miércoles, 9 de mayo de 2018

Emergencia de un hospital en emergencia - Carlos Guillermo Cárdenas D.



El caos y la desatención que reina en el Hospital Universitario de Los Andes no tienen parangón desde su fundación en diciembre de 1973 cuando el presidente Caldera  cortó la cinta inaugural. El colapso progresivo e indetenible desde hace varios años, opiniones conservadoras hablan de más de 15, que ha erosionado  las firmes bases de su nacimiento no fueron suficientes para detener la inestabilidad de sus funciones como centro hospitalario.


Voces autorizadas como el ex rector de la ULA Néstor López Rodríguez, el médico urólogo José Enrique Machado Hurtado y el discípulo y colega Antonio Villavicencio, estiman pertinente el llamado a declarar el HULA en emergencia, es decir, la atención especial  y la búsqueda de una solución inmediata. Las razones para esta posición son múltiples y conocidas por la opinión universitaria  y por la comunidad merideña. Pues de hecho el HULA está en cierre técnico  y operativo. Las consultas externas de los servicios especializados están totalmente suspendidas desde hace varias semanas. Igual sucede con las inmunizaciones, la actividad quirúrgica electiva, el laboratorio se limita a realizar exámenes básicos y en ocasiones ni estos. En pocas palabras, hay un cierre técnico del Hospital.

Es aquí donde adquiere vigencia plena la propuesta López-Machado-Villavicencio de solicitar a la autoridad sanitaria o ejecutiva, la declaratoria de la Emergencia Hospitalaria. Esto implica la designación de una autoridad con suficiente rango para que conjuntamente con el cuerpo directivo del HULA se aboquen a labrar soluciones e implementar, en la mayor brevedad, un programa de planificación e inyección de recursos provenientes del Ministerio de Salud en aras de alcanzar el despegue del marasmo que  afecta a la población del área de influencia del Hospital Universitario.

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