lunes, 9 de noviembre de 2015

El aparataje que sustentó el supuesto fraude, según Franklin Nieves - Lenys Martinez



El ex fiscal detalla cómo se forjaron las pruebas para fundamentar la acusación y condena contra Leopoldo López a 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas de prisión por los delitos de asociación para delinquir,  instigación, daño e incendio. De acuerdo con la versión del ex fiscal, el montaje abarcó varias instituciones y participaron sus máximas autoridades.

—¿Cuál fue la presión que usted consideró insoportable y lo llevó a tomar la decisión de huir del país y denunciar fraude en el caso de Leopoldo López?

—Cuando condenan a Leopoldo López pensé que la jueza Susana Barreiros se iba a apartar de nuestra acusación por asociación para delinquir, instigación pública, daños e incendio. Pero acogió todos esos delitos. Claro, ella también estaba vigilada por los funcionarios del Sebin y de todos los cuerpos de seguridad que teníamos alrededor del Palacio de Justicia. Si ella decidía de otro modo, íbamos a salir presos todos de ahí.

—¿Cómo toda la Fiscalía y todo el Cicpc se pudieron articular para cometer este supuesto fraude?

—Obligando a los funcionarios de seguridad de la Fiscalía a que declararan que cuando Leopoldo López se retiró de la manifestación del 12 de febrero empezaron las agresiones a la sede del Ministerio Público. Pero eso es totalmente falso, como consta en los videos; claro, en los videos que nosotros impedimos que se incorporaran como pruebas de la defensa. Él hizo un llamado a la calma, a que no cayeran en provocaciones y se retiraran en paz. Esas agresiones comenzaron después de las 4:00 pm y a esa hora Leopoldo estaba bien lejos de ahí. Incluso uno de los funcionarios del Sebin me dijo que ellos se habían infiltrado en la marcha, que fueron ellos los que comenzaron a lanzar piedras contra la sede de la Fiscalía para motivar a la gente a que hiciera lo mismo.

—¿Funcionarios del Sebin le confesaron que se infiltraron en la marcha?

—Sí. Recuerda que esa marcha no estaba custodiada. La PNB y la Guardia Nacional llegaron después e hicieron una emboscada. Comenzaron a rodear la marcha en la iglesia Corazón de Jesús y por el Liceo Andrés Bello. Me imagino que con la intención de que si se producían hechos de violencia poder aprehender a Leopoldo López y a algunas otros dirigentes de oposición para vincularlos con los hechos de violencia. Unos estudiantes de la Escuela Cristóbal Rojas confesaron haber incendiado las patrullas del Cicpc y haber arrojado piedras contra la Fiscalía.

—¿Cómo se hacía el trabajo de manipulación de los testigos?

—En la Dirección de Delitos Comunes se tomó la entrevista de todos los funcionarios de seguridad de la Fiscalía, en presencia del capitán Diego Verde, el director de Transporte y Seguridad. Ellos tenían que decir lo que uno les pusiera. Uno ya tenía unos hechos narrados ahí, medio los modificaba para que todas las declaraciones no fueran iguales y eso era lo que valía: “Leopoldo incitó a la violencia”, “Cuando se retira Leopoldo es que ocurren los hechos”. Y así fue que lo montamos, bajo las instrucciones de Nelson Mejías y las presiones de los jefes directos de cada uno de los funcionarios que declararon.


—¿Como hicieron para manipular a los testigos del Cicpc?

—Igualito. Los funcionarios del Cicpc fueron llamados a la Fiscalía 2ª nacional, a la de Narda, y a la 47ª, la de Juan Canelón, la que inició la investigación de los estudiantes. Ahí se tomaron las entrevistas y muchos funcionarios manifestaron que no estaban de guardia ese día, pero como aparecían en el acta policial de aprehensión que se hizo en la División Contra Hurtos, tenían que declarar. Aparecen 56 funcionarios, muchos de los cuales no estuvieron ahí y otros que no aprehendieron a nadie, pero fueron obligados a declarar que sí habían participado, bajo la amenaza de Narda Sanabria de que si no lo hacían le iban a abrir averiguaciones y destituirlos.

—¿Las principales pruebas, los informes periciales de Rosa Amelia Asuaje y Mariano Alí sobre los discursos y los tuits de López, también fueron alteradas?

—El 16 o el 17 de marzo me llamó Nelson Mejías y me dijo que fuera a su oficina. Cuando llego, me dice: ‘Necesitamos hacer una experticia en semiótica’. Yo pensé en Andrés Cañizález, que me había dado clases en el curso de locución en la UCV y le digo que con él podíamos hacer ese peritaje de manera objetiva. Pero me regañó, me dijo que ese tipo es un escuálido, que él iba a favorecer a Leopoldo López y sacó dos currículos del escritorio y me dijo que esos eran los que íbamos a pedir que se juramentaran.
—Al parecer hubo inconformidad con los primeros informes que consignaron Asuaje y Alí.

—Nelson Mejías no estuvo conforme porque ahí no se vinculaba a Leopoldo López con los hechos. Mejías decía que debían colocar tales y cuales cosas, que argumentaran mejor que él incitó a los estudiantes a la violencia. Ella le agregó lo que le pedían, que los discursos de Leopoldo López incitaban a la violencia. Mariano no lo modificó y en el análisis de los 707 tuits por ningún lado aparecían llamados a la violencia. Nelson se molestó y le reclamó a Mariano porque ese informe no servía. Mariano se molestó y se fue a Mérida y posteriormente dijo que no iba a asistir al juicio porque tenía que operarse de la columna. Pero luego Nelson lo convenció de que terminara el informe y cinco días antes de que fuese la audiencia preliminar él se vino a Caracas. Nelson le pagó el pasaje y el hospedaje en el hotel Alex, en la Candelaria.

—¿Por qué sacó dinero de su bolsillo para cumplir una función de la Fiscalía?

—No sé. Él siempre sacaba su tarjeta para pagar los hoteles de Rosa Amelia y Mariano, la comida. Me imagino que después él solicitaba reembolso en la Dirección de Administración.

—¿En alguna oportunidad Narda Sanabria y usted reflexionaron sobre los delitos que ambos estaban cometiendo?

—Siempre comentábamos las irregularidades que se estaban cometiendo, pero recuerda que ella es la mujer del director general de Actuación Procesal, Jesús Eduardo Peña Rolando. De todas todas, ella iba a cumplir las instrucciones y las va a seguir cumpliendo todavía.

—Usted le hizo un llamado a sus colegas a que denuncien este tipo de irregularidades en la Fiscalía. ¿Quién pudiera atreverse a hacer lo mismo que usted?

—El mismo Juan Canelón, que ahora es director de Antiextorsión y Secuestro. Él sabe que esas entrevistas se realizaron así, que no se demostró incendio en la Fiscalía. A los funcionarios los pusimos a decir que habían botado el extintor que habían usado para apagar el incendio de la biblioteca, y eso es falso. Ahí no hubo fuego, los videos así lo demuestran. Si usas el extintor, queda un polvo blanco y en la inspección que hicieron nuestros funcionarios de la Unidad Criminalística Contra  la Vulneración de Derechos Fundamentales ellos no encontraron rastro alguno, y tampoco se veía polvo en las fotografías. Eso evidencia que no se usaron los extintores. Ahí lo que se colectaron fue tres espoletas de bombas lacrimógenas que se lanzaron desde adentro de la Fiscalía, y eso fue el detonante para que los estudiantes lanzaran piedras. Eso se ve en el primer video de la Fiscalía, que lo cortaron.

—¿La Unidad Criminalística también participó en el fraude?

—No. Ellos hicieron su actuación de manera objetiva. Pero cuando les tocaba declarar en el juicio oral y público los invitábamos a la Fiscalía y les decíamos que ratificaran que sí hubo incendio, que hubo sustancias acelerantes e hidrocarburos. Todas esas instrucciones se las daban en la Fiscalía de Narda, previamente concertadas con Nelson Mejías.

—¿Qué tanta intervención tuvo la fiscal Luisa Ortega Díaz?

—Ella tenía conocimiento de todo lo que se estaba realizando ahí.

—¿Daba instrucciones precisas?

—No. Las instrucciones las daba Nelson Mejías. Yo nunca hablé con la doctora Luisa de este caso. Pero desde su computadora, o de cualquiera de su despacho, ella puede acceder a la mía y ver todas las diligencias que se practicaban.

—¿Qué participación tuvo el director del Cicpc, José Gregorio Sierralta, en el montaje que usted describe?

—Obligando a sus funcionarios a que declararan contra López y los estudiantes. Cuando convocaban a los testigos, llamábamos a Sierralta y le decíamos “mándanos a tales funcionarios”, y en 10 minutos estaban en nuestros despachos. Ahí les decíamos: “Cuando la defensa les pregunte tal cosa dicen desconozco, o no recuerdo o no sé. Y cuando nosotros objetemos, no contesten. Si hacen una pregunta que no nos conviene, nosotros vamos a objetar y cuando vayan a responder lo hacen con base en nuestra objeción”.

—¿Por qué ha asegurado que las instrucciones para cometer fraude venían del presidente Nicolás Maduro, y del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello? ¿Tuvo contacto directo con alguno de ellos?

—No, pero el 12 de febrero cuando me envían al Sebin, a mi regreso de Táchira,  el director del Sebin, Manuel Bernal, me dice que había que solicitar las órdenes de aprehensión contra López, Fernando Gerbasi, Mario Iván Carratú y Carlos Vecchio por instrucción del número 1, es decir Nicolás Maduro, y que el presidente los quería presos ese mismo día.


—Ha asegurado que Cabello tuvo una intervención más directa en el caso. ¿Por qué?

—Sí, porque es el que manipula a la familia de Leopoldo para que se entregue y así sacarlo del juego político, el que lo va a buscar a la plaza José Martí cuando se entrega, el que lo lleva a tribunales, él mismo gira instrucciones a María Alejandra Poleo, coordinadora de fiscales de la fase intermedia y de juicio, y a Marja Castro, que trabajaba en esa misma coordinación, para que hicieran el acta policial junto con el general de la Guardia Nacional Antonio Benavides.

—Su actuación en el juicio fue inclemente. ¿Preparaba sus intervenciones? ¿Alguien lo asesoraba?

—Nos daban las instrucciones de lo que teníamos que hacer. Que no nos quedáramos callados, todas esas eran las presiones que nos ejercían allá en la dirección. La misma fiscal general de la República nos lo dijo una vez: que objetáramos, que no dejáramos hablar a Leopoldo ni a los estudiantes ni a la defensa, que los interrumpiéramos para sacarlos de su argumentación y perdieran el hilo de lo que iban a decir.

—¿Cómo se fraguan los acuerdos entre jueces y fiscales como el que, según usted, se hizo con Ralenys Tovar, que lo estaba esperando el mismo 12 de febrero para expedir las órdenes de aprehensión? ¿Eso es una práctica habitual?

—Eso es una práctica habitual. Cuando se conoce de un caso de interés para el gobierno el director de Delitos Comunes llama a la presidencia del Circuito Penal y cuadra con el juez de guardia. Le indica que va a actuar el fiscal fulanito de tal. A los fiscales nos pasan los teléfonos de los jueces para que entremos en contacto.

—¿La jueza Susana Barreiros estaba enterada de todo este fraude?

—No, yo creo que no. Sin embargo, también tenía instrucciones de condenar a Leopoldo con cualquier cosa que le presentáramos desde la Fiscalía.

—¿Ella estaba enterada de los pasos que daban ustedes?

—No. No creo.

—¿Quién le daba instrucciones a Susana Barreiros?

—Daniel Ramírez

—¿Quién es él?

—Es el asistente de Deyanira Nieves, que era la presidenta de la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia.

—¿Y qué participación tiene Deyanira Nieves? ¿Podría haber una confabulación entre la Fiscalía, el TSJ y el Ejecutivo para condenar a Leopoldo López?

—No lo sé. Desconozco.

—¿Cómo se explica que ninguna de las salas de la Corte de Apelaciones haya objetado ni detectado todo el fraude en este proceso? ¿Estos jueces también tenían instrucciones de Daniel Ramírez?

—Claro. Esas instrucciones estaban giradas. Ya sabían lo que tenían que decidir. Muchas veces yo les llevé en un pendrive la respuesta de las apelaciones de la defensa para que eso se hiciera rápido.

—¿Estaría dispuesto a colaborar con la defensa de López para que sus señalamientos tengan valor jurídico?

—No, con la defensa de López no. Porque van a decir que me están pagando.

—¿Cómo se podría incorporar su testimonio al expediente?

—Habrá que realizar algún documento notariado e incorporarlo al juicio cuando se anule. Tengo plena esperanza de que la Corte de Apelaciones lo anule.

—Hay algunos sectores dentro y fuera del país que han manifestado su oposición a que le concedan asilo porque usted mismo ha admitido ser un violador de derechos humanos. ¿Cómo va a afrontar esa situación?

—Yo no estoy negando mi responsabilidad por la detención de Leopoldo López y el montaje que se le hizo, más bien la estoy asumiendo. Vamos a ver qué tipo de cooperación yo puedo realizar con las autoridades norteamericanas.

—¿En lo personal cómo se siente al haberse convertido en el verdugo de Leopoldo López?

—Creo que es más beneficioso para todas las partes el haber hablado. Me hubiese podido quedar callado. Me jubilo o acepto una fiscalía superior; me habían ofrecido la de Mérida. Dejo a Leopoldo condenado y esta verdad no se sabe. Preferí perder 20 años de carrera y mis prestaciones sociales, porque aunque pedí un adelanto no me lo depositaron. Es hora de rectificar. Yo perdí el miedo, no tengo miedo de las consecuencias que puedan tener mis declaraciones. Aquí estoy. Yo no estoy evadiendo mis responsabilidades. Pero si a mí me juzgan, en La Haya o en cualquier parte, espero que también juzguen a Nicolás Maduro, a Diosdado Cabello, así como a Nelson Mejías y a todos los que están arrodillados ante el gobierno.

  noviembre 1, 2015 12:00 pm

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