Un fenómeno de
estos nuevos tiempos ha sido la diáspora estudiantil y profesional por la que
está atravesando Venezuela, esto debido a la actual situación económica, que ha
hecho que los jóvenes profesionales, una vez que se gradúan, se vayan al
exterior, generando no sólo la pérdida de talento sino también de la inversión
que ha hecho el Estado en su educación pues luego éste se va es a contribuir
con el desarrollo de otros países, lo cual debería constituirse en un problema
de Estado y, como tal, debe ser tratado y resuelto.
“Este problema que
ha venido creciendo en los últimos 5 o 6 años, ya toca también a la universidad
y de hace un par de años para acá, también estamos viendo una pérdida masiva de
profesores de escalafón, inclusive algunos de ellos que están próximos a
jubilarse y al no poder mantenerse acá por la situación económica, de
inseguridad, así como de salud, prefieren irse a los países vecinos con el
objeto de poder mantener a sus familias que en muchas ocasiones dejan atrás”,
señaló José María Andérez, secretario de la ULA.
Lac cifras cada día
son más alarmantes, en el año 2017, se perdió un 7 por ciento de la planta
profesoral, con el agravante de que la mayoría de los que se van son profesores
asociados, agregados y titulares, es decir, prácticamente gente que dirige
investigación y trabaja en los postgrados. La universidad va a sentir, en los
próximos años, una disminución fuerte en la calidad de la educación que está
impartiendo y, sobre todo, en los proyectos de investigación que desarrollan,
en el número de artículos y de libros publicados, entre otras actividades de
extensión y académicas.
“En cuanto a la
deserción estudiantil, según las informaciones que se tienen de la Oficina
Central de Registros Estudiantiles (Ocre), en el último año y medio se ha
incrementado en un 25 por ciento con respecto al 15 por ciento que ya se venía
manejando por deserción en años anteriores, de manera que la deserción real
debe estar entre el 40 y el 50 por ciento. Pero hay que tener cuidado cuando se
manejan estas cifras, por cuanto si los números se calculan en frío sobre los
números totales que tiene la universidad con respecto al número de estudiantes
que ya se retiraron y marcharon, los números son diferentes, son más bajos que
los que estoy mencionando. Sin embargo estamos viendo con mucha preocupación
que los estudiantes se siguen inscribiendo, algunos inclusive desde el
exterior, ya que se pueden inscribir por internet, pero luego no concurren a
clases, no presentan exámenes y retiran el semestre una vez que se está
venciendo, contribuyendo así a incrementar estos porcentajes por deserciones,
aun sin haber estado en la universidad”, indicó el profesor Andérez.
La Universidad de
Los Andes llegó a tener una matrícula de más de 50 mil estudiantes, ahora tiene
un tamaño matricular cercano a los 30 mil estudiantes, que abarca sus sedes de
Mérida, Trujillo y Táchira. La razón principal para que un gran número de
estudiantes se marchen es porque no pueden mantenerse en Mérida y ni siquiera
en Venezuela por lo que estos jóvenes prefieren irse a realizar cualquier
trabajo, inclusive de manera manual en el exterior, esto con el objeto de poder
repatriar una parte de los ingresos que están obteniendo afuera y ayudar a
mantener a las familias que dejan acá.
“Esto es un drama,
porque las universidades se están quedando vacías y no vemos, en el Gobierno
Nacional, ningún interés en tomar medidas, el país tiene que cambiar, el modelo
económico fracasó y eso está impulsando a que los jóvenes se vayan del país. La
mayoría de los 4 millones de personas que se han ido del país, están entre los
25 y los 45 años de edad, que es la edad más productiva de la gran mayoría de
las personas que cuenta con más salud, que pueden cotizar el seguro social y
que más dinamizan la economía, sin embargo hoy se están marchando lo cual,
cuando se estudia a fondo, vemos que es por el colapso evidente del sistema
político y económico a nacional”, dijo finalmente el profesor Andérez. Golfredo
Lobo / Prensa ULA / CNP 14.293
Foto
José María Andérez,
secretario de la ULA (Foto Ramón Pico)
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