La agricultura, ese arte de cultivar la tierra, tiene un origen muy
antiguo, ya que se señala el Período Neolítico (del griego neo-nuevo
y litos-piedra) o Edad de la Piedra Nueva o Pulida, como inicio de
esta actividad. El Neolítico es uno de los períodos de la Edad de Piedra que
abarca desde el año 6.000 hasta el año 3.000 a.C., y en ese período ocurre lo
que se ha denominado la Revolución Neolítica, la cual se refiere a la gran
transformación que sufre la forma de vida de la humanidad, que va pasando de
nómada a sedentaria, se pasa de una economía recolectora (recolección de
frutos, caza y pesca) a una economía productora (agricultura vegetal y animal).
Desde el Descubrimiento de América, lo que hoy es Venezuela, se
caracterizó por tener en la agricultura su mayor riqueza. Fue el cacao, que dio
origen a los “Grandes Cacaos” de la época, el principal producto de exportación
hacia el viejo continente. Progresivamente se fueron desarrollando otros rubros
como el café, la ganadería, la caña de azúcar, que sirvieron para apoyar la
economía de este territorio.
A comienzos del siglo XX, Venezuela era un país rural, con una fuerte
tradición agrícola, con una elevada población campesina, que fue cambiando con
la llegada de la Enfermedad o Síndrome Holandés una vez que comienza la
explotación petrolera, y nos convertimos en el primer país exportador de
petróleo del mundo.
Los pueblos se fueron vaciando y las ciudades,
especialmente las aledañas a los centros de producción petrolera, se fueron
llenando de nuevos habitantes en la búsqueda de nuevas y mejores oportunidades
de empleo.
Aún cuando Venezuela pasa a tener una economía rentista basada sobre su
riqueza petrolera, la agricultura se mantuvo, se fue modernizando al ritmo de
los avances científicos y tecnológicos, y los gobiernos, en cierta forma, se
vieron obligados a darle una mano a la producción agrícola por lo que ello
representa en cuanto a ocupación del territorio, fuente de empleos
tradicionales, suministro de alimentos para la población y de otros bienes como
fibras de origen vegetal y materiales para la construcción.
A pesar del petróleo, en Venezuela se hicieron desarrollos agrícolas muy
importantes, se mejoró la producción animal bovina, porcina y avícola. Se
fundaron centros de desarrollo como Turén, se construyeron grandes obras para
riego como el Sistema del Río Guárico y Las Majaguas, y otros sistemas por
derivación para regar fértiles tierras de los llanos venezolanos. Se fundaron
escuelas de agronomía, veterinaria y zootecnia en importantes universidades y a
nivel tecnológico, para el apoyo científico y técnico de la agricultura. Se
realizaron estudios de suelos, que junto a las mediciones climatológicas
vinieron a definir una serie de sistemas suelo-clima, útiles para la
zonificación de los cultivos y poder manejarlos de la mejor manera. Así, se mantuvo
una actividad de avanzada, muchos productores se fueron especializando en
determinados cultivos y han sido el motor en la producción, que alguna vez fue
suficiente, en arroz, azúcar, maíz, varias frutas, varias hortalizas y otros
productos.
Sin embargo, en lo que va del presente siglo, nuestra agricultura ha
tenido un tremendo fracaso a pesar de los grandes ingresos que ha tenido el
país. Hoy la superficie que se siembra es muy baja en relación al pasado
reciente, estimándose que ni siquiera se cubre un 20% del área total, y por lo
tanto, la producción de alimentos es muy escasa. La agricultura venezolana está
en una inimaginable crisis dirigida por el régimen que actualmente gobierna al
país, y se puede señalar que, entre otros, se deben atacar los siguientes
aspectos para tratar de recuperarla:
-Inseguridad personal y jurídica en el campo venezolano
-Los recursos suelo y agua que deben ser manejados de la mejor manera
posible
-La infraestructura de apoyo a la agricultura que está en franco
abandono, especialmente en lo referente a las obras de riego y la vialidad
agrícola
-La maquinaria y equipos agrícolas huérfanos de mantenimiento por falta
de los recursos correspondientes, y sin la posibilidad de reemplazo
-Los insumos básicos para la producción que están ausentes en todo el
territorio nacional
-La crisis en la educación para la producción agrícola, con la
destrucción de laboratorios, campos experimentales, migración de personal
docente capacitado
-La ausencia de un servicio de extensión agrícola y asistencia técnica
-La ausencia de recursos para la investigación agrícola
En estas condiciones, en Venezuela es difícil que se pueda celebrar con
alborozo el Día Mundial de la Agricultura. Sin embargo, nuestros verdaderos
productores siguen en el campo reinventándose cada día para tratar de producir
algo del alimento que requiere la hambrienta población. Para ellos, debemos dar
el mayor reconocimiento y apoyo, para que persistan y puedan ser agentes
importantes de cambio cuando las condiciones políticas y económicas del país
lleguen a permitir un verdadero desarrollo del país, podamos alcanzar una
verdadera seguridad alimentaria.
Septiembre de 2019
Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de
alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.
En Amazon está a la venta el libro del autor: “Fertilidad de suelos y su
manejo en la agricultura venezolana”. Tiene información muy útil para mejorar
la práctica de fertilización de los cultivos, con miras a una mayor
productividad y a un mejor trato a los suelos y al ambiente en general.
Digalo Ahi Digital
24 de Septiembre del 2019
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