En pleno escándalo por el encuentro de Ábalos con la número dos chavista, Zapatero ha corrido a verse en Caracas con ella y Maduro.
Lo que están haciendo el Gobierno y el PSOE en relación
con Venezuela es una indignidad y pura mofa al conjunto de los
españoles. Porque el hecho de que, en pleno escándalo por el encuentro de
Ábalos con la número dos del régimen chavista -asunto del que todavía
queda casi todo por esclarecer-, Zapatero haya corrido a reunirse en
Caracas con la misma Delcy Rodríguez y con Maduro, confirma que
Moncloa mantiene algún juego peligroso con la dictadura bolivariana que mancha
la imagen exterior de España. En política no existen las casualidades
inocentes. Y tampoco cabe pensar que en un asunto tan sensible para nuestra
diplomacia el ex presidente actúe por libre, aunque ayer Exteriores se desmarcara
de él. Si está ejerciendo de nexo entre Sánchez y Maduro, sería de
una gravedad extraordinaria que exige explicaciones inmediatas.
Hubo un tiempo en el que el ex presidente socialista
realizó una labor de mediación real entre la tiranía chavista y la
oposición para buscar una solución dialogada al conflicto político en
Venezuela. Pero hace ya años que no cumple ese papel. Primero, porque Maduro no
solo no tuvo voluntad de negociación, sino que se deslizó por la senda
totalitaria y acabó con los últimos resortes democráticos que quedaban en el
país, como demostró cuando dio un autogolpe para despojar de sus funciones
a la Asamblea Nacional, con una mayoría opositora que venció en las urnas. Y,
segundo, porque el escoramiento de Zapatero hacia las tesis chavistas le
inhabilitaron como interlocutor válido para la oposición.
Por ello, no se sabe
qué finalidad tienen sus reiterados viajes a Caracas, en calidad de qué acude y
con qué respaldos. En todo caso, sus acciones condicionan la capacidad de maniobra
del Gobierno de España y marcan su política exterior con Latinoamérica.
No se olvide tampoco que desde Moncloa se sigue sin
exigir a Zapatero qué explique la trama del que fuera su embajador en
Venezuela, Raúl Morodo. Como ha desvelado EL MUNDO, el chavismo le dio 35
millones de euros con algún objetivo que sigue sin esclarecerse, que desde
luego ni empieza ni acaba en su solo enriquecimiento personal por su cara
bonita.
Es muy preocupante el giro en la política hacia
Venezuela, comprometiendo seriamente los intereses de España, sin ninguna
justificación a la opinión pública ni al Parlamento. Se ha pasado de que
nuestro país estuviera alineado con sus socios de la UE y EEUU en el
reconocimiento a Juan Guaidó como presidente encargado del país
caribeño a hacerle un desplante en su reciente visita a Madrid a la vez que se
agasaja a los prebostes bolivarianos. En la Casa Blanca, como ayer subrayó un
portavoz, hay gran malestar por el episodio de Delcy Rodríguez, que
evidencia que el Gobierno español no está cumpliendo las sanciones impuestas
a Venezuela. Ábalos pudo incurrir en prevaricación; su negativa a asumir
responsabilidades políticas empuja a que el asunto se judicialice.
El Mundo
21 de Febrero del 2020
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