Nuestra catástrofe nacional solo puede agravarse mientras dure este régimen. Nada puede ser peor que esta carrera desbocada hacia el precipicio, pensábamos. Pero he llegado a la conclusión que sería mucho peor el fracaso del nuevo gobierno en el primer año. Fracaso muy probable si los contrarios a la dictadura no ponemos desde ahora todos los medios para el pleno éxito de la democracia rescatada. Todos unidos desde ahora para el éxito de Venezuela en la reconstrucción del país. Para ello necesitamos ver con claridad las causas que nos llevarían al fracaso postchavista y cuáles son las condiciones indispensables para evitarlo.
Los alemanes tuvieron un éxito extraordinario en la transformación de la asfixiante y fracasada cárcel de Alemania Oriental protegida por el Muro de Berlín; rescataron la libertad, la democracia y la elevación de su nivel de vida en una Alemania unificada. Otros como Libia o Irak salieron de la dictadura y consumieron su energía en matar al dictador, enfrentarse entre rivales y hoy siguen revolcándose en la impotencia y el fracaso.
Condiciones para el éxito del nuevo gobierno
Una gran unidad política
centrada desde ahora en el cambio económico-social con drástico freno a la
hiperinflación con refinanciamiento de la deuda, inversión multimillonaria y
rescate del empleo y del salario. Evitando toda otra distracción.
Masiva ayuda humanitaria
internacional con movilización nacional solidaria para el inmediato alivio de
la población y temprana activación de la empresa productiva.
Millones de venezolanos
que fueron chavistas deseosos y comprometidos sin miedo con ese cambio.
Reducida al mínimo la resistencia.
Esto significa que
Venezuela nace de nuevo con un extraordinario espíritu de reconciliación y de
reconstrucción reforzado con el instinto de conservación nacional que nos avisa
del gravísimo peligro y nos da sano pragmatismo. Perdón y reconciliación,
actitudes espirituales aliadas e impulsadas por la sabiduría del instinto de
conservación, sin linchamientos ni venganzas en cadena. Evitar todo lo que
frene y distraiga la reconstrucción del nuevo país guiada por el nuevo
gobierno. Sin malgastar energías de la población en tomar venganza de agravios
y sufrimientos pasados. Los delitos graves que no prescriben serán procesados
por la justicia nacional e internacional.
Atravesé muchas veces el
Muro de Berlín hacia el terrible régimen dictatorial de eficaz y sofocante
control policial. La población parecía resignada y su silencio no manifestaba
su profundo descontento; parecía que nunca tendría fin De pronto ese Muro y ese
Régimen cayeron, no tumbados por los cohetes y bombardeos americanos, sino
derrumbados por la profunda rebelión de los espíritus que no se resignan a la
cárcel. Empezó en Leipzig con la oración de cada lunes por la paz con el pastor
acompañado de unas decenas de ciudadanos en la iglesia de San Nicolás. Las
oraciones se fueron contagiando incluso a los ateos y expandiéndose, hasta que
un día centenares de miles de berlineses corrieron al Muro y los represores
armados no dispararon, sino que se sumaron a la celebración de la libertad.
El nuevo gobierno
rechazó la tentación de dedicarse a apresar y dar su merecido a los principales
responsables del régimen policial opresor por los crímenes cometidos durante 40
años, e inteligentemente concentró todas sus fuerzas en la difícil tarea de
reconstruir una Alemania reunificada. Hasta aceptaron respetar el gran
monumento a Stalin y al soldado ruso como liberadores de Berlín (porque al pie
estaban enterrados muchos soviéticos). No hubo paredones de fusilamiento, sino
invitación a todos a nacer de nuevo y concentrar todas las fuerzas y
capacidades en la construcción de la nueva realidad. Tarea compleja y difícil,
como será la nuestra. No concentraron su rabia y agravios como ocurrió años
después en Libia e Irak en la ejecución de sus dictadores y persecución de sus
secuaces. Esto les permitió a los alemanes no dividir sus fuerzas sino sumarlas
y lograr la reunificación y convivencia, aunque todavía hoy haya desniveles y
resquemores.
En Venezuela tenemos la
tarea formidable de poner en marcha inmediata la recuperación económico-social
y al mismo tiempo cambiar el CNE, el TSJ, la FA y las instituciones públicas
para ponerlas de acuerdo a la Constitución, y eliminar la ANC. Para ello hemos
de partir de la unidad en torno al único núcleo legítimamente elegido que son
la AN y su Presidente Juan Guaidó a quien corresponde constitucionalmente
(artículo 233) encargarse de la Presidencia para llevar rápidamente al país a la
elección limpia de un Presidente legítimo.
Cada vez me cuesta más
entender y me parece más suicida la actitud de aquellos opositores que parecen
concentrar sus recursos en disparar contra la oposición y hacer lo posible para
que el primer gobierno postchavista fracase, lo que obviamente sería una
tragedia nacional mucho peor que lo que tenemos y refuerzo para un futuro sin
esperanza.
Caracas, miércoles 30 de
octubre de 2019.
Digalo Ahi Digital
05 de Noviembre del 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario