martes, 20 de octubre de 2015

“Es indispensable no cerrar las universidades”, dice el profesor Mauricio Navia en documento dirigido a la comunidad universitaria



15 de octubre de 2015
Estimados miembros de la comunidad universitaria

1. Quisiera expresar, respetuosamente, nuestra posición sobre la situación universitaria actual, ratificando lo que se expuso en un comunicado del  11 de septiembre de 2015, que circuló por las redes sociales. En él se manifestó que a pesar de parecerme legítimas, casi la totalidad de las razones expuestas por la dirigencia de varios gremios universitarios, para promover una protesta activa por la situación de las universidades, es indispensable no cerrar las universidades, es decir, se deben mantener activas y abiertas y esto sólo ocurre si se llama a clases  (incluso si esto significa actividades docentes con tiempos reducidos, por ejemplo, una semana de 8 am. a 1 pm. y otra de de 1 pm a 6 pm.).

2. También se señaló que en un momento como este todas las formas de protesta contra los atropellos y las injusticias son más que legítimas, y deben realizarse a través de todas las modalidades posibles, menos las violentas (que no pertenecen a la condición universitaria ni al espíritu democrático).

3. En estas circunstancias trágicas para cada venezolano, debido a la catástrofe económica provocada en el país (por ineficiencia y/o intencionalmente) la cual afecta también el normal funcionamiento de las universidades, concordamos con la tesis de la dirigencia gremial de APULA de que no se debe “jugar a la normalidad”. Nada es normal en el país. Pero tampoco creemos que se debe “jugar al cierre” de la universidad que implica no llamar a clases a corto plazo. Esto es un juego muy peligroso que nos expone a todos.

4. Algunos dirigentes gremiales y profesores, sensibilizados por la situación económica general están estimulando de facto este cierre. Estimamos que no se puede destruir la institución con la esperanza de salir a corto plazo del actual gobierno y aunque es comprensible humanamente la indignación, frustración e impotencia que produce ver cómo se destruyen las instituciones educativas y, con ello la vida académica de todos los trabajadores universitarios honestos. Los salarios se vuelven absurdamente irrisorios, junto a los ahorros, los seguros de salud, las jubilaciones y los pocos beneficios que tenemos desaparecen literalmente (el parqué de carros no sólo de la Universidad y de los universitarios sino de los trabajadores del país están parándose vertiginosamente por los costos de repuestos o por su inexistencia en el país).

5. Sin embargo, debemos pensar en diálogo conjunto las alternativas menos catastróficas. Si cerramos las universidades se pierden los únicos espacios autónomos y perdemos la fuerza intangible de la calidad de los universitarios. Sabemos que las alternativas no son las que quisiéramos pero debemos tomar con realismo la decisión de cerrar o sobrevivir con las alternativas que ofrece la realidad actual. Nuestra posición es que debemos sobrevivir como institución autónoma y sobrevivir lo mejor que podamos con la excelencia, dignidad y seriedad que caracteriza a los universitarios. Para ello se necesita llamar a clases y pelear junto con los estudiantes cada espacio de vida inteligente que podamos mantener.

6. En este momento, parafraseando al Poeta Rafael Cadenas[1], “lo revolucionario es conservar”; conservar las instituciones y la democracia, así como la honestidad de la palabra y la dignidad del universitario, es lo que nos corresponde.

7. Debemos obrar con propuestas reales para sobrevivir funcionando institucionalmente lo mejor que se pueda, en circunstancias críticamente adversas y en medio de “una economía de guerra”, pues no se ve soluciones a corto plazo para la economía del país. El gobierno no va a cambiar su posición ni va a tomar medidas económicas nacionales ni nos va a enviar más presupuesto o dar un nuevo aumento de sueldos. Después de las elecciones nacionales del 6 de diciembre, gane quien gane, sabemos que las cosas no van a mejorar, al contrario se estima que empeorarán. Pero además queremos recordar lo que dijimos en nuestro comunicado anterior: “que no se trata sólo de un problema crítico por la injusta devaluación del poder adquisitivo de todos los universitarios, la cual produce una nueva “diáspora” laboral a otros países sino del acoso intencional sobre el presupuesto universitario que apenas alcanza para sobrevivir académicamente”, pero aún así, para asombro del gobierno, hemos funcionado.

8. Por ello, queremos insistir en que no nos parece productivo, bajo ningún aspecto, la decisión de cerrar la Universidad o suspender las clases. Esto sólo le resta fuerza y presencia a la capacidad de defensa y de protesta por los derechos legítimos de los universitarios.

9. Estamos ante una disyuntiva trágica, pero hay que tomar una decisión: o funcionamos con lo que tenemos o cerramos la universidad. Nuestra posición es que debemos mantener la Universidad abierta para sobrevivir como institución autónoma y para poder organizar la propuesta, aprobada por la Asamblea de APULA, del 14.09.15, de mantenernos en “conflicto activo” y pensando en diálogo con las otras fuerzas universitarias, estudiantes, trabajadores administrativos y obreros, las alternativas reales de funcionamiento.

10. Es importante advertir con realismo quiénes están alargando la decisión de no llamar a clases. En este momento la Inter-gremial de la ULA se compone sólo de dos gremios, APULA Y SIPRULA. SIPRULA, firmó la II Convención Colectivay sólo está en desacuerdo con algunos puntos de la misma, que afectan a sus agremiados, además está en proceso electoral interno. APULA, también está en elecciones internas. Para el 11 de noviembre están previstas sus elecciones. Por otro lado, el actual presidente es candidato a Diputado a la Asamblea Nacional, con altas posibilidades de quedar electo, algo que ciertamente se lo ganó. Por tanto, sus comunicados semanales de “conflicto activo” no incorporan a todos los trabajadores universitarios ni tienen toda la atención e interés que necesita la Universidad para no cerrar.

11. En este momento las autoridades, los Decanos, los representantes del cogobierno universitario y la dirigencia estudiantil, debemos asumir nuestras responsabilidades y hacer una evaluación real de las condiciones de funcionamiento mínimo suficiente de las clases de pregrado para redimensionarlas y adecuarlas lo mejor que se pueda y hasta donde alcancen los recursos.

12. Los profesores y trabajadores universitarios de del país cobraron, en octubre un retroactivo (incompleto pues los recursos llegaron con deficiencias) y se debe proteger al personal Universitario, de posibles acusaciones administrativas, jurídicas y señalamientos éticos, por parte del gobierno, con una cobertura de al menos 35 horas laborales semanales de trabajo demostrable. Recordemos que en el paro indefinido de cinco meses, en los años ochenta, no se dio clases, pero nadie cobró. Debemos evitar que se exponga a toda la universidad a sanciones administrativas, jurídicas y hasta una posible intervención.

13. Caber recordar que los postgrados, la investigación y casi toda la administración de las Dependencias Centrales de la ULA han funcionado regularmente, con un horario especial, los meses de septiembre y octubre. Varias facultades están funcionando, dando clases de pre-grado estas dos últimas semanas. En la Facultad de Humanidades y Educación, la mayor parte de las clases se dieron. La Facultad de Medicina decidió postergar el inicio de clases por asuntos internos (los habituales conflictos que generan las áreas de Fisiología y Neurofisiología). Los comunicados de FAPUV y de algunas autoridades gremiales de otras universidades son los que anuncian paros sin decidir definitivamente nada claro. Las otras universidades del país están funcionando, a medias, pero funcionando.

14. Nuestra posición, que queremos ratificar una vez más, es que no se deben cerrar las universidades con un paro indefinido ni suspender el llamado a clases, con un objetivo incierto y con un fin aún más incierto, pues el gobierno no ha dado muestras estos últimos años de querer escuchar nuestras necesidades. Esta decisión sólo nos aislaría y debilitaría aun más, exponiendo a la Universidad a un grave peligro.

15. Es importante que la dirigencia estudiantil convoque a un referéndum consultivo de los estudiantes y haga propuestas reales y constructivas para cada Escuela. Sin ellos no es posible ni siquiera pelear para que se otorgue un presupuesto adicional para el comedor universitario. Ellos son los dolientes reales que harán las presiones respectivas para que abran el comedor, aunque sea con una dieta equilibrada sin carne o con licitaciones externas, temporales, para cumplir con este beneficio indispensable. Además, como dijimos anteriormente, los estudiantes están siendo igualmente afectados por la reducción drástica del valor de los beneficios estudiantiles, aunada a la nueva situación de pobreza de muchos de los familiares que los sustentan y deben pelear por su derecho al estudio en condiciones difíciles.

16. Reiteramos que reconocemos el esfuerzo realizado por las autoridades y todos los gremios universitarios durante estos meses para luchar por un salario digno y por derechos laborales correctos y por un presupuesto universitario justo, pero la decisión depende siempre de nosotros. Nos despedimos invitándolos a una reflexión crítica, realista y creativa con la universidad abierta y esto significa necesariamente, con clases.

Mauricio Navia A., Profesor Universitario de FAHE


APOYAN ESTE DOCUMENTO (ANEXE SU NOMBRE SI ESTÁ DE ACUERDO):

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