Fotografía
Yuri Cortez
Germán
García, presidente del Banco Venezolano de Crédito; Juan Carlos Dao, presidente
del Banco del Caribe y Luis Xavier Grisanti, presidente de la junta directiva
del Banco Exterior, analizaron el entorno actual en el que se desenvuelve el
sistema financiero y las perspectivas del sector en el foro organizado por la
Universidad Metropolitana: presente y futuro de la banca en Venezuela.
Juan Carlos
Dao recurrió a las cifras para ilustrar el impacto que ha sufrido la banca tras
seis años de contracción ininterrumpida de la economía y una hiperinflación que
comenzó en noviembre de 2018 y aun no cesa: “Al cierre de septiembre de este
año el tamaño de la cartera de créditos de toda la banca se ubica en torno a
220 millones de dólares y en conjunto los recursos gestionados no superan 1.200
millones de dólares, magnitudes que pueden ser las de un banco mediano en otros
mercados”.
Agregó que
para enfrentar la crisis la banca procuró incrementar los activos productivos
y, desde agosto de 2018, cuando las autoridades comenzaron a implementar una
política para restringir el crédito, “no quedó otro camino que reducir gastos,
diferir inversiones estratégicas, canalizar operaciones que se hacían en la red
de oficinas hacia la banca online para disminuir costos. En nuestro banco ha
habido un fuerte compromiso de los accionistas en reinvertir todas las
utilidades en el patrimonio”.
Germán García
explica que “el presente de la banca es un presente difícil en el que estamos
tratando de mantenernos vigentes en un proceso donde se intenta implantar un
sistema económico sin ningún tipo de libertad; creo que sin duda seremos
capaces de hacerlo, pero no es una situación fácil para la clientela que sufre
por el impacto que está teniendo el sistema financiero”.
Luis Xavier
Grisanti destacó que “la hiperinflación y la recesión afectan particularmente
al sistema financiero porque su producto, el dinero y el crédito, se deprecian.
Para enfrenar esto hemos reducido costos y gastos, hemos capitalizado el
patrimonio cinco veces en los últimos dos años y hemos minimizado y
racionalizado los desembolsos en divisas”.
El recorte
del crédito
En los
últimos tres semestres el Banco Central ha incrementado en seis oportunidades
el encaje, es decir, la proporción de los depósitos que los bancos no pueden
prestar y deben congelar a manera de reserva: de acuerdo con la última
resolución, los bancos tienen que inmovilizar en el Banco Central el 100% del
incremento en los nuevos depósitos y 57% de todas las captaciones.
Juan Carlos
Dao explica que “las autoridades partieron de la hipótesis de que el crédito
bancario estaba alimentando la especulación en el mercado cambiario y el
resultado ha sido una fuerte contracción de los préstamos: al cierre de
septiembre, la cartera de créditos de la banca privada se ubicó en 3,8 billones
de bolívares y el patrimonio suma 7,7 billones, es decir, todo el apalancamiento
bancario se ha perdido, porque la gran mayoría de los recursos que captamos
están inmovilizados por el encaje; el país está pagando un alto costo por este
proceso de desintermediación”.
Agregó que en
el desajuste cambiario “el gran problema estructural es el financiamiento del
déficit fiscal.
El Banco Central ha impreso moneda en el orden de 500 billones
de bolívares –unos 15 mil millones de dólares a la tasa de 30.000 bolívares por
dólar– para financiar a empresas del Estado, fundamentalmente a Pdvsa y ese ha
sido el gran factor de distorsión”.
“Ciertamente
el crédito bancario puede en algún momento alimentar la especulación, pero en
comparación con lo que ha supuesto este gran desorden fiscal las magnitudes son
muy distintas”, dijo Juan Carlos Dao.
Germán García
señaló que “sin duda el Banco Central está equivocado con la política de
restringir el crédito; este mes la cotización del dólar ha aumentado 50% porque
en el mercado cambiario influye la liquidez monetaria que, a su vez, depende
del dinero que inyecta el gobierno a través del gasto público. Son remedios a
las consecuencias. Hay que cambiar el modelo económico para que lo demás
fluya”.
Luis Xavier
Grisanti destacó que “si la gestión fiscal es deficitaria y los bancos
centrales contribuyen a su financiamiento monetario, es difícil contener la
presión inflacionaria y la depreciación de la moneda”.
La indexación
Para reforzar
las medidas que restringen el crédito, el 21 de octubre de 2019 el Banco
Central ordenó a las entidades financieras indexar el capital e intereses de
los créditos comerciales a la fluctuación del tipo de cambio: básicamente el
monto a pagar por capital e intereses aumenta si el precio del dólar sube en el
mercado oficial y se mantiene igual si el dólar desciende.
Respecto a
este tema, Germán García afirmó que “es muy difícil que una compañía tome un
crédito cuando no sabe cuál es la tasa de interés. Esta indexación puede tener
efectos brutales, la tasa de interés puede ser 6% si el dólar no se mueve o
2.000% si el dólar se mueve, por ejemplo. Desde que se comenzó a aplicar esta
resolución del Banco Central hemos dado un solo crédito”.
Juan Carlos
Dao indicó que “desde la indexación de los créditos la banca prácticamente no
ha desembolsado préstamos en lo que va de noviembre. ¿Y qué ha ocurrido con el
tipo de cambio? Se ha desplazado fuertemente estas primeras semanas del mes
porque la liquidez monetaria ha estado creciendo a un ritmo de 16% intersemanal
y allí es donde está el gran oxígeno y la gasolina para este incendio”.
Tarjetas en
suspenso
El 12 de
noviembre de 2019 la Superintendencia de Bancos envió a las entidades
financieras una resolución donde ordena que todas las tarjetas de crédito deben
tener como mínimo un límite de 20 mil unidades tributarias, que actualmente
equivalen a un millón de bolívares y un máximo de 200 mil unidades tributarias,
equivalentes a diez millones de bolívares.
Si bien
establece un piso elevado para el financiamiento con tarjetas, la
Superintendencia aclara que el crédito al consumo (que aparte de tarjetas
incluye los préstamos para automóviles y en cuotas) no debe superar el 20% del
total de créditos de cada banco.
Germán García
señaló que “con esta última resolución de las tarjetas de crédito hay una
contradicción. Si a cada tarjetahabiente se le entrega una tarjeta con un
límite de un millón de bolívares estamos hablando de que potencialmente los
préstamos con tarjetas podrían ser tres veces el monto de los créditos
bancarios, pero en la misma resolución la Superintendencia nos dice que el
crédito al consumo no puede superar 20% del total de préstamos”.
“Si en
definitiva la medida obliga a esto, la única manera de ejecutarla es
disminuyendo el número de tarjetas. El crédito a través de las tarjetas quedará
para algunos pocos”, agregó Germán García.
Juan Carlos
Dao afirmó que “falta la formalidad legal de que la circular enviada por la
Superintendencia aparezca en una Gaceta Oficial para que tengamos la obligación
de realizar el ajuste en las tarjetas de crédito. Tenemos la esperanza de
conversar con las autoridades sobre esta medida. Albergamos esperanzas de que
cuando las autoridades analicen lo que significa esta medida podamos tener una
instrucción distinta en favor de mantener en vigor un medio de pago que es muy
importante para todos”.
Germán García
añadió que “los bancos tenemos que movernos muy rápido en sistemas de pago
novedosos, ahora somos una economía pequeña y lo más barato y rentable para el
cliente es el medio de pago de persona a persona y persona a comercio. Esto, si
es bien utilizado, va a minimizar las tarjetas de crédito haya o no cambio en
la resolución de la Superintendencia”.
Sanciones y
bancos corresponsales
Estados
Unidos ha impuesto sanciones a la administración de Nicolás Maduro que han
comenzado a impactar las operaciones financieras de la banca venezolana. A este
respecto Germán García indicó que “cuando visitamos a los bancos corresponsales
en el exterior vamos de rodillas, el sobrecumplimiento de los oficiales, tanto
en Estados Unidos como en Europa, es duro. Estamos teniendo muchos problemas,
inclusive los clientes que tienen cuentas en bancos estadounidenses están
teniendo problemas”.
“Hasta ahora
hemos tenido la suerte de ser un banco viejo, con trayectoria y nos han
permitido la movilización de nuestros clientes, pero no de la clientela
comercial sino de la clientela particular”, dijo Germán García.
Juan Carlos
Dao señaló que “el tema de los bancos corresponsales hay que verlo en una
dimensión más amplia. En 2014 vino la debacle de los precios del petróleo y las
importaciones de Venezuela disminuyeron desde 80 mil millones de dólares al año
a alrededor de 8 mil millones de dólares y ha habido un default en el pago de
la deuda externa, entonces los bancos corresponsales, que antes venían
regularmente al país a renovar las líneas de crédito y a rogar que les
canalizaras el flujo de transferencias, han cambiado frente al país”.
“Si se han
incrementado todos los riesgos políticos y hay un mercado que ha perdido todo
sentido económico para los bancos corresponsales, la consecuencia es la
desaparición de cualquier oferta de productos y servicios de la banca
internacional”, añadió Juan Carlos Dao.
“Lamentablemente
hemos visto que las sanciones no solamente tienen un efecto político, sino que
conforme transcurre el tiempo arropan actividades lícitas, impecables; entonces
se complica la posibilidad de mantener capacidades para hacer negocios que antes
hacías como entidad financiera”, dijo Juan Carlos Dao.
Luis Xavier
Grisanti resaltó que “la banca ha tenido que explicar debidamente a los
oficiales de cumplimiento y a los bancos corresponsales la justificación y
solidez de las operaciones internacionales para evitar el sobrecumplimiento, es
decir, la interpretación excesiva y fuera de lugar de la normativa”.
“El
sobrecumplimiento sobre las bases no previstas en la normativa afecta
negativamente el normal funcionamiento de las operaciones internacionales del
sistema de medios de pago del país y ello debe evitarse para no afectar a la
economía, ni a nuestros clientes en sus operaciones lícitas, transparentes y
tradicionales”, agregó Luis Xavier Grisanti.
Las
perspectivas
Ante la
interrogante de si la banca está en condiciones de servir de palanca en un
proceso de recuperación de la economía, Juan Carlos Dao señaló que “asumiendo
que tengamos un entorno legal favorable, partiendo del tamaño actual va a ser
complicado que el sistema tenga la capacidad de apoyar la necesidad de
financiamiento en infraestructura y petróleo que son sectores que van a
demandar cantidades importantísimas de recursos y donde la disponibilidad,
tanto de capacidad patrimonial como de fondeo de la banca, se va a quedar muy
corta”.
Agregó que
“será fundamental el apoyo de organismos multilaterales, como el Banco
Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento y el Fondo
Monetario Internacional por más que esté muy mal tipificado en muchas de las
economías latinoamericanas. Otra variable será la articulación con el mercado
de capitales. La banca podría dedicarse al financiamiento de capital de
trabajo, de corto plazo, atender a los emprendedores y las Pyme, mientras que
el mercado de capitales brindaría el suministro de fondos de mediano y largo
plazo en cantidades importantes para otros sectores de la economía”.
Germán García
indicó que “en un futuro, si comienza la recuperación, la banca será de nichos,
cada banco deberá atender y buscar a una clientela específica y recomenzar a
crecer con ella. No vamos a regresar a una economía similar a la del primer
gobierno de Carlos Andrés Pérez, eso se acabó; seremos una economía pequeña,
nuestros clientes también están disminuidos y podemos volver a crecer con
ellos. En nuestro caso siempre hemos sido especialistas en el mercado de
capitales, por ejemplo”.
Luis Xavier
Grisanti sostuvo que “dentro de un clima de negocios favorable, riesgo país en
grado de inversión, regulaciones prudenciales no invasivas, equilibrios
macroeconómicos, tasas positivas de interés y comisiones adecuadas, la banca
traerá sobre todo nuevos capitales”.
“Habrá
fusiones y nueva inversión extranjera directa. Habrá apoyo de los
multilaterales y se reabrirá el crédito internacional y el acceso a los
mercados globales de capital”, concluyó Luis Xavier Grisanti.
Prodavinci
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