Me impresiona cada día más el terco empeño del dictador
en borrar la trágica realidad nacional con mentiras, invento de guerras e
invasiones, atentados, drones asesinos, milagros económicos, próximas cosechas
ubérrimas y supuestos entusiasmos revolucionarios de gente acarreada. ¿No hay
sensatez ni capacidad para reconocer la muy dolorosa verdad y abrir puertas
para rehacer el país? Aunque no puedan encabezar la reconstrucción democrática,
al menos permitirla y no dejar la cárcel cerrada botando la llave.
Entre los últimos golpes desesperados han utilizado a la
Sala Constitucional del TSJ para decretar unas ilegítimas elecciones en las
universidades autónomas (Sentencia del 27-8-19 en plenas vacaciones del poder
judicial). Refuerzan el ridículo - no sabemos si por error o por rabia-
incluyendo en la sentencia a la UCAB, con otro modo legítimo y aprobado de
elegir y de nombrar autoridades.
Nadie en su sano juicio puede pensar que de la nueva
ilegal fórmula electoral venga la solución de los gravísimos problemas que vive
la Universidad, arrastrada por el cerco sectario y por la ruina del desastre
nacional. Si la dictadura creyera en la fórmula electoral que quiere
imponer para las autónomas, hace años que la hubieran aplicado en Cuba,
suplantando el dedo castrista que impone rectores; también la hubieran
implantado en las “universidades experimentales” en Venezuela, donde sin
elecciones el Ejecutivo pone rectores a dedo para formar "revolucionarios
“serviles.
Las reacciones no se han hecho esperar con razones jurídicas
contundentes. Mencionaré solo el excepcional comunicado de las ocho Academias
Nacionales unidas que denuncian la anticonstitucional suspensión de tres
artículos de la Ley de universidades, “en franca violación de la autonomía
universitaria y pretensión de establecer “un inconstitucional régimen”. Todo
ello “usurpando las funciones de la legítima Asamblea Nacional”, para imponer
un absurdo e inviable sistema electoral cambiando los integrantes de la
comunidad universitaria reconocidos en la Constitución.
No es la primera vez en nuestra República que los
dictadores quieren asaltar la Universidad arrancando de raíz su autonomía, es
decir el derecho y el deber de desarrollar el libre pensamiento y la
responsabilidad intelectual en una universidad clave para el desarrollo
democrático del país.
Logros de la Universidad democrática (1958-1998) Cuando
moría el dictador Gómez no llegaba a 1.000 el número de estudiantes
universitarios; al amanecer del 23 de enero de 1958 eran menos de 8.000,
incluidas las dos privadas y el Pedagógico. Con la democracia la educación
superior se extendió por todo el país con una gran variedad de instituciones y
en 1998 el número de estudiantes era ampliamente superior al 1.000.000. Esa
universidad en democracia fue una maravillosa oportunidad de ascenso social; se
formaron universitarios en centenares de miles de familias que salían de la
Venezuela rural y analfabeta para responder a la rápida urbanización e
“industrialización sustitutiva” que demandaba millones de profesionales. La
autonomía se respetó incluso en los años sesenta cuando varias universidades
eran el epicentro de la lucha armada; muchos de los que querían imponer el
modelo cubano fueron autoridades y gozaron de generosas becas en el extranjero
pagadas por los gobiernos que ellos querían derrocar. Con tensiones y
problemas… pero la autonomía no pereció.
Cuando el Régimen actual vio que electoralmente no podía
ganar las universidades libres y autónomas, intentó rendirlas por hambre y por
imposición de autoridades. Los presupuestos en términos reales fueron
reduciéndose, en reparto con las improvisadas y numéricamente infladas
universidades bolivarianas y militares, semilleros de “revolucionarios”
clientelares. El asedio a las universidades autónomas fue apretando con un
empobrecimiento presupuestario alarmante. Hasta que hace un año - más por
incapacidad que por intención programada- les estalló la HIPERINFLACIÓN
quitando todo estímulo al trabajo y a la producción nacional y vaciando la
universidad de profesores, investigadores, empleados, estudiantes,
trabajadores… Simplemente no se puede vivir con 2, 10 o 20 dólares al mes y los
jóvenes no ven futuro en el país para sus estudios. A pesar del asedio no
pudieron tomarla, ni rendirla por hambre. Ahora con esta decisión
esperpéntica
y anticonstitucional, anuncian el asalto final, pero lo que queda de
universidad resistirá sabiendo que el futuro de la universidad libre y autónoma
(como deben ser todas) necesita la liberación del régimen usurpador para que el
país y la universidad vuelvan a ser viables. Es imprescindible la salida del
dictador y el cambio de régimen.
El régimen sabe que esta sentencia no va a ser acatada
por las universidades y en ella anuncian la verdadera intención: en ese caso el
Poder Ejecutivo “designará a las autoridades que les parezca, sin participación
alguna de la comunidad universitaria”. Total fraude para tomar por asalto las
universidades autónomas, luego de haberlas vaciado con un presupuesto que no
llega al 10 % de las necesidades. Pero no van a poder.
El Universal
07 de Octubre del 2019
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