Cinco años después
de ganar nueve Goyas con Pa negre, Agustí Villaronga (Mallorca, 1953) regresa a
las pantallas de cine con El rey de la Habana, película de larga gestación
basada en una novela de Pedro Juan Gutiérrez que cuenta las desventuras de un
adolescente enfrentado a la miseria de la capital de Cuba durante el “período
especial” de la isla.
Protegido por un
travesti y enamorado de una prostituta, El rey de la Habana es la historia de
un amour fou en un contexto imposible, un filme desgarrado y al mismo tiempo
vitalista en el que el sexo, la pobreza extrema y la pasión conviven en una
ciudad a punto de explotar. “Yo no soy cubano pero tampoco he estado sólo un
fin de semana en Cuba”, nos explica Agustí Villaronga en su casa de Barcelona.
“Se puede explicar una realidad como ésa a la
manera de Walter Salles, más estilizada, y quizá te encuentras más gente
dispuesta a escuchar. Pero yo he querido que la película refleje lo que he
visto: los personajes follan, cagan y mean y les huelen los pies porque es así.
Hay gente que ha estado en Cuba pero no sale del hotel de lujo y nunca lo ve.
Pero eso está ahí.
Lo importante en la película es cómo la miseria material acaba afectando a las
personas y a sus principios. Hay personas que quizá ante estas dificultades se
trasciendan y se vuelven mejores. Pero hablamos de otras que no. Lo estamos
viendo ahora mismo con la crisis de los refugiados, hay mafias que se están
aprovechando de la situación”. La entrevista se produce al día siguiente de las
elecciones catalanas, que el cineasta no ve tanto como un síntoma de una
próxima escisión como de un cambio necesario en toda España. Hombre sensible,
anda dolido con algunas críticas que ha recibido en el Festival de San
Sebastián, donde cree que algunos críticos han mal interpretado sus
intenciones.
Pregunta.– ¿Qué le interesó de la novela?
Respuesta.– Me interesó cómo afronta
una realidad con una manera de vivir que yo nunca la aplicaría ni tiene nada
que ver con Europa y el mundo civilizado. Lo que quiero contar es una realidad
sórdida descrita por una persona alegre, como es Pedro Juan. Respeto a quien no
quiere mirar el mundo así, de frente, pero esta película no mira para otro
lado.
P.–Hay una gran empatía con los personajes, ¿la sentía?
R.–En Cuba les encanta la
película.Hay quien me ha dicho que me he regodeado en la mierda pero yo no me
he inventado nada.He querido romper y arriesgarme porque creía en el proyecto.
He querido dar voz a quienes no la tienen, porque no saben ni leer ni escribir.
Los he conocido, he convivido con ellos y eso me ha cambiado la vida. No saben
formular qué quieren o no quieren, no son capaces de reflexionar sobre sus
sentimientos, la vida se manifiesta en sus acciones. Y así es como yo los
reflejo.
Tras su paso por San Sebastián, donde
obtuvo el premio a la Mejor Actriz (Yordanka Ariosa), se estrena El Rey de la
Habana. A partir de la novela de Pedro Juan Gutiérrez, el autor de Pa negre
pone en escena un relato de picaresca, miseria y pasiones truncadas en la
sórdida Cuba del “periodo especial”.
Tras una larga y tensa negociación,
el Gobierno cubano no permitió rodar en La Habana, por lo que tuvo que hacerse
en la República Dominicana. Para Villaronga sí era importante que los actores
fueran cubanos y se encontró con “una generación con mucho talento”. En San
Sebastián, Yordanka Ariosa (Magda) ganó la Concha a Mejor Actriz. El debutante
Maikol David como Rey y Héctor Medina como Yunislady forman el trío pasional
que sostiene la película entre un personaje “muy puro” y la cambiante Magda.
“Ella no lo quiere”, afirma Villaronga. “A las personas no nos gusta estar
solas y Magda juega con él. Además, allílas familias ylas parejas se forman de
maneras muy diferentes”.
P.–Vemos una Habana oscura y peligrosa, alejada del arquetipo del
trópico.
R.–Además de la fotografía de María
Civit es responsabilidad de la dirección artística. Alain Ortiz es cubano y ha
reflejado muy bien todo este mundo que se cae a pedazos. Cuba no es un sitio de
mucho color, no es Jamaica, es muy europeo pero con una gran decadencia. Muchas
casas podrían estar en el Ensanche de Barcelona. Echo de menos el mar pero no
teníamos dinero para reconstruir el Malecón en la República Dominicana.
P.–Hay algo de la picaresca tradicional en el relato.
R.–Sí, desde luego, recuerda un poco
a Rinconete y Cortadillo, el Lazarillo de Tormes o Huckleberry Finn. Hay una
parte que también intenta ser muy ingenua. La animación de Mario Torrecillas de
los créditos expresa un poco ese concepto. Me gustaba ese tono y también
utilizo un humor muy zafio. Alguien me ha criticado porque parece una película
de Ozores, y para mí fue un referente. Hay más Paco Martínez Soria
queBerlanga.Almodóvar tienemucho de esto y eslomejor de su cine. Pero hay un
momento que ese humor y esa alegría ya no da más de sí.
http://www.cineol.net/galeria/fotos/el-rey-de-la-habana_98269.jpg
SEXO Y PROSTITUCIÓN
P.–El sexo cobra un papel protagonista. ¿Cómo lo abordó?
R.–Cuba se ha convertido en el burdel
de Europa. Ves la actitud zafia de muchos turistas que van a aprovecharse de
lamiseria. Pero almismo tiempo allí tienen una actitud muy desprejuiciada con
el sexo. Quizá esto que voy a decir puede no entenderse bien pero en Cuba no
tengolaimpresión de que la prostitución degrade tanto a la gente como sucede en
otros países, quizá porque no hay ese poso católico. La prostitución no está
tan estigmatizada, es una forma de supervivencia.
P.–La película está censurada en Cuba. ¿Quería hacer una crítica a la
dictadura?
R.–En el carácter cubano hay algo
bueno que está relacionado con ese aislamiento. El hecho de no haber recibido
tanta influencia externa también los hace más puros. Lo que quiero es ser
demoledor diciendo que cuando las condiciones materiales son muy duras acaban
socavando los principios morales. No defiendo ni mucho menos a los Castro, la película
no le ha gustado nada al Gobierno cubano, pero también hay que responsabilizar
a las naciones ricas, que prefirieron mirar para otro lado cuando la isla cayó
en la absoluta miseria.
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