El presidente de El
Salvador, Nayib Bukele, tras irrumpir en la Asamblea Legislativa arropado por
militares. RODRIGO SURA (EFE) / VÍDEO: EFE/REUTERS
El mandatario irrumpe
arropado de policías y militares en la Asamblea tras la negativa de los
diputados a aprobar un préstamo clave. La oposición denuncia un
"autogolpe"
A menos de un año de haber tomado posesión como presidente de El Salvador,
Nayib Bukele encara su primera gran crisis política. El mandatario se ha
enfrentado al Parlamento del pequeño país centroamericano después que los
diputados se negaran a aprobar un préstamo por 109 millones de dólares clave
para financiar la estrategia de seguridad en una de las naciones más violentas
del mundo. La tensión aumentó este domingo, cuando Bukele desafió a los
legisladores al irrumpir, arropado por oficiales de la policía y militares, en
la Asamblea Legislativa, se sentó en la silla del presidente parlamentario y
ordenó el inicio de la sesión, amparado, dijo, por un derecho divino.
Tras
hacer una oración dejó la cámara para saludar a centenares de sus seguidores.
El mandatario llamó a una insurrección popular, mientras la oposición exigió la
intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) para frenar lo que
han considerado un “autogolpe de Estado”. La noche del domingo la Presidencia
salvadoreña emitió un comunicado con declaraciones del presidente, que llamaba
a la calma ante "la demanda de insurrección".
La crisis comenzó el viernes, cuando el mandatario exigió a la Asamblea
Nacional a que sesionara este domingo para aprobar el desembolso de los fondos,
un financiamiento del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE),
que serán utilizados para equipar a la Policía y el Ejército dentro del plan de
Bukele para enfrentar la violencia. Entre los equipos a adquirir hay helicópteros
y un buque valorado en 26 millones de dólares. “Si los diputados no asisten,
vamos a utilizar nuestros poderes constitucionales para hacer cumplir la
Constitución”, escribió el presidente en su cuenta de Twitter, la red social
desde la que anuncia sus decisiones y se enfrenta a sus detractores de forma
desenfadada y a veces abiertamente petulante.
A la sesión solo
asistieron 28 de los 84 diputados. Bukele se amparó el artículo 167 de la
Constitución, pero los diputados dijeron que no había motivos para invocar ese
precepto constitucional, que prevé la convocatoria a sesiones extraordinarias
del Legislativo en caso de emergencias nacionales. "Queda constancia que
esta presidencia ha hecho los esfuerzos necesarios para resolver la crisis que
se ha generado y para esos efectos se convocó a esta sesión plenaria, la que no
fue posible realizar por no existir el quórum requerido", declaró el
presidente del Congreso, Mario Ponce, citado por France Presse.
Fue entonces cuando el
mandatario llamó a una insurrección popular, apelando al derecho
constitucional, y exigió la lealtad al Ejército, que lo apoya. René Merino,
ministro de Defensa, emplazó el sábado a los militares a “obedecer al
presidente de la República y comandante general de la Fuerza Armada en todas
las ocasiones y riesgos, aún a costa de nuestras vidas”.
Bukele ordenó a sus
simpatizantes a desplazarse hasta la sede del Legislativo y el despliegue de
militares y policías, en un intento de presionar a los diputados para que
aprueben los fondos. El mandatario gobierna con una Asamblea controlada por la
derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y el izquierdista (Frente
Farabundo Martí de Liberación Nacional), nacido de la vieja guerrilla
salvadoreña y al que perteneció Bukele.
un inmenso apoyo popular
que ha usado para impulsar sus reformas. Desde entonces ha desarrollado una
línea de gobierno populista y con tintes autoritarios, gobernando a golpes de
tuits y enfrentándose a los poderes del Estado y a la prensa independiente
salvadoreña. “Nuestro país es como un niño enfermo. Nos toca ahora a todos
tomar la medicina amarga, nos toca ahora a todos sufrir un poco, tener un poco
de dolor, asumir nuestra responsabilidad y sí habrá momentos duros, pero
tomaremos decisiones con valentía y espero que me acompañen a defender esas
decisiones”, dijo en su toma de posesión.
La decisión de Bukele de
invocar el “derecho a la insurrección” fue criticado el domingo por
organizaciones de derechos humanos locales y organismos internacionales.
La
Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos llamó el
domingo a las partes a dialogar y pidió respeto a las instituciones
democráticas y el respeto a las leyes, incluyendo la independencia de los
poderes del Estado, informa Reuters. En la misma línea se pronunció la Delegación
de la Unión Europea en San Salvador, que a través de un comunicado pidió que la
crisis se resuelva “de forma satisfactoria y pacífica”.
La tensión se mantenía
en la capital, con decenas de simpatizantes reunidos en los rededores de la
Asamblea. “
Estamos aquí por la inseguridad que tenemos en nuestro país y porque
los diputados no la quieren reconocer. Ellos no quieren hacer el trabajo por el
que el pueblo los eligió”, dijo Adelma Campos, de 43 años, citada por Reuters.
Mientras, los diputados opositores hicieron un llamado a la OEA para que
intervenga en la crisis y active los mecanismos establecidos en la Carta
Democrática Interamericana frente a lo que han denominado como un “autogolpe”.
El Pais
https://elpais.com/internacional/2020/02/10/america/1581294344_999638.html
18 de Febrero del 2020
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