Los titulares que circulan afirmando que se ha activado
el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) están haciendo que el
público en general, acostumbrado a la lectura de los encabezados de las
noticias, se pliegue a la creencia y la expectativa de que “ya viene el coco”
porque la acción militar colectiva es inminente.
Es cierto que Venezuela se ha reintegrado recientemente
como miembro del referido tratado a través de la acción de la Asamblea
Nacional, pero es de notar que quien ha invocado formalmente su puesta en
marcha ha sido Colombia con toda razón porque ellos estiman que el apoyo de
Maduro y Cía. a la variopinta guerrilla (FARC disidentes, ELN, etc.) es una
amenaza concreta para la paz y estabilidad regional, con lo cual se confirma el
presupuesto para iniciar el mecanismo de defensa colectiva
Preciso es aclarar que lo acaecido hasta ahora es tan
solo el primer paso, consistente en la aprobación de una resolución
convocando al Órgano de Consulta compuesto por los cancilleres de los 18 países
partes, el cual , cuando se reúna (tal vez en 2 semanas), podrá –por voto
afirmativo de al menos dos tercios (13)– establecer algunas o todas las
sanciones que prevé el artículo 8, del cual la intervención militar es la más
grave y última. Las sanciones que se impongan son de obligatorio cumplimiento
para todos menos el uso de la fuerza, específicamente exceptuado por el
artíuclo 20 para quienes no quieran participar.
Existen buenas razones para suponer que cuando se reúnan
los cancilleres es posible que la votación sea similar a la obtenida en la sesión
del pasado miércoles, cuando votaron quienes responden a las instrucciones
recibidas desde sus respectivas capitales.
Quien esto escribe ha visto ya pasar mucha agua debajo
del puente y por tal razón alberga algún escepticismo teniendo en cuenta
pasadas experiencias y actuales comportamientos.
El miércoles Costa Rica, Chile y Perú presentaron
enmiendas –no aprobadas– excluyendo la posibilidad del uso de la fuerza,
lo cual era innecesario toda vez que el tratado exceptúa de esa decisión a
quienes no quieran tomarla (art. 20). Llama la atención que justamente Costa
Rica, que ha invocado el tratado dos veces, ande con esa nota; y que Perú y
Chile, que han sido de los más vocales del Grupo de Lima, se decanten por esa
vía.
Llama la atención también que a la hora de la votación
hayan habido cinco abstenciones, incluyendo la de Panamá que parece haber
olvidado que gracias a la utilización de la fuerza –unilateral de Estados
Unidos ciertamente– en diciembre de 1989 fue que consiguieron la salida del
dictador narcotraficante Noriega para dar inicio al ciclo democrático que desde
entonces y hasta hoy aún disfrutan.
La abstención de Uruguay es lamentable,
pero no inesperada porque todos sabemos que su política exterior es rehén de
las fracciones más comunistoides del Frente Amplio que gobierna en ese país
donde ha comenzado ya un nuevo período electoral.
En los días por venir la delegación colombiana y la
nuestra ante la OEA tendrán mucho trabajo que hacer ante sus colegas en
Washington, igual como se espera de los representantes de Guaidó en las
restantes capitales. A algunos les resultará más fácil que a otros.
Y por si fuera poco, no dejemos de recordar que en
ocasiones anteriores, como cuando se sancionó a Cuba expulsándola de la OEA en
enero de 1962, muchos de los autoproclamados campeones de la democracia se
hicieron los locos y no implementaron las sanciones acordadas (México, Canadá,
etc.)
En todo caso, como militantes que somos de la oposición
democrática venezolana, no nos oponemos a que se invoque un mecanismo que pueda
restituir a nuestro país por la senda de la normalización. Solo llamamos la
atención a quienes orientan el “mercadeo” de la política exterior para que sean
mesurados en la generación de expectativas exageradas que luego resulten en
frustraciones y desmovilización.
Es conveniente tener en cuenta episodios como
el de febrero pasado, cuando parecía que el ingreso de la ayuda humanitaria iba
a ser una cruzada continental y al final se diluyó en unos camiones incendiados
y torrentes de declaraciones vacías, o el 30 de abril cuando Guaidó y Leopoldo
López, en decidida muestra de valor personal, aparecieron en el distribuidor
Altamira tan solo para quedarse solos traicionados por tirios y troyanos
que a la hora de la verdad se pintaron de colores.
Digalo Ahi Digital
http://www.digaloahidigital.com/articulo/tiar-%E2%80%93-ojo-con-las-expectativas-exageradas
26 de Septiembre del 2019
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