El jueves parecía muy difícil que Houston lograra
reponerse de dos derrotas en su casa y que los Nacionales perdieran dos de los
tres pautados en Washington, y sin embargo sucedió otra cosa.
Los Astros se desataron a batear y anotaron diecinueve
carreras, mientras sus lanzadores permitían apenas tres a los Nacionales. Ese
es el cuento corto de cómo consiguieron ganar los tres cotejos en la capital.
Hasta ahora las victorias de unos y otros han ocurrido en
casa ajena, los Nacionales ganaron dos en Houston y los Astros ganaron tres en
Washington, para volver al Minute Maid Park con ventaja de tres juegos por dos.
En Houston se definirá el campeón que se llevará el
precioso Trofeo del Comisionado, una de las gemas más codiciadas de la famosa
joyería Tiffany.
Los Astros comenzaron como favoritos, pero los Nats se
encargaron de negar eso al ganarles los dos primeros en su casa y con esas
victorias dar origen a nuevos pronósticos. Haberles ganado a los dos mejores
abridores de la Liga Americana, Gerrit Cole y Justin Verlander, hizo pensar que
podría ocurrir una barrida en Washington.
La historia que han vivido esta temporada los dirigidos
por Dave Martínez ha sido especial, un equipo que comenzó junio con un récord
adverso de 24 ganados y 23 perdidos, en una división difícil donde están los
Bravos, los Filis y los Mets. Además, se había ido Bryce Harper y nada
indicaba que pudieran llegar tan lejos. De los últimos cien juegos
ganaron setenta y cinco. Todos atestiguamos cómo las piezas fueron acoplándose
para convertirse en un engranaje que alcanzó los triunfos necesarios para
disputar el duelo de los comodines ante los Cerveceros de Milwaukee. Para ese
desafío tampoco eran los favoritos. Cuando salió Josh Hader, el mejor cerrador
de la Liga Nacional, a relevar parecía estar todo dicho, pero el béisbol tenía
otros planes y el novato Juan Soto se convirtió en el héroe que los guió a la
Serie de División para enfrentar a los Dodgers.
Los Dodgers estaban en las predicciones desde que
abrieron los campos de entrenamiento en febrero, en casi todos los análisis se
proyectaba que ellos y los Yankees debían ser los protagonistas de la Serie
Mundial, la nómina y la tradición inclinaban las balanzas a favor de uno de los
equipos más tradicionales de las Mayores. Los Nacionales se encargaron de
despacharlos y avanzar a la Serie de Campeonato. Otra vez se habló del abolengo
del rival, eran los Cardenales de San Luis y, según el papel, podía pensarse
que llegarían hasta ahí; pero no, el béisbol es el juego de las sorpresas, todo
puede pasar y todos tienen derecho si hacen lo debido para ganar y tienen
suerte. Washington logró lo inesperado: barrerlos contra todo pronóstico.
Del otro lado, los Astros le ganaron a los Rays de Tampa
para pasar a disputarle a los Yankees la Serie de Campeonato. Lo hicieron en
seis juegos, dejando fuera a los Bombarderos del Bronx, con el inolvidable
jonrón de José Altuve ante Aroldis Chapman, Relevista del Año en el nuevo
circuito.
Ha sido una postemporada sabrosa, en la que el béisbol ha
sido fiel a sí mismo, sorprendiendo, dando titulares a los inesperados, como
pasó este sábado con el lanzador mexicano José Urquidy, quien antes del juego
era una incógnita por lo empinado del reto e inexperiencia. Luego de su
actuación, conteniendo los bates de los Nacionales, hizo recordar a su
compatriota Fernando Valenzuela con los Dodgers del legendario Tom LaSorda.
Ante las estadísticas del porcentaje de equipos que
remontan dos juegos perdidos en casa, los Astros la tenían cuesta arriba. Pero
si un equipo tiene las piezas para superar cualquier desventaja es Houston, y
así quedó demostrado en Washington, donde pasaron la escoba para regresar con la
serie a favor.
El béisbol es un juego de ajustes, como bien dice Miguel
Cabrera, y los Astros hicieron lo que necesitaban: más carreras. Para sellar la
barrida en el Nationals Park, Gerrit Cole lució de nuevo como el firme
candidato al Cy Young que vimos toda la temporada, pero vale la pena acotar que
Juan Soto ha dado dos jonrones en esta serie y las dos veces en su contra.
¿Quién será el campeón? Eso sólo lo sabe el béisbol.
Para los venezolanos ha sido una serie destacada. Altuve
sobresaliente, una bujía como siempre; Asdrúbal Cabrera destacando del otro
lado, Gerardo Parra con su contagioso “Baby Shark” y liderazgo, como ha dicho
el manager Dave Martínez: “En los Nats no hay peloteros de banca, todos tienen
un rol”. Aníbal Sánchez no pudo conseguir la victoria, pero es incuestionable
su calidad sumada a la sabiduría que ha ganado con la experiencia.
Párrafo aparte para Robinson Chirinos, quien ha sido
clave para los Astros, continuando con lo que hizo en la temporada regular, en
la que se consolidó como el receptor de Justin Verlander y oportuno a la
ofensiva.
Los .238 de promedio al bate no cuentan toda la historia de lo que
hizo. Con sus vuelcercas en los juegos tres y cuatro, pasó a integrar un
exclusivo club de catchers jonroneros en la Serie Mundial, con cuadrangulares
en juegos consecutivos, al lado de Ted Simmons en 1982, Gene Tenace en 1972,
Roy Campanella en 1955, Bill Dickey en 1939, y Mickey Cochrane en 1930.
Independientemente de cuál equipo resulte campeón,
Robinson Chirinos se convirtió ya en otro ejemplo de inspiración y motivación
al logro, en especial para los niños y para quienes no se entregan ni ceden en
perseguir y lograr sus sueños.
En una entrevista para el portal de béisbol El
Extrabase antes del quinto juego, envió un mensaje para los niños de Venezuela:
“Muchas personas te van a decir que no, en mi caso muchos
dijeron que no iba a jugar en las Grandes Ligas. Jugué diez años en las Ligas
Menores, me tocó cambiar de posición, de ser un short stop a la receptoría,
pero al final del día es Dios quien tiene la última palabra. Se mejor tú todos
los días, da lo mejor de ti, enfócate, haz lo que tengas que hacer de corazón,
algo en lo que creo mucho. Despierta todos los días para ser la mejor versión
de ti y Dios se encargará de hacer el resto”.
Prodavinci
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