Lo ocurrido en Tumeremo con el asesinato a mansalva sobre un grupo de mineros por parte de células del terror, la delincuencia y dueños impunes de parte de nuestra geografía nacional representan un conjunto de acciones criminales que se repiten casi a diario en el estado Bolívar; sólo que en esta oportunidad, sobre las víctimas les aparecieron sus dolientes con rostros vertidos de lágrimas y dolor.
Tumeremo, para desgracia del país se ha convertido en nuestro Ayotzinapa (en analogía con los 43 maestros desaparecidos en México), porque entre una matanza y la otra, existen características similares. En ambos casos son espacios cubiertos por mafias quienes han infiltrado todas las autoridades civiles y militares. De hecho, ¿cómo justificar que las primeras investigaciones apunten que algunos de los involucrados(as) hayan purgado penas carcelarias o incluso se hable de fugados(as)? ¿Quién puede justificar las declaraciones iniciales del gobernador del estado Bolívar, cuando aseguró que las protestas que movieron a los pobladores por estos hechos relacionados con el sector minero, eran producto de mentiras con fines de generar "zozobra"? ¿Es posible que las autoridades militares, ejecutivas, administrativas y judiciales de la región de Guayana no se hayan pronunciado con anterioridad sobre las irregularidades, incluyendo asesinatos que diversos medios y personas denunciaban de manera permanente en las diversas minas? ¿Eran "nuevos" los señalamientos sobre el "pran del oro" llamado "El topo"?
El luto que hoy vive Tumeremo es un luto del país. La sangre que ha corrido por el sur del estado Bolívar, corre por toda Venezuela. Cualquiera de los venezolanos tenemos que exponernos todos los días a robos, secuestros y hasta la muerte por culpa de bazofias pensativas, quienes han perdido el sentido por la vida. Para ellos, el matar les causa placer. Asesinatos en los cuales, según narran algunos sobrevivientes de la barbarie de Tumeremo, habrían sido causados con el uso de moto-sierras, o de cualquier forma que cause una muerte dolorosa, no son simples asesinos. ¡No! Son mercenarios dispuestos a todo con tal de lograr sus más perversos fines. Lo peor de ello, es que esas mentes macabras se "autoalistan" como parte de grupos que apoyan al gobierno, y éstos últimos, sin realizar las investigaciones pertinentes terminan aceptándolos sin conocer de fondo lo que realmente se proponen semejantes grupos, quienes terminan siendo auténticos desestabilizadores, no solo del propio gobierno, sino de la sociedad en general.
Asimismo, la respuesta de la Fuerza Armada, ante semejantes hechos resultan débiles. ¿Cómo es posible que después de una masacre de este tipo, aún no hayan sido destituidos los comandantes generales de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) o el llamado Ejército Nacional Bolivariano (EJNB), órganos que ni siquiera han emitido declaración alguna desde sus jefes regionales en el estado Bolívar? Entonces, ¿en manos de quiénes estamos si hacia el desplazamiento terrestre de ese sector existen diversos puntos de control (alcabalas)? ¿Por qué el presidente de la República no solicita la renuncia del ministro de la Defensa, por un hecho de esta magnitud? ¿Quién puede entender que el gobernador del estado Bolívar no haya visitado al pueblo de Tumeremo, sino que haya sido el defensor del Pueblo, quien más allá de sus competencias, sea quien haya viajado hasta dicha zona? ¿Por qué si lo hace una autoridad nacional, no lo hace la máxima autoridad civil de ese estado? Interrogantes que sólo oscurecen más la sangre que fue profanada sobre el amor, la bondad y el sentimiento de un pueblo.
La sangre de Tumeremo no puede quedar impune, como no puede seguir impune la sangre inocente que yace sobre cualquier espacio y rincón del país. De nada sirve el oro, cuando el oro tiene el precio de la muerte. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
Por: Javier Antonio Vivas Santana |
Maduro cambia el Orinoco, Canaima y el
oro por dinero del imperio
Por: Javier Antonio Vivas
Santana | Domingo,
28/02/2016 06:53 AM
Todas
las actividades susceptibles de generar daños a los ecosistemas deben ser
previamente acompañadas de estudios de impacto ambiental y socio-cultural. El
Estado impedirá la entrada al país de desechos tóxicos y peligrosos (...)
Artículo
129. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
***
Finalmente
el gobierno (anti)"socialista" de Nicolás Maduro terminó por venderse
al mejor postor. ¿Y cuál ha sido la fórmula? Entregar el llamado "Arco del
Orinoco" (¿?), es decir, todo el cauce y bordes amplios del majestuoso
río, así como el estado Amazonas y parte del estado Bolívar a las empresas
extranjeras que han saqueado y vulnerado no sólo los parques y reservas
naturales de otros países, sino que se han encargado en violar los derechos
humanos de grupos originarios en tales latitudes del mundo.
En
efecto, lo que Nicolás Maduro transmitió en "cadena nacional", sobre
el "acuerdo" de la explotación de nuestras reservas de oro y diversos
minerales, ha sido la entrega de la soberanía a pirañas del ambiente, quienes
ahora en complicidad con la legalización de los grupos de la fuerza armada que
han desmantelado y contaminado con acciones de corrupción, contrabando y
"vacunas", el saqueo de las piedras preciosas, representa la mayor
perversión que este gobierno acaba de realizar no sólo contra el pueblo, sino
que esto significa una acción violatoria de la Constitución Nacional en
relación con los derechos ambientales y de pueblos indígenas.
La
"firma" para que ahora empresas de naciones "más
desarrolladas", además reciban a precio de regalo, el "derecho"
para liquidar los hábitats y ecosistemas que agrupan los parques nacionales
desde el bajo hasta el alto Orinoco, es decir, Aguaro-Guariquito,
Cinaruco-Capanaparo, Cerro Yapacana, Jaua-Sarisariñama, Duida Marihuaca,
Serranía de La Neblina, así com el más grande del país, Parima-Tapirapeco, y
por supuesto, también Canaima, que sin estar en ese cauce, se convierte en
parte del "lomito" que nos certifica como un "gran
productor" de oro, son la acción más criminal que haya podido realizar
Maduro por un puñado de monedas pertenecientes al imperio.
Lo
insólito es que durante el gobierno de Maduro se ha intensificado por grupos
ilegales, la contaminación de las zonas mineras del país, al punto que
organizaciones internacionales en materia de conservación natural han sido avaladas
en sus investigaciones por parte del Programa de Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (Pnuma)¹, quienes han alertado sobre cómo el mercurio ha degradado no
sólo los espacios mencionados, ubicados hacia los lados del Orinoco y Canaima,
sino el impacto casi irreversible que tal destrucción ambiental origina sobre
los grupos étnicos y sociales de estas zonas, sin incluir que en gran parte de
ellas existe una zona de refugio y conservación de fauna silvestre, acompañada
de reserva de biósfera.
El
gobierno de Maduro no puede ejecutar esa acción por anticonstitucional. Hay que
ir ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para impedir el ecocidio y
posterior genocidio que sólo tiene como fin continuar saciando la corrupción y
desfalco a Venezuela. Si el TSJ se coloca de espaldas al pueblo y avala
semejante "acuerdo" que sólo revela la última podredumbre de un
ejecutivo, también serán juzgados por la historia, porque se convertirán con
una decisión de tal magnitud en criminales de Estado. A propósito de ser ciego.
Quien tenga ojos que vea.
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