Se dice
que Don Andrés Bello era muy faldero y que su esposa en una ocasión lo
capturó con las manos en la masa y le dijo: “Andrés, estoy sorprendida”, y Don
Andrés, muy conocedor del idioma le respondió: “no mi amor, el sorprendido soy
yo, tú lo que estás es estupefacta”.
Paralelamente,
este gobierno nos dice ¡sorpresa!, se acabó la renta petrolera… y nos dejan,
estupefactos. Los sorprendidos son ellos, sus avezados estadistas fueron
incapaces de prever que los precios del petróleo podían bajar de un momento a
otro. Y más estupefactos quedamos cuando, aclarando oscurecen, y nos dicen que
ahora sí hay que comenzar una economía productiva. Por ello inferimos
que tienen diez y siete años desarrollando una economía
improductiva.
Puro
concepto caza bobos. Pretenden seguir engañando al pueblo. La gran realidad es
que tienen diez y siete años destruyendo la economía. Y no inventamos nada.
Esta “revolución”, siguiendo el modelo cubano ha practicado una destrucción
estratégica del país, a objeto de permanecer para toda la vida en el poder.
Por eso
destruyeron la producción nacional. ¿O es que ustedes creen que Chávez, no sabía
que con su “exprópiese” estaba diciendo “destrúyase”? ¿O que el gobierno
ignoraba que las invasiones y tomas a los hatos y haciendas iban a crear
miles de hectáreas de eriales sustitutivas de la agricultura, la ganadería y la
agroindustria existente? Nada es casual. ¿Podemos creer que el gobierno
ignoraba que la multiplicación del circulante iba a generar hiperinflación, o
que el control de precios por debajo de los costos, cierre de empresas; o que
el goteo de dólares para los empresarios se reflejaría en escasez y
devaluación? Claro que sabían que estaban destruyendo a Venezuela. En el
lenguaje del lobo de la caperucita roja rojita, destrucción estratégica del
país: “para comerte mejor”.
En cuanto
a la destrucción de PDVSA, que los “revolucionarios” acusan de sabotaje como si
no tuvieran nada que ver, no hay que olvidar la frase del mismo Hugo Chávez:
“yo provoqué el paro”. A confesión de parte, relevo de pruebas. O sea que ellos
y sólo ellos son los saboteadores de la industria petrolera venezolana.
Se refuerza esta verdad cuando se observa cómo incrementaron el personal de
PDVSA desde 45.000 a por lo menos 150.000 trabajadores, la deuda desde 5.000
millones de dólares hasta más de 100.000 y llevando la producción desde
crecientes 3,3 millones de barriles por día, cuando botaron a 23.000
dignos trabajadores petroleros, hasta decadentes 2,3 millones, según cifras de
la OPEP, trastocando el rol de la principal industria venezolana desde
robusto pivote del desarrollo, a pre quebrada empresa mantenida por la
imprenta del Banco Central .
¿O es que
se nos puede ocurrir que a un gobierno como éste le hubiera convenido una
producción de seis millones de barriles de petróleo por día, o producción
agrícola suficiente, o industrialización, o un emporio en Guayana?... no,
porque eso generaría capitales y alternabilidad en el poder, como en todos los
países prósperos. En los comunismos, los pueblos languidecen tras una tarjeta
de racionamiento y se visten de rojo para mantener los trabajitos que da el
gobierno en sus improductivas empresas, donde el trabajador hace que trabaja y
la “revolución”, hace que les paga.
Este
modelo, no está agotado, nació inservible como todos los modelos comunistas. El
modelo cubano es un milagro de sobrevivencia, cadáver insepulto y momificado,
al que increíblemente algunos todavía le rinden honores.
Nos hablan
de guerra económica y como el capitán Araña que embarcaba a la gente para la
guerra y se quedaba en tierra, embarcan al pueblo en colas de
supervivencia en las gloriosas batallas de los supermercados, mientras
ellos se quedan disfrutando de sus alacenas llenas. Ya quisiéramos ver en una
cola a algún jerarca “revolucionario”.
Culpan
de las fallas de distribución a las grandes empresas y amenazan con tomarla en
sus manos. Dios nos libre si toman, por ejemplo la Polar, porque allí si es
verdad nos comeremos los unos a los otros.
Puro
modelo cubano; pero no contaron ni con la tradición democrática de Venezuela
que el 6D les dijo ya basta, ni con la condición continental del país, que
impide a nuestros tiburones hacer el papel de cancerberos cuidando que nadie
huya del infierno comunista.
Ah! y
tampoco contaron con al contrario que el comunismo cubano…. no tenemos a quien
“martillar”. Observen la respuesta que le dio la CELAC a Maduro: no hay.
Lo que sí
hay, es un proceso de cambio irreversible.
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