miércoles, 15 de enero de 2020

¿SEGUIREMOS ESPERANDO UN CAMBIO DESDE LA MISMA RACIONALIDAD?- Por Werner Corrales Leal





Termina otro año, el cuadragésimo primero de un camino de deterioro progresivo de las condiciones de vida de los venezolanos y de la degradación de nuestra democracia, ciclo que por más de dos décadas planteábamos  cambiar con más libertades y más racionalidad. Se cierra el vigésimo primer año de la era chavista, que en sus orígenes imaginamos corta, porque comenzaba con síntomas de lo que veíamos como una irracionalidad que no podía sostenerse; y el sexto de una recesión que al principio vimos como reflejo de la risible irracionalidad económica del chavismo, que comenzaba con escasez de papel higiénico y no imaginábamos llevándonos a la miseria de casi todos y al éxodo de la sexta parte de los venezolanos.


¿No será que estamos creyendo en una racionalidad que ya no existe, que ya no es realizable?... ¿No estaremos soñando con unas certezas que antes vivimos o que creemos que otros países viven, asumiendo sin advertirlo la doble falacia de que la historia es cíclica y que nuestras voluntades, si las unimos, nos llevarán indefectiblemente a repetir el pasado brillante que alguna vez tuvimos?

Lo que está sucediendo en toda América Latina, incluida Chile, que nos parecía el epítome de aquella racionalidad ideal, debería darnos pistas de que no necesariamente el futuro y nuestras voluntades nos llevarán hacia situaciones coherentes con esa lógica que sigue estando en nuestra imaginación. Las sociedades europeas están amenazadas por los populismos de izquierda y de derecha, que serían el extremo de la irracionalidad desde la perspectiva que venimos obstinadamente manteniendo.

Desde hace una década o más, en Turquía y varios países del Medio Oriente, en Centro América y África, y en Venezuela, Bolivia y Colombia, se vienen fortaleciendo alianzas de poder en las que participan políticos del establishment local, de los gobiernos y las oposiciones, militares, grupos terroristas y empresarios de las finanzas y de los comercios de drogas, minerales o personas. No se trata de casos aislados de “corrupción” ni de una “lógica irracional” que la racionalidad democrática de mercado, supuestamente imbatible, estaría por derrotar. En esas alianzas viene fortaleciéndose una nueva racionalidad económica y política, que pareciera convenir a poderosos actores geopolíticos que las apoyan a nivel global, como son China y Rusia.

Por todo lo que vengo comentando, estoy cambiando para 2020 las esperanzas que por muchos años he tenido, de un cambio protagonizado por los buenos, que nos lleve a aquella improbable racionalidad, por un cambio fluido, sin estructuras racionales estables, protagonizado por sujetos que no necesariamente soporten una evaluación ética a la usanza tradicional; me estoy preparando anímicamente para un 2020 de hechos probables, no necesariamente deseables.

Así que, amigos, mis deseos por un año 2020 de cambios en una “modernidad líquida” a lo Bauman.

Digalo Ahi Digital


15 de Enero del 2020

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