viernes, 17 de enero de 2020

PROSPECTIVAS POLÍTICAS PARA VENEZUELA EN EL 2020- POR LEONARDO OSORIO BOHÓRQUEZ





Ya van dos décadas desde la llagada de Chávez al poder, el comunismo en Venezuela lejos de estar cerca de desaparecer, parece afianzarse con el paso de tiempo, la sociedad se acostumbra a vivir dentro de un contexto de privaciones donde solo unos pocos tienen acceso a bienes y servicios.


No cabe duda que desde sus inicios se ha subestimado al chavismo y su capacidad de resiliencia para afrontar los problemas políticos. De esa forma, muchos analistas desde hace algunos años, vienen presagiando la caída del gobierno, pero  cada vez parece menos posible conforme transcurre el tiempo.

No se trata de promover la desesperanza, si esta se pierde, entonces ciertamente será imposible lograr un cambio político en Venezuela. Pero si es fundamental que los deseos de ver terminada la tiranía socialista en Venezuela, no enceguezca el análisis y no permita ver las equivocaciones cometidas.

Se ha debatido entre múltiples opciones para salir del gobierno: diálogos, participación en procesos electorales, protestas, paros, presión internacional por medio de sanciones a los funcionarios que han formado parte de la cúpula gobernante. Muchas de esas alternativas o formas de lucha se han realizado de manera aislada una de la otra. Se necesitaba además la aparición de nuevos liderazgos.

En ese sentido, Guaidó parecía ser el líder destinado en este 2019 a lograr finalmente el cambio político. Tuvo a su favor circunstancias y recursos de los que no gozaron ningunos  de los otros líderes de oposición. El reconocimiento de más de 50 países como presidente interino ante la usurpación de las funciones de la presidencia de la República por parte de Maduro, la posibilidad de acceder a activos internacionales antes en manos del chavismo, y haber llegado a tener unos niveles de popularidad sin precedentes en los últimos años.

La mesa parecía servida, sin embargo, el gobierno demostró una vez más estar preparado para superar a sus contrincantes, quienes dieron por sentado nuevamente que en cuestión de pocos meses, el gobierno sería derrotado. Las expectativas no se cumplieron, y con la falta de resultados el nivel de popularidad de Guaidó ha decaído drásticamente.

Parece nuevamente optarse para este 2020 por una salida electoral con la elección de un nuevo CNE. Pero se necesita mucho más que eso para entusiasmar a la población para que vuelva a ejercer el voto, con Maduro en la presidencia no hay confianza en el electorado.

El gobierno de Maduro va a  apostar a la continuación del status quo, solo plantea las elecciones parlamentarias que son insuficientes para lograr impulsar la reinstitucionalización del país y un cambio en el modelo económico, porque está claro que el chavismo  nunca permitirá el ejercicio de las funciones de la Asamblea Nacional.

El dialogo es otra alternativa a la que muchos apuestan, a pesar de que el gobierno nunca ha cumplido ninguno de los acuerdos establecidos a lo largo de diferentes mesas de negociación. E incluso nunca ha estado dispuesto a ceder en cuanto a los aspectos más relevantes para lograr una salida política.

Muchos alegan que por no tener armas la oposición, aunque Guaidó llegó a afirmar varias veces que todas las opciones estaban sobre la mesa, la única solución es ir a una mesa de negociación nuevamente. Negociar es parte intrínseca de la política, todo proceso de guerra ha terminado con alguna especie de pacto o acuerdo entre partes enfrentadas.

El problema es tener con qué presionar al contrario para aceptar tus términos. Sentarse a negociar bajo la presunción de “no hay otra salida”, es un muy mal presagio. Es mostrarse débil ante el rival y sin armas efectivas para enfrentarlo. Por demás, es una ingenuidad política sobre todo cuando tu contendiente no es simplemente un gobierno autoritario, sino una mafia enquistada en el poder.

Por lo menos la amenaza del uso de la fuerza militar, aun siendo difícil esa posibilidad, debería ser usada como mecanismo de presión. Hacer que tu rival se sienta intimidado es fundamental para que ceda en los puntos importantes. Pero la oposición parece no tener una estrategia clara para hacer frente al gobierno.

Se debate entre múltiples opciones pero termina en los mismos puntos de siempre. Las sanciones probablemente seguirán su curso en el próximo año, algo positivo considerando que a diferencia de Cuba en su momento, no son solo los Estados Unidos, sino una coalición de países quienes han realizado diferentes sanciones a los personeros del gobierno venezolano.  El TIAR ha sido un instrumento de presión importante.

Sin embargo, el chavismo ha tejido una red internacional de aliados para sostenerse en el poder. Cuenta con el apoyo de China, Rusia Turquía, Cuba, entre otros Estados dispuestos a apoyarlos en sus pretensiones de permanecer en el gobierno.  Los comunismos además se preparan para resistir las políticas de aislamiento, las sanciones por sí mismas no logran un cambio político. La presión interna debe ser fundamental.

Muchos creen que la crisis económica en Venezuela derribará al gobierno tarde o temprano, seguramente en este 2020. Pero los comunismos tampoco caen por esas razones, más bien se fortalecen. Más empobrecimiento implica mayor dependencia hacia el Estado.  Y últimamente el chavismo ha optado por una nueva estrategia,  ha habido una flexibilización de los controles para dar un respiro a la economía.

Especialmente la flexibilización del control de precios y de cambio, ha ayudado al auge de ciertos negocios. El anclaje bancario, y una política de mayor restricción monetaria han desacelerado un poco la hiperinflación. No hay un recuperación económica de fondo, la contracción del PIB se mantendrá el próximo año, pero si hay señales de una ligera sensación de mejoría, por lo menos para una parte de la población con acceso a divisas.

Los comunismos históricamente, aplican reformas parciales para oxigenar la economía y aliviar la tensión política. Son expertos en el manejo de las situaciones. No habrá recuperación económica el próximo año si no hay un cambio político, pero al parecer si existirá un poco menos de malestar que en el 2019.

Esto indudablemente favorecerá al gobierno. Dentro de esos escenarios, el cambio político se ve muy dudoso, sin una clara estrategia, sin saber si se va a ir a elecciones parlamentarias o presidenciales, o  si existirán nuevos diálogos. Cada año que culmina es un éxito para el chavismo, porque logra fortalecerse en el poder.

El 2020 será nuevamente otro año perdido de no haber un cambio de estrategia, y puede que sea el de la definitiva consolidación del chavismo, con una diáspora creciendo cada día, e internamente con una población adaptándose a sobrevivir dentro del sistema. La oposición sigue sin ofrecer caminos claros, el mantra del cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres parece que ya ha dejado de ser el objetivo.

Solo al tener clara la comprensión de las estrategias de dominación que aplica el  gobierno, y siendo conscientes de sus fortalezas y capacidad de resistencia, se podrá diseñar mejores rutas para entender que a un totalitarismo socialista no se le enfrenta desde posiciones ingenuas y timoratas. La esperanza  de cambio está latente para el 2020, pero debe venir acompañada de mejores tácticas de lucha.


Ideas en Libertad

http://ideasenlibertad.net/prospectivas-politicas-para-venezuela-en-el-202/

17 de Enero del 2020 

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