El museo de Louvre comienza una de las transformaciones
más importantes de su historia, comenzando por el desplazamiento de
más de 250.000 piezas potencialmente amenazadas por crecidas e
inundaciones del Sena.
Franck Riester, ministro de Cultura, inauguró el martes
un nuevo Centro de conservación del Louvre (CCL), en Liévin (31.000
habitantes), en el departamento de Pas-de.Calais (norte de Francia, próximo
a la frontera belga), donde se instalarán las obras que pudieran estar
amenazadas, como lo han estado, en otras ocasiones, como consecuencia de crecidas
e inundaciones del río francés.
El nuevo CCL será mucho más que un «depósito» de parte
sustancial de los fondos históricos del primer museo nacional, antigua
residencia de los reyes de Francia. Será la primera piedra de
un proyecto museístico de nuevo cuño, en curso de gestación y puesta
en marcha.
El Louvre lleva mucho tiempo haciendo reformas de la más
diversa naturaleza. El «simple» traslado de la Gioconda a una sala
especial y provisional, mientras se realizan trabajos en su sala particular, se
transformó hace meses en un rompecabezas complejo, con resultados poco
estimulantes: colas «kilométricas», «atascos» en las inmediaciones, un
«espectáculo» no siempre glorioso de la vida museística de cada día.
Al mismo tiempo, los trabajos de cuidado y
renovación de fachadas, dependencias e instalaciones crea problemas de muy
diversa naturaleza, que el verano pasado culminaron con una huelga del
personal.
Problemas de intendencia
La utilización de algunas galerías y patios del
primer museo nacional, con fines comerciales y publicitarios (acontecimientos
relacionados con la moda, por ejemplo), se convierte regularmente en una fuente
de problemas de intendencia: instalación de andamios, idas y venidas de
camiones, etcétera, privando al Louvre de buena parte de su «glamour»
histórico.
La misma financiación de todo tipo de trabajos tiene
ventajas e inconvenientes. Los muros, que fueron residencia real durante varios
siglos, deben «soportar» las gigantescas pancartas de publicidad de
marcas que oscilan entre el lujo nacional, el lujo cosmopolita y las marcas de
sudaderas norteamericanas.
Otras mudanzas históricas
En ese marco, cambiante, día a día, semana a semana,
el traslado al Centro de conservación del Louvre (CCL) de Liévin de
250.000 piezas del patrimonio nacional comenzará el próximo día 28 de este
mismo mes; y deberá prolongarse hasta el mes de enero del 2021.
En su día, las idas y venidas de 216.000 remolques y
camiones especializados en el transporte de obras de arte, aportarán su
propia nota de color. La dirección del Louvre ya trasladó decenas de miles
de obras de arte, en vísperas de la ocupación alemana, durante la Segunda
guerra mundial. Se trataba, en su día, de una «mudanza temporal, provisional».
El traslado de 250.000 piezas a un nuevo centro de
conservación del patrimonio museístico nacional es una operación de muy otra
naturaleza: una de las grandes metamorfosis históricas del Louvre,
que comenzó siendo residencia real, antes de convertirse en gran museo
nacional, hoy integrado en la nueva geografía del «entretenimiento
museístico mundial».
En su día, la mudanza del antiguo ministerio de
Economía y Fianzas, donde todavía trabajó Valery Giscard d’Estaing, en el
edificio del Louvre, entre 1969 y 1974, inició medio siglo de grandes
reformas. La instalación de la legendaria pirámide de vidrio,
concebida por un gran arquitecto, Iech Ming Pei, en el patio Napoleón, a
finales de los años ochenta del siglo pasado, aceleró una metamorfosis
histórica del museo, que ahora se «acelera» con un formidable traslado de
fondos históricos a un «depósito» concebido en forma de Centro de Conservación.
09 de octubre del 2019
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