¿Podrá la República bolivariana
sacar provecho de la historia de Europa del Este?
János Kádár fue el jefe de Gobierno húngaro
que, satélite de la desaparecida URSS, intentó a fines de los años 60
introducir tímidas reformas pro-mercado conocidas como "socialismo
goulash".
Kádár no siempre fue reformista. Una década
atrás, en estrecha colaboración con el embajador soviético, Yuri Andrópov,
dispuso la sangrienta represión de la Revolución húngara de 1956. Las paradojas
de la Historia quisieron que, en sus tiempos de apparatchik estalinista, fuese
quien expulsara de las filas del Partido a un brillante economista tocayo suyo:
János Kornai.
Ya en los primeros años 50, antes de la
aplastada insurrección general de 1956, una fracción "revisionista"
de la dirigencia comunista húngara, encabezada por Imre Nagy —quien pagó la
experiencia con el fusilamiento—, se planteó introducir reformas en el modelo
soviético que se les había impuesto y que ellos, aun siendo fervorosos
colectivistas, encontraban poco viable.
Fue entonces cuando Kornai, haciendo equipo
con otro brillante economista, Tamás Lipták, quiso pensar un socialismo
siquiera un poquito más eficiente en la producción y distribución de bienes y
servicios. Topó con inquietantes paradojas que evocaría luego, en ¿Es
reformable el socialismo?, ensayo que refiere los tímidos, fallidos intentos de
reforma que, en los 50 y 60, vivieron Hungría, Polonia y Alemania Oriental.
Kornai halló que todas las economías
socialistas donde las reformas tuvieron tiempo de desarrollarse, como Hungría o
Polonia, el resultado más relevante fue el surgimiento de un significativo
sector privado en los sectores de servicios, transporte, construcción y, en
menor escala, también el manufacturero.
Aparecieron multitud de actividades
informales "subterráneas"; proliferaron los negocios sin licencia,
abiertamente ilegales, y sin embargo, tolerados. Surgieron diferentes formas de
ingreso derivadas de la propiedad privada; por ejemplo, de la renta de casas
particulares en las ciudades o de casas de campo recreativas.
¿No prefigura acaso el relato de Kornai las
fugaces florescencias capitalistas registradas en Cuba en los años 90 cada vez
que, como en el llamado "período especial", se intentó abrir la
espita de los controles?
En las economías socialistas donde se
desarrollaron reformas, como Hungría o Polonia, surgió un significativo sector
privado en los servicios públicos
Kornai hace notar que, por lo común, el
gobierno socialista no tenía que convencer a sus ciudadanos mediante campañas
propagandísticas para que ingresaran al sector privado. Generalmente, una vez
levantadas ciertas prohibiciones a la actividad privada, este sector empezaba a
crecer con vigorosa espontaneidad y las empresas individuales brotaban como
hongos en un bosque después de la lluvia.
"Durante el periodo de reforma",
señala Kornai, "el sector privado creció principalmente debido a la
espontánea iniciativa empresarial, basada en gran parte en los ahorros
privados".
El febril aumento en la actividad privada
fue tanto más notable cuanto que ocurría después de un periodo de dura
represión de todo emprendimiento. No se tenía que engatusar u obligar a la
gente para que eligiera este modo de vida. De hecho, muchos se sentían
inmediatamente atraídos por los mayores ingresos, la relación más directa entre
esfuerzo y recompensa y la mayor autonomía y libertad que ofrecía el sector
privado.
Al conjurar el embeleco de las
"terceras vías", Kornai afirma: "Las consignas que dominaron
habitualmente la literatura económica publicada en los países socialistas
reformistas de aquel entonces, y que exigían propiedad estatal con mercado,
implicaban un malentendido o engendraron falsas e ingenuas esperanzas de una
tercera vía que la evidencia dejada por el amargo historial de experimentación
con reformas a medias descartaba claramente".
Kornai hablaba entonces de países que
dejaron de existir hace solo 20 años. ¿Podrá Venezuela, si logra salir
—parafraseo a Vallejo: "digo, es un decir, si sale"— del grotesco
colectivismo chavista, sacar provecho, como seguramente sí lo hará Cuba, de lo
ahora ya más que sabido?
Twitter: @ibsenmartinez
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