Ei 23 de enero de 1958 y el de 2019 fueron pródigos en
resultados, aun cuando el segundo no ha completado su victoria que sin embargo
se perfila en el horizonte. Ambos fueron prodigios de unidad de lo diverso en
busca de cambios democráticos y humanos. Dejo de lado los cambios regresivos
destinados a imponer la irracionalidad totalitaria que borra la historia en
nombre de la fantasía del hombre nuevo. Como escribiera Mariano Picón Salas:
- El
ascenso sorpresivo de fuerzas bárbaras a la rectoría de los pueblos con el
prurito de condenar lo realizado por la generación anterior, explica el
poco escrúpulo que han tenido para arrasar con el pasado.
El 23 de enero de 1958 fue ante todo un triunfo de la
unidad en su diversidad. Sin ella no se habría logrado un frente tan impactante
como la Junta Patriótica. “Impactante” por lo mucho que sugería pese a la
escasa fuerza material que al principio tenía. No se crea que este triunfo de
la razón fue fácil. Los partidos y sus líderes llegaron a odiarse hasta
descubrir que la división era un suicidio. Entonces se unieron y se respetaron.
Así se forjó la histórica victoria contra la dictadura militar de Pérez
Jiménez.
Si los líderes actuales hubieran recordado aquella
experiencia singular no hubiesen desdeñado el poder de la unidad plural. Por no
entender su sentido desdeñaron al instintivo llamado popular que exigía sumar
fuerzas. Prefirieron agrupar a los que coincidieran más condenándose a la
impotencia. Esa teoría desembocó en territorios muy trillados: los que piensen
distinto, pese a coincidir en el fundamental objetivo común, son enemigos. El
intercambio de epítetos habría condenado a muerte la idea misma de la unidad
nacional de lo diverso, hasta que casi por milagro el 5 y el 10 de enero el
cadáver resucitó.
El 5 fue la rotación pactada que dio la presidencia de
la AN al sorprendente Juan Guaidó. Habían jurado que enemigos ocultos
estrangularían el pacto, pronóstico que resultó falaz. Viendo que no era
difícil sembrar minas en la unidad, laboratorios oficialistas quisieron
envenenar las relaciones entre Guaidó y Leopoldo López. Pero siendo ambos de la
misma fibra, la maniobra falló.
La unidad emergió con sagrado ímpetu el 10 de enero.
La colosal movilización del 23 de enero exhibió su poderío. La juramentación
ante una concentración nunca vista fue recibida con entusiasmo mundial. La
prudencia guía al presidente provisorio. Mantiene una relación a prueba de
balas con la AN. Decenas de países lo reconocen, militares y oficialistas le
guardan respeto. Guaidó se aferra al plan: fin de la usurpación, gobierno de
transición y libérrimas elecciones. Todos necesitan que su gobierno avance
serenamente. La ley de Amnistía dictada por la AN exhibe una fría habilidad que
despierta simpatía y neutraliza la represión
He recordado el Decreto de Guerra a muerte dictado en
1813 por el Libertador. Se cree excesiva su oferta de muerte, pero es brillante
el eximente nacido de su genio político.
- Contad
con la muerte…
Si no obráis activamente en obsequio de la libertad de
América
Sin ofrecer muertes, la ley de Amnistía extiende sus
beneficios en el espíritu de Bolívar.
- Si
luchas por el retorno de la constitucionalidad
Porque no es un conflicto entre civiles y militares.
Es la movilización de la Nación unida en busca de libertad, democracia,
prosperidad y – según postulara Tomas Payne- derecho a la felicidad
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