Casi todos participamos en grupos de las redes sociales y
tenemos acceso a los artículos de distinguidos compatriotas, todos ellos con
deseos de salir lo antes posible de esta narcodictadura totalitaria. A través
de estas relaciones con los “amigos invisibles del aire" como diría Arturo
Uslar Pietri, se percibe que nos debatimos entre la emoción y la razón, sin
lograr el equilibrio necesario para acuerdos mínimos.
Es muy probable que estas confrontaciones se deban en
gran parte a que las opiniones viajan rápidamente por las redes sociales, las cuales
nos bombardean con informaciones que a veces son ciertas, pero otras son medias
verdades o inclusive mentiras. Como el cerebro emocional reacciona mucho más
rápido que el cerebro racional, disparamos desde la cintura sin pensarlo dos
veces.
El cerebro emocional es más primitivo que el racional, ya
que se desarrolló tempranamente para permitir la sobrevivencia a los primeros
homínidos. El mismo es imprescindible para que no seamos simples robots. El
racional se desarrolló gradualmente hasta lograr su máxima evolución con
el Homo sapiens, aunque a veces dudamos de su sapiencia.
¿Por qué gente valiosa con cierto nivel de educación se
ha vuelto tan agresiva en contra de otros que generalmente tienen el mismo
objetivo? ¿Acaso la cizaña sembrada por el régimen afectó nuestra parte del
cerebro que actúa como puente necesario entre la emoción y la razón? Quizá la
explicación es que nos encontramos en una fase de sobrevivencia, angustiados
por la situación económica, la escasez, la persecución política y por la lejanía
de muchos de nuestros seres queridos. En estas circunstancias tiende a
manifestarse con mayor preponderancia el cerebro emocional.
Por ello descalificamos a quienes no nos suministran una
solución a corto plazo y nos inclinamos a simpatizar por quien ofrece el cese
inmediato de la usurpación mediante el arrebato del poder, aunque en el fondo
el cerebro racional nos indica que “los rusos también juegan”, como dice el
profesor Adolfo Salgueiro. Ese relegado cerebro racional debería hacernos notar
que el equipo que enfrentamos es malamañoso y sin escrúpulos. Que además cuenta
con la incondicionalidad del árbitro y de los guardalíneas, o sea de la Fuerza
Armada, del Tribunal Supremo de Justicia, aunque sea espurio, de los
paramilitares rojos y del narcotráfico. En estas circunstancias al equipo de la
democracia se le dificulta meter gol, aunque contara con Messi y Ronaldo.
Como no hemos podido ganar el partido, el cerebro
emocional nos induce a buscar un culpable y rápidamente le echamos la culpa al
entrenador, es decir a los partidos políticos. Desde luego que hay argumentos
para ello aunque, a pesar de sus errores, los dirigentes de los partidos siguen
dando la cara. Sin embargo, las descalificaciones no cesan. Aquí el cerebro
emocional nos juega sucio y la emprendemos en contra de los dirigentes que no
caen simpáticos o que a veces se contradicen. También hay que reconocer que no
ha surgido un líder que nos aglutine, sino que tenemos varios dirigentes unos
más valiosos que otros y la identificación con los partidos políticos es baja.
Parte de la culpa es de ellos y parte de campañas de antipolítica.
A pesar de todo, hoy contamos con unos diputados que
sesionan aunque ni cobran, ni disponen de facilidades de transporte, un grupo
de ellos está refugiado en embajadas y otros presos o exiliados. Surgió un
joven ingeniero que le ha tocado asumir una tarea difícil y riesgosa. El
presidente (e) Juan Guaidó encabeza las encuestas y es una esperanza. No
cometamos el suicidio político de descalificarlo. Prometió una ruta y la está
cumpliendo. El fin de la usurpación puede producirse por varias vías. No nos
ceguemos.
Las sanciones están actuando, pero no pueden dar
resultados a la velocidad deseada y no surtirán efecto sin la reactivación de
las protestas de calle. Conjuntamente sí podrían obligar al régimen a renunciar
o a convocar elecciones muy transparentes. Desde luego que el tema electoral
despierta mucho escepticismo por experiencias anteriores, sobre todo si se
realizan con Maduro en Miraflores y es candidato, pero ello es superable con
estricto control internacional, entre otros puntos. Para que esto pueda
materializarse es necesario dejar las descalificaciones que solo producen
desánimo. En este sentido, mis admirados y respetados luchadores como María
Corina y Antonio Ledezma, y distinguidos articulistas como Carlos Blanco pueden
hacer una importante contribución en orientar a los ciudadanos. No parece haber
otra opción en el panorama.
Como (había) en botica:
Antonio Pasquali fue un gran venezolano, venido a esas
tierras con otros italianos que hicieron una importante contribución a nuestro
desarrollo intelectual y material. Nuestro pésame a su distinguida familia.
Felicitaciones a María Corina Machado por merecido premio
a la Libertad otorgado por la Liberal International.
¿Hasta cuándo el general Padrino López va a permitir que
se violen los derechos al general Hernández Da Costa, a otros oficiales y a
gran número de ciudadanos?
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
Digalo Ahi Digital
09 de Octubre del 2019
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