No por mucho madrugar amanece más temprano, dice el
adagio popular. Es comprensible, lógico y justificable la desesperación como
venezolanos para que se resuelva la situación de una vez por todas. Vemos una
luz al final del túnel y deseamos correr para salir de la oscuridad.
¿Quién no la va entender? Si muchísimas familias
vivimos el destrozo y el desgarramiento en nuestra carne, hijos que murieron
antes de tiempo, enfermos que su muerte está decretada por no tener medicinas,
familias totalmente desarticuladas, jóvenes cuya vida se les truncó y en vez de
estudiar están lavando pisos en cualquier parte del mundo; profesionales que al
final de su carrera han tenido que empezar de nuevo, la desesperación de cobrar
un sueldo para el día siguiente no tener nada en los bolsillos; la rabia, la
ira e indignación son sentimientos muy humanos y comprensibles en los momentos
actuales.… Esa es una realidad dura e inocultable. Hay razones suficientes para
desesperar y es casi una falta moral pedir paciencia.
Hemos tenido años intentando salir del despotismo y
hemos tropezado, una y otra vez con la misma piedra o similares; no desear
cometer el error mismo error nos conduce hacer más críticos y duros, también es
lógico. Los fracasos que hemos tenido nos conducen a perder toda confianza en
el liderazgo, eso también es profundamente comprensible y de allí, que también
sean lógicas las críticas duras a cualquier dirigente quien deja colar
cualquier señal que implique más tiempo o que sospechemos que la luz puede
apagarse.
Sin embargo, evaluemos el proceso, intentemos
comprender lo que sucede, es necesario y urgente hacerlo, no por el bien de los
otros sino por el propio bien. No sabemos cómo reaccionarán ni los militares ni
los países que se han solidarizado con nuestro pueblo. Allí hay una
incertidumbre que nos agobia.
Esas decisiones, no las controlamos nosotros.
Pensemos en lo que depende de nosotros como pueblo, como venezolanos; aquello
que podemos controlar.
En pocos días hemos tenido el apoyo internacional más
grande en toda la historia de lucha contra el despotismo. Más allá de las
declaraciones de uno u otros, la mayoría de nuestro liderazgo ha conducido el
proceso, hasta ahora, minimizando el mayor costo en vidas posible. Ningún
agorero que denuncie la guerra, puede describir este proceso desde el 3 de
enero como un radicalismo… Se está en un proceso conducido por civiles… aunque
usted los califique como la peor dirigencia del mundo… Piense, por un momento,
la dictadura salvaje que tenemos y las reales posibilidades de enfrentarla y
cómo se está llevando este proceso. Seguramente usted podrá estar en desacuerdo
en A ó B… pero comparemos este proceso con el 2014 ó el 2017… era un muerto
tras otro y nuestros jóvenes poniendo su carne en el asfalto a diario… sin un
camino claro… el después qué nadie sabía, ni la dirigencia lo hablaba.
Hasta ahora, aunque la represión ha sido brutal, la forma cómo se ha planteado
la lucha ha sido resguardando nuestras vidas.
Hay que agradecerle a todos los de la Asamblea
Nacional y a todos los dirigentes que han luchado contra el despotismo. Pero
¿Cómo cuesta a nosotros mismo valorar lo que estamos haciendo como pueblo? Las
declaraciones, por ejemplo, del joven Pizarro, dando cuenta de cómo hay se está
estructurando la ayuda humanitaria es digna de aplausos… Hay que tener cojones
para en una circunstancia tan delicada y compleja tener la serenidad para
realizar la rueda de prensa y no caer en provocaciones de preguntas hasta bien
intencionada de la prensa.
Hay que aplaudir la postura de ayer de Henry Ramos
Allup (conste que quien me ha leído sabe que no es santo de mi devoción y le he
realizado durísimas críticas); denunciando a la Asamblea Dictatorial
Constituida, alertando y dando un apoyo firme a Guaidó.
Hay que aplaudir la sensatez de Guaidó, para convocar
a los exministros de Chávez, a intelectuales como Edgardo Lander, para
conversar sobre sus propuestas. Es una señal inequívoca de alguien que está
tranzando acuerdos para que la patria sufra lo menos posible. Hay que
detenerse a escuchar las declaraciones de Héctor Navarro, porque no tuvo
alternativa frente a la prensa que reconocer que la Asamblea Nacional tiene
mayor legitimidad que el déspota… Por lo tanto, su postura se le caía por sí
misma; no hay que relegitimar a la Asamblea, sino que cese la usurpación.
Los que hablan de paz, alzando la bandera de la paz,
criticando el proceso que lidera Guaidó; no han tenido la suficiente valentía
en reconocer que hasta ahora de la boca del Presidente Encargado no salido la
primera convocatoria a la violencia y no ha dejado de confrontar al déspota, a
su estilo y forma y tratando de articular un juego cooperativo en medio de una
situación que cada día el déspota la desea transformar en un escenario de
guerra.
¿Cómo presionar a un déspota y a una camarilla que no
solo tienen el poder de las armas, sino que además saben que algunos no tienen
amnistía porque están involucrado en narcotráfico?
Ciertamente, la solidaridad internacional ha jugado un
papel crucial y determinante, pero la conducción ha sido de nuestra dirigencia.
El papel de nuestra Iglesia Católica ha sido vital en este proceso quién de los
críticos puede decir lo contrario. Piensen ¿dónde se está estructurando el plan
de ayuda humanitaria? En la Conferencia Episcopal.
Piensen la participación directa, no tras bastidores,
con artículos, discursos de masa, reuniones, del rector y ex rector de la UCAB,
Ugalde y Virtuoso, ambos líderes jesuitas. Solo alguien que desconozca, ignore,
absolutamente, cómo funciona y ha funcionado la iglesia católica en su historia
y en especial la Compañía de Jesús, puede pensar que funcionan sin una
estructura jerárquica y cualquiera hace lo que le da la real gana. Detalle
importante el General de la Compañía de Jesús es un venezolano, Arturo Sosa y
el Papa es jesuita, además… ¿Acaso no pensar que se tiene que preservar
países e instituciones, si algo sale mal, para que puedan intervenir de ser
necesario? ¿Quién quema todos los cartuchos en una primera instancia, sobre todo
con un despotismo que no es solo político, sino que está articulado como mafia
internacional?
Invito a la prudencia. Invito a la calma. Invito a la
solidaridad. Invito sobre todo a los analistas a que ayuden a persuadir con sus
artículos y opiniones a los militares. Invito a que desde nuestros espacios
colaboremos con la dirigencia que ha tratado de conducir este proceso con el
menor costo posible. La guerra es un fantasma que nos acecha y es la verdad,
pero esa responsabilidad es exclusiva del déspota y del poder militar. Ellos
serán los únicos responsables de cualquier baño de sangre de nuestra
patria.
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