El fachochavismo y sus acólitos aún no asimilan la paliza electoral del
pasado 6D. Pretenden silenciar los estertores de su muerte política con gritos
e insultos destemplados propios de porteros de lenocinios de mala muerte.
Se niegan a aceptar que el falaz libreto de la revolución socialista se
les agotó porque en Venezuela no ha habido ninguna transformación social,
económica, cultural, ni política. El fachochavismo ha sido la continuación del
proyecto hegemónico del pasado con una impronta milico-estatista y autoritaria.
Los tan cacareados logros sociales de la “revolución” no han sido más que las
sobras de la ya inexistente bonanza petrolera, los cuales no han tenido ninguna
relevancia social en términos de la derrota de la pobreza. Prueba de ello es
que para el año 2015 los hogares en condición de pobreza por ingresos
alcanzaron el 73%, mientras que en el año 1998 representaban solo el 45%. La
supuesta derrota a la miseria y exclusión social se evaporó, desapareció con el
deterioro de los precios del crudo. Nunca hubo una superación estructural de la
pobreza en el país, solo un manejo propagandístico Goebbeliano por parte de los
regímenes bolivarianos.
El fachochavismo no entiende que ya
no es posible seguir apelando a un falaz discurso antiimperialista (guerra
económica, conspiración del imperio, etc.) a fin de excusar el espantoso
fracaso de la gestión del iletrado Maduro, que solo ha sido la continuación del
legado del fallecido comandante galáctico. Los venezolanos sabemos que no
existe ninguna guerra económica propiciada por el inquilino de la Casa Blanca y
muchos menos conspiración imperial de los banqueros de Wall Street muchos de
cuyos miembros son aliados comerciales del régimen (Chevron, CONOCO, British
Petroleum, Statoil, Total y Shell entre otros). El régimen y sus compinches
siguen sin comprender que la génesis de la crisis radica en el fracaso de su
modelo estatista explotador militarizado.
La escasez, el desabastecimiento y la hiperinflación (la más alta del
mundo) son consecuencia de las políticas económicas desacertadas puestas en
práctica en estos últimos 17 años por los “desgobiernos bolivarianos“. El
fallecido tte coronel en un empeño mesiánico-demencial profundizó el modelo
económico extractivista petrolero e inició la liquidación del aparato
agroindustrial del país. Política criminal que ha sido lamentablemente
continuada por el actual payaso de Miraflores.Extractivismo que esta basado en
una alta dependencia de la extracción de grandes volúmenes de recursos
naturales no renovables con muy bajo procesamiento (valor agregado), destinados
para su venta en el exterior, y sujeto a los vaivenes de los mercados
internacionales. La profundización
del extractivismo petrolero ha provocado que de cada 100
dólares que le ingresan a las arcas de la nación, 97 de ellos provienen de la
renta petrolera.
La magnitud de nuestras importaciones es alarmante. Más de 505.104
millones de dólares se invirtieron para las compras de insumos y productos
acabados en el exterior en los últimos 16 años, cifra que representa
aproximadamente el 25% del total ingresado en ese mismo periodo. El agotamiento
y fracaso del modelo extractivista bolivariano (caída de los precios
petrolerosde 100 dólares a menos de 30 dólares el barril), ha dejado al
Estado sin flujo de caja, sin reservas y peligrosamente endeudado.
La debacle del modelo extractivista y una corrupción galopante e
impune (empresas de maletín, sobrefacturación, corrupción cambiaria y fuga de
capitales) han llevado al país a un colapso económico y un posible caos
social. Estamos ante una caída del producto interno bruto (-7.1%), y de los
ingresos por exportaciones petroleras (-52%), de una siniestra política
cambiaria (continuas devaluaciones), de un endeudamiento interno y externo
irresponsable, y de una escasez y especulación de diversos rublos en especial
alimentos y medicinas.
El binomio fatídico del fallecido tte coronel y el dinástico Maduro han
desvalijado al país, han despilfarraron más de 2 billones de dólares entre
1999-2015 en nombre de una revolución bufa. Hemos dejado de ser un país
“despilfarrador” para convertirnos lastimosamente en un país “pordiosero”, que
implora por ayuda en los foros internacionales, como sucedió en la IV Cumbre de
la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) celebrada
recientemente en Quito, Ecuador. Venezuela esta en una “situación de
bancarrota”.
Los venezolanos padecemos las
consecuencias de un fraudulento e inviable proyecto
político concebido por el fallecido comandante eterno, figura
obscena, falaz y mesiánica que en nombre de una caricaturesca revolución
arruinó al país, y sembró el odio entre los venezolanos.
El barco de la bastarda revolución
bolivariana hace aguas por todos sus costados, su hegemonía como proyecto
político es una quimera, ya que no representan a la mayoría del país. Su
decadencia moral es cada día más evidente.
José R.
López Padrino M.D. Ph.D.
Muy buen articulo. Le saluda un viejo estudiante suyo. Luis A. Parra.
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