Dos sobrinos de Cilia Flores, primera
dama de Venezuela -o Primera Combatiente, como la etiqueta revolucionaria la
denomina- fueron detenidos este miércoles en Haití mientras transportaban 800
kilos de cocaína y entregados a las autoridades norteamericanas, según fuentes
de la agencia Reuters. El arresto de ambos hombres, Efraín Campo Flores, de 29
años y Francisco Flores de Freitas, tuvo lugar en la capital, Puerto Príncipe,
en una operación en la que habrían participado la policía haitiana y la Agencia
Antidrogas estadounidense (DEA) que se encargó de llevarlos en un avión hasta
Nueva York.
Según estas fuentes, los dos hombres
deberían comparecer hoy ante un juzgado de Nueva York, aunque este extremo no
está claro ya que fuentes de la Fiscalía de Distrito neoyorquina declinaron
comentar el caso. La razón podría ser que este miércoles en Estados Unidos se
celebraba el Día de los Veteranos, por lo que las oficinas públicas permanecían
cerradas y fue imposible corroborar de forma oficial esa comparecencia.
Ambos detenidos son sobrinos de Cilia
Flores, e incluso Efraín Campo Flores se identificó tras ser arrestado como
ahijado del presidente venezolano Nicolás Maduro, ya que su tía le habría
criado tras la muerte de su madre. La operación se habría desatado después de
que los dos hombres contactaran con un agente de la DEA en Honduras en octubre
y le pidieran que le ayudase a transportar la droga al aeropuerto de la isla
caribeña de Roatán. En reuniones posteriores, según una fuente citada por el
periódico The Wall Street Journal, los implicados llevaron un kilogramo
de cocaína al agente estadounidense para probarle que era de buena calidad y
que su intención era venderla en Nueva York. Estas reuniones fueron grabadas.
Estos son los últimos arrestos después
de la campaña de investigaciones de varios fiscales de Nueva York, Washington y
Miami sobre presuntas actividades de lavado de dinero y de tráfico de drogas
por parte de altos cargos políticos, militares y policiales del Gobierno de
Venezuela. Entre ellos, estarían el número dos del régimen, Diosdado Cabello,
presidente de la Asamblea general, y Tarek el Aissami, gobernador del Estado de
Aragua y exministro del Interior, señalados también por estas actividades por
los fiscales estadounidenses, acusaciones que ambos niegan. Fuentes de la DEA
aseguran que Venezuela se ha convertido en ruta de tránsito para la cocaína
procedente de Colombia, otro extremo que Caracas niega, alegando que se trata
de una campaña para desestabilizar el régimen.
Este episodio podría deteriorar aún
más las ya de por sí deterioradas relaciones entre Estados Unidos y el régimen
venezolano. Aunque no es la primera vez que Cilia Flores o alguno de sus
allegados se ven envueltos en actividades sospechosas. A Flores, de 62 años, se
la señala comúnmente como el verdadero poder detrás de la presidencia de
Nicolás Maduro, con una tribu personal de adeptos dentro de la nomenklatura
chavista.
Expresidenta de la Asamblea Nacional
(2006-2011) y ex Procuradora General de la República (2012-2013), formó parte
del equipo de abogados de defensores de Hugo Chávez cuando el excomandante de
paracaidistas estaba en prisión por su fallida intentona de golpe de Estado de
febrero de 1992. Ahora Flores ocupa el primer lugar en la lista de candidatos a
diputados del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por el
Estado de Cojedes (llanos centrales del país), del que es oriunda, para las
próximas elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.
Nepotismo
Los señalamientos de nepotismo,
tráfico de influencias y abuso de poder persiguen a Flores desde hace algún
tiempo, y no siempre proceden de la oposición. En 2007, cuando Flores presidía
el parlamento, el Sindicato de Trabajadores de la Asamblea Nacional hizo
pública a través de medios de prensa —que todavía no controlaba el Gobierno—
una denuncia en la que se documentaba cómo la hoy primera dama había otorgado
cargos de mayor o menor relevancia a más de 50 de sus familiares en la
estructura burocrática del Poder Legislativo.
Algunos de esos familiares y allegados
han seguido a Flores en su periplo a la Procuraduría General de la República y
a la oficina de la Presidencia. Un hijo y un sobrino, Walter Gavidia Flores e
Irving Molina Flores, son jueces de la República. Un sobrino, Carlos Erick
Malpica Flores, es el Tesorero Nacional y ejecutivo además de Pdvsa, la
petrolera estatal que produce la mayor parte de los ingresos en divisas al
país.
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