vislumbrar cambios en la percepción del coche privado que, aunque sigue siendo un símbolo de estatus y casi siempre es el medio más cómodo y rápido para desplazarse, permanece aparcado más del 90% del tiempo de su vida útil y va encontrando cada vez más limitaciones para circular o aparcar en la ciudad. Los coches eléctricos de alquiler pueden ser un importante argumento para reducir la presencia del automóvil en la ciudad. Pero sobre todo habrá que aprovechar al máximo las inimaginables oportunidades que van a seguir ofreciendo las nuevas tecnologías de comunicación, ampliando las posibilidades de utilización de la "movilidad virtual" que, además de hacer innecesarios muchos desplazamientos físicos, podrían trastocar los criterios de localización sobre los que se ha venido sustentando la organización espacial de la ciudad, pero esa es otra cuestión.


G miradas multilples



16 de Noviembre del 2019l

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