Autoridades estadounidenses han
puesto en marcha una serie de investigaciones de amplio alcance sobre la
posibilidad de que funcionarios usaron a la estatal para saquear miles de
millones de dólares
Los directores de una de las empresas
constructoras más importantes de España estaban encantados de haber conseguido
una cita con Rafael Ramírez, presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa),
para hablar de sus planes para presentarse a la licitación de un proyecto de
energía eléctrica de US$ 1.500 millones de la petrolera estatal venezolana.
Pero cuando llegaron a la suite
presidencial del JW Marriott Hotel en Caracas, quien los recibió no fue Ramírez
sino su primo, Diego Salazar, dijeron dos personas que participaron
en esa reunión de 2006. Salazar, dicen estas fuentes, fue directo al grano: si
querían entrar en carrera, los españoles tenían que pagar por lo menos US$150 millones
en sobornos. “Si no, deben regresar al aeropuerto”, les dijo Salazar, según una
persona.
Los ejecutivos no aceptaron, pero
muchos otros proveedores estaban dispuestos a seguir el juego en varios
proyectos de PDVSA, dicen personas que trabajaron con la empresa antes de la
salida de Ramírez, el año pasado.
Ahora, las autoridades estadounidenses
han puesto en marcha una serie de investigaciones de amplio alcance sobre la
posibilidad de que líderes venezolanos hayan usado Pdvsa para saquear miles de
millones de dólares del país a través de sobornos y otros ardides, dicen
fuentes al tanto. Las investigaciones, realizadas por agencias federales en
varias jurisdicciones de Estados Unidos, también tratan de determinar si Pdvsa
y sus cuentas bancarias en el extranjero fueron utilizadas para otros fines
ilegales, incluidos el manejo de divisas en el mercado negro y el lavado de
dinero del narcotráfico, dicen estas personas.
Ramírez, de 52 años y actual embajador
de Venezuela ante las Naciones Unidas, no respondió a llamadas telefónicas y a
cuatro cartas detalladas que se le enviaron en busca de comentarios. Pdvsa, el
Ministerio de Comunicación, la oficina del fiscal general de Venezuela y la
oficina del presidente Nicolás Maduro tampoco contestaron repetidos
e-mails y llamadas.
Salazar, quien reparte su tiempo entre
Nueva York, Miami, Caracas, París y Madrid, no respondió a numerosos correos
electrónicos, llamadas telefónicas y mensajes de texto solicitando comentarios.
Los funcionarios venezolanos han
rechazado sistemáticamente las denuncias de corrupción oficial como intentos de
desestabilizar y derrocar al gobierno por parte de figuras de la oposición
aliadas con EE UU y otros “enemigos extranjeros”.
Las autoridades estadounidenses no han
hecho ninguna acusación pública sobre Pdvsa y es posible que no se formalice
ningún cargo. A principios de este mes, fiscales federales en Nueva York,
Washington, Missouri y Texas y agentes del Departamento de Seguridad Nacional,
la Administración de Control de Drogas (DEA), el FBI y otras agencias se
reunieron en persona o por teleconferencia en Washington para coordinar
acciones y compartir pruebas y testigos para las diversas investigaciones sobre
PDVSA, según tres personas con conocimiento del asunto.
Economía en problemas
Las investigaciones tienen lugar en
momentos en que la economía de Venezuela está en camino de una contracción de
10% este año y una inflación de 160%, según las más recientes estimaciones del
Fondo Monetario Internacional. El país está paralizado por el colapso de su
moneda, una industria moribunda y la incapacidad de pagar importaciones de
medicinas y alimentos.
Ramírez, un hombre de voz suave e hijo
de un guerrillero marxista, se hizo cargo de Pdvsa en 2004. Durante su gestión,
la empresa completó su transformación de una de las compañías petroleras más
eficientes del mundo a brazo de la revolución socialista del fallecido
presidente Hugo Chávez. Los petrodólares se usaron para financiar
viviendas, electrodomésticos y alimentos para los pobres, lo cual le ganó al
gobierno el apoyo de los votantes en las elecciones, pero privó a la industria
petrolera de los fondos necesarios para inversión y mantenimiento. Los aviones
de la compañía fueron utilizados para el transporte de las familias de
ministros y sus aliados, desde el presidente de Bolivia a comandantes de la
guerrilla colombiana.
El momento emblemático de Ramírez fue
un discurso que pronunció en 2006 ante trabajadores petroleros en el que dijo
que PDVSA era “roja, rojita”, por el color del movimiento de Chávez. En su
discurso, Ramírez proclamó que si el entonces presidente perdía una elección
que se avecinaba, él se iría a las montañas de Venezuela, fusil en mano, para
“liquidar a los enemigos de la revolución”.
Algunos de los que lo conocen dicen que
Ramírez también ha acumulado una gran riqueza.
“Tiene su corazoncito en la izquierda,
pero mantiene su billetera asegurada en su extrema derecha”, dice un antiguo
conocido cercano, quien destaca la predilección de Ramírez por los mejores
Château Pétrus, un vino que cuesta miles de dólares por botella. “Tiene gustos
muy exquisitos”.
Ramírez también desconfiaba de los
extraños, dicen personas que trabajaron estrechamente con él, de manera que
colocó a familiares en altos cargos. Su suegra,Hildegard Rondón, una ex
jueza del Tribunal Supremo, era una destacada abogada del Ministerio de
Energía. Su cuñado, Baldo Sansó, fue un asesor que manejó gran parte
de los procesos de licitación internacionales de la compañía petrolera. Y su
esposa, Beatrice Sansó, dirigió la rama cultural de Pdvsa. “(Ramírez)
manejó la empresa como un negocio familiar”, dice una fuente cercana a la
oficina del actual presidente de Pdvsa.
En una breve entrevista, Rondón dijo
que fue nombrada en el cargo debido a su experiencia como abogada. Baldo Sansó
no respondió a e-mails y llamadas, y la esposa de Ramírez no pudo ser
contactada a través de un representante.
Según personas al tanto, Salazar, de 47
años, era una figura clave en el mundo de Ramírez. Al igual que su primo,
también es hijo de un guerrillero marxista. Cuando el padre de Salazar cayó en
prisión, el padre de Ramírez se encargó del joven Diego y de su familia. Cuando
el encarcelado fue el padre de Ramírez, el de Salazar se hizo cargo de su
familia.
“Esa relación los hizo como si fueran
hermanos”, dice un ex alto funcionario del gobierno venezolano que conoce tanto
a Salazar como a Ramírez. Los dos hombres crecieron pensando que Venezuela
necesitaba un cambio profundo de su postura pro-EE UU, dice el funcionario.
Ambos vieron su deseo realizado en 1998
con la elección como presidente de Chávez, un ex comandante paracaidista
convertido en político de izquierda. Ramírez, un ingeniero, fue nombrado al
frente del Ministerio de Energía en 2002 y de Pdvsa en 2004. Salazar pronto se
halló metido de lleno en los negocios de Pdvsa, negociando contratos con firmas
de China y otros países. Personas cercanas a Salazar dicen que disfrutaba de
esa vida de jets privados y suntuosas comidas en compañía de participantes de
concursos de belleza. Era conocido por dirigir su propia orquesta privada, con
la que cantaba baladas románticas en conciertos a los que asistían amigos y
empleados, dicen estas personas. “Le gusta restregar el dinero en las caras de
la gente”, dice el ex alto funcionario del gobierno venezolano que conoce a
Salazar y Ramírez.
En las congestionadas calles de
Caracas, donde el tráfico a menudo avanza a paso de tortuga, Salazar conduce un
Ferrari, seguido por una camioneta llena de guardaespaldas. Está tan
obsesionado con los relojes caros, dicen sus amigos, que a veces reparte Rolex
nuevos a los invitados a sus fiestas, después de haber molido primero
ceremonialmente los relojes viejos de aquellos en un mortero que tiene a mano
para este propósito.
En las transcripciones de las
conversaciones grabadas por la policía española, unos conocidos de Salazar se
refieren a él como “el Señor de los Relojes”.
En marzo, la Red Contra los Delitos
Financieros del Departamento del Tesoro de EE UU (FinCEN, por sus siglas en
inglés) abrió una ventana poco común al movimiento de grandes cantidades de
dinero de Pdvsa. La agencia emitió un documento en el que dice que un banco de
Andorra, el pequeño principado que se encuentra entre España y Francia, estaba
siendo presumiblemente utilizado por funcionarios venezolanos corruptos y
mafiosos rusos y chinos como centro de lavado de dinero.
La FinCEN dijo que ejecutivos de esa
institución, Banca Privada d’Andorra (BPA), ayudaron a lavar más de US$4.000
millones de dólares de Venezuela, de los cuales cerca de US$2.000 millones
fueron “desviados” de Pdvsa. Como resultado del hallazgo de la FinCEN, las
autoridades andorranas y españolas tomaron el control de BPA y de su filial
española, Banco Madrid. Ramírez, Salazar y otros venezolanos que hicieron
negocios con Pdvsa también están siendo investigados en España por posible
lavado de dinero, dijeron personas al tanto.
A principios de este mes, los
accionistas controlantes de BPA, Ramon e Higini Cierco, presentaron una demanda
federal en Washington contra la FinCEN, exigiendo que revierta su decisión. Un
portavoz de los hermanos dijo que ni las auditorías realizadas por empresas de
contabilidad de primer nivel ni las revisiones de las autoridades andorranas y
españolas habían planteado preocupaciones significativas. El vocero agregó que
el banco notificó los incidentes de presunto lavado de dinero a las autoridades
antes del informe de la FinCEN. “No había ninguna base jurídica o probatoria
para justificar el cierre del banco”, señaló.
En mayo, las autoridades judiciales de
Andorra enviaron una extensa documentación al Departamento de Justicia de EE UU
y a autoridades judiciales de Venezuela solicitando su ayuda en la
investigación. Las autoridades andorranas no quisieron comentar al respecto.
Un documento al que tuvo acceso The Wall
Street Journal esboza una serie de transacciones sospechosas y pide a las
autoridades estadounidenses información sobre dos docenas de personas y
empresas, entre ellas importantes banqueros venezolanos, antiguos funcionarios
de PDVSA, y las empresas conjuntas que la compañía tuvo con petroleras
extranjeras.
Documentos a los que tuvo acceso The
Wall Street Journal muestran que Salazar recibió cientos de millones de dólares
en sus cuentas en Andorra de parte de compañías, muchas de ellas empresas
fantasmas domiciliadas en Panamá, Belice y las Islas Vírgenes Británicas.
“Este dinero presumiblemente tiene un
origen delictivo en casos de corrupción política”, dice uno de los informes de
Andorra. Ambos documentos enumeran también pagos de millones de dólares —muchos
de ellos supuestamente hechos por Salazar— a ejecutivos de Pdvsa y otros
funcionarios venezolanos.
En una oportunidad, Salazar
presuntamente pagó a la policía venezolana un soborno de US$80.000 para que
ignoraran transacciones sospechosas, según muestran transcripciones de escuchas
telefónicas policiales españolas vistas por The Wall Street Journal.
“Esto es un cogeculo (venezolanismo por
‘despelote’)”, dijo riéndose un asociado de Salazar, recordando ese episodio
mientras hablaba con un banquero andorrano, según la transcripción.
Los documentos andorranos también citan
transacciones que involucran a compañías chinas. En un período de 10 meses
hasta septiembre de 2012, cinco petroleras y constructoras chinas depositaron
US$154 millones en cuentas que pertenecen a una empresa fantasma panameña
propiedad de Salazar, dicen los investigadores.
Según los documentos, los depósitos
provenían de comisiones de hasta 15% en los contratos que esas empresas chinas
firmaron con la compañía de Salazar. Según los documentos, esos pagos fueron
hechos por “contratos de asesoramiento” y no incluyen descripción de los
servicios proporcionados por la compañía de Salazar. Las empresas chinas no
respondieron a las solicitudes de comentarios.
22 DE OCTUBRE 2015 - 07:01 AM
Rafael Ramírez | Foto Archivo El Nacional
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