Imagen: Arturo Uslar Pietri. Fuente: http://www.abcdelasemana.com/2010/03/07/la-ultima-entrevista-de-arturo-uslar-pietri/
Una fantasía. Tal vez. Lo que sabemos es que el hombre
mediante la ciencia y la tecnología se aproxima a las estrellas. Las naves
espaciales recorren millones y millones de kilómetros por el espacio cósmico
para hacer contacto con una de esas estrellas. Así, pues, este planeta inició
la odisea histórica de explorar otros horizontes en búsqueda de nuevas
fuentes alternas de energía. La humanidad, en las próximas décadas, contemplará
el fin del ciclo de los fósiles convencionales y mirará en el horizonte las
primeras imágenes de un nuevo paradigma energético.
Por tanto, las naciones tienen el firme propósito
de insertarse en un orden civilizatorio más allá del petróleo. Por lo que
el petróleo, esa fuente de energía, tan significativa para el mundo
contemporáneo, tiene sus días contados. Una señal para un país como Venezuela,
un país petrolero cuyo futuro desde esa perspectiva civilizatoria sería
incierto, desconcertante y confuso. En efecto, por más de un siglo ha
alimentado la vida material y cultural de la nación. Hoy, destruida y
devastada.
Ahora bien, qué hacer ante un proceso
civilizatorio que consolida y fortalece una aldea global más allá del estiércol
del diablo. Unas cuantas preguntas que se asoman ante los desafíos
que demanda un nuevo orden civilizatorio. Seguiremos siendo un país petrolero?
¿Acaso realmente lo fuimos? ¿En qué momento dejamos de ser un país agrario para
convertirnos en un país minero? ¿Cuándo dejaremos de ser un país de una praxis
y una mentalidad minera?
Sin embargo, la vieja y la nueva clase política sigue
obsesionada por persuadir a los venezolanos de que el futuro
económico, social y espiritual del país descansaría en la faja
petrolífera del Orinoco. Una pretensión peligrosa, perversa, populista y
demagógica, que continuaría alimentando al estatismo, al
intervencionismo, al populismo y, como consecuencia, enajenando el
individualismo al dios Estado como salvador. Por ello, a la luz de las
gigantescas trasformaciones que se están suscitando en el ámbito energético no
convencional global, Venezuela, un país petrolero, debería repensar
su origen y destino vital, en el siglo XXI, a partir de esa mirada
fascinante y cautivante para visualizar en el mundo del mañana un orden
civilizatorio post-petrolero.
Un poco de historia. Así como transitamos de la leña al
carbón piedra en la era industrial; luego, el petróleo, en la era del motor de
combustión; ahora estaremos transitando hacia un proceso civilizatorio que
dependería de fuentes de energía proveniente de las estrellas. Por
lo que el subsuelo permanecería por los próximos milenios en un estado de
armonía y de sagralidad. Con ello, moriría el estatismo y el intervencionismo y
renacería el individualismo libertario, motor del nuevo proceso
civilizatorio. Sí. Jóvenes. El futuro energético de la humanidad se nutrirá de
energía de origen sideral y de otras fuentes de energía de la tierra no
contaminante. Veamos.
Ayer, hace unas cuantas décadas, otras generaciones,
otras minorías, asumieron la tarea titánica, política e intelectual
de hacer del Estado y de una voluntad política el camino para insertar a
Venezuela en el mundo moderno. Es decir, contribuyeron a impulsar
la transición histórica de una sociedad agraria a una sociedad urbana e industrial.
No obstante, todo lo dejaron en manos del Estado lo que determinó
una relación perversa y distorsionante de dependencia entre la sociedad y
el estatismo, cuyos resultados se pueden apreciar en estas dos primeras décadas
del siglo XXI.
Dicho de otra manera, el resultado de ese proceso de
modernización, promovido por la cultura del subsidio, del estatismo y del
intervencionismo, la enajenación de la capacidad empresarial, creativa e
innovadora del venezolano al Estado.
Lo que se tradujo en la
expansión de una gigantesca estatización de la vida material y cultural
de la nación. Uno de los responsables intelectuales de esa dinámica histórica,
Arturo Uslar Pietri, quién no previó que su postura en defensa del capitalismo
de Estado conduciría, en definitiva, hacia la erradicación de la
capacidad empresarial de los venezolanos. Para bien o para mal, quedó en las
élites y en las multitudes del país el imaginario estatista que recuperaría el
paraíso perdido mediante la metáfora sembrar el petróleo. Vuelta a la tierra
sagrada. Entre la sombra y la luz Arturo Uslar Pietri, el escritor,
el novelista, el cuentista, el periodista y el político, examinó el origen y el
destino vital de la Venezuela contemporánea desde la perspectiva del oro
negro. En su espíritu definió, delimitó y elaboró un concepto sobre
el petróleo, una riqueza ajena al esfuerzo productivo.
En otras palabras
¿Qué es el petróleo? ¿Qué se puede hacer con esa riqueza efímera? ¿Qué tipo de
sociedad económica y social habría que forjar? ¿Cuáles serían las notas
esenciales que caracterizarían una sociedad económica bajo la impronta
del petróleo? ¿Cuál sería el rol del Estado en ese nuevo orden social?
Preguntas que picotearon a un hombre sumergido en un mundo en el cual la
sociedad agraria se desvanecía ante el incesante fuego que brotaba del
subsuelo. Solo un camino le era posible develar.
Y de poner de manifiesto la esencia de una riqueza,
producto del orden natural, en manos del Estado, y cuál sería su proyección en
el destino económico, social y cultural de la nación: pensar, pensar, teorizar
e interpretar.
En su soledad radical, ensimismado, retirado del
bullicio, de la doxa, del ruido, el hombre y su mundo, su vida y su
circunstancia, teorizó el fenómeno petrolero que marcó y sigue marcando
el espíritu intelectual de los venezolanos. En esas reflexiones surgió la
ciencia económica, la economía política del petróleo, la política económica del
petróleo y una filosofía de la historia al estilo del mundo griego: la historia
como ciclo. En ese sentido, definió el petróleo como un capital natural,
como cualquier activo que se desgasta y que habría que reemplazarlo por
otra riqueza. De allí, derivó una segunda pregunta ¿Qué hacer con el petróleo?
Había que sembrarlo. Y, en tercer lugar, ¿Qué tipo sociedad económica habría
que forjar y cuáles serían esas características? Una vuelta a la tierra,
retorno al fisiocratismo, al capitalismo agrario.
Como se puede apreciar en esas meditaciones en torno al
evento petrolero, la ciencia económica, la ética y la teoría del ciclo
fueron las tres grandes vertientes intelectuales que orientaron a las
elites y a las multitudes para el desarrollo material y cultural del país, por
unas cuantas décadas. Ninguna de esas meditaciones sobre al oro negro que
se suscitó a lo largo de un siglo en la Venezuela moderna, escapó a estas
interpretaciones que propició Arturo Uslar Pietri, desde 1936. Meditaciones
históricas que mantuvo por unos cuántos años y, que a partir
de 1980 dio un viraje radical sobre sus tesis entorno al hecho
petrolero y su influencia en la vida nacional.
En efecto, el autor de “Lanzas coloradas”, comprendió que
el problema era el Estado como el factor fundamental de destrucción
de la riqueza nacional. Por lo que había que sustituir el capitalismo de
Estado por una economía productiva y competitiva. Por vez primera asomó la idea
del libre mercado como solución a los problemas económicos del país. De igual
modo, la tesis sembrar el petróleo ya no tendrá sentido
continuar con una frase histórica que contribuyó a que los gobiernos
autoritarios, democráticos y colectivistas, respectivamente, fortalecieran y
consolidarán el estatismo en la vida nacional. De igual modo, en el mundo
se descubrían nuevas fuentes alternas de energía que significaría
el principio del fin de la era del petróleo. Percibió una nueva fuente de
energía que cambiaría radicalmente, según él, para siempre las fuentes
convencionales de los fósiles: el hidrógeno. Por lo que en la nueva era
histórica el petróleo dejaría de tener importancia como fuente de energía, así
como también su definición del petróleo, la de sembrarlo y la de retornar
a la tierra, serían cosas del pasado.
Por lo tanto, Arturo Uslar Pietri, dos visiones distintas
y dos épocas sobre el petróleo y su impacto en la Venezuela
moderna. El hombre y su circunstancia, Arturo Uslar Pietri vivió intensamente
el tránsito intelectual de un pensamiento estatista bajo la impronta del
petróleo a un pensamiento liberal, en el marco de paradigma energético,
basado en fuentes alternas no convencionales. Una de ellas: el hidrógeno. Lo
que revela la grandeza histórica de este insigne hombre de las
letras venezolanas, con aciertos y limitaciones, contradicciones y
paradojas, tuvo la dignidad y el coraje intelectual de adecuar sus
reflexiones sobre los temas petroleros al ritmo de los tiempos
históricos. Ayer, su pasión por el estatismo, por el petróleo y el capitalismo
agrario e industrial; hoy, su mirada hacia el liberalismo, hacia la
sociedad del saber y hacia un nuevo paradigma energético.
Digalo Ahi Digital
http://ideasenlibertad.net/arturo-uslar-pietri-1906-2001-venezuela-petroleo-y-futuro-energetico-de-la-humanidad-del-subsuelo-a-las-estrellas/
24 de Septiembre del 2019
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