En América del Norte se observa un crecimiento
exponencial del número de mujeres que junto a sus familias buscan refugio de la
pobreza, la violencia y la ausencia de Estado de derecho que sufren en los
países del norte de Centroamérica: Guatemala, Honduras y El Salvador. Por eso
es importante detenerse en las condiciones de salida de estas mujeres de sus
países, así como en las políticas estadounidenses y mexicanas dirigidas a
contener a esta población, y reflexionar sobre posibles vías para robustecer y ampliar
la protección internacional de estas mujeres desde México.
Estamos viviendo, a escala internacional, una crisis de
recepción1 de
personas solicitantes de asilo y migrantes. Se ha criminalizado a quienes huyen
de la violencia y buscan refugio, incluso a las mujeres, las niñas y los niños.
Este artículo da cuenta de cómo en Estados Unidos las prácticas de control
estatal de seguridad nacional están dirigidas con especial énfasis contra las
mujeres hispanas y sus hijas e hijos solicitantes de asilo, las personas más
afectadas por la falta de oportunidades de vida, la violencia y la ausencia de
Estado de derecho en los países del norte de Centroamérica. A su vez, muestra
cómo México les ofrece más desafíos que seguridad, ya que los efectos de la
externalización de las fronteras de eeuu, las prácticas de revisión y
control migratorio xenófobas y la actividad del crimen organizado tienen una
impronta diferenciada en las mujeres. Finalmente, visibiliza el limitado uso de
los recursos para brindar protección internacional e integrar a las mujeres
solicitantes de asilo en México, con propuestas para robustecer y ampliar esta
protección.
Feminización de la movilidad en América del Norte
Desde 2013 se observa un crecimiento en el número de
mujeres con hijos provenientes de los países del norte de Centroamérica
–Guatemala, Honduras y El Salvador– en los flujos de personas migrantes y
solicitantes de asilo en América del Norte. En la primavera de 2014, llegaron
a eeuu cientos de miles de familias que fueron alojadas en centros de
detención creados para ese propósito mientras se resolvían sus solicitudes de
asilo. Se desplegaron políticas para disuadir la migración, desde canciones que
advierten sobre los peligros del viaje hasta detenciones prolongadas de mujeres
con niños pequeños en centros especiales.
Sin embargo, estas medidas no
estuvieron acompañadas de políticas nacionales y de una suficiente cooperación
internacional que contribuyera a fortalecer las economías y el Estado de
derecho de los países centroamericanos, con resultados en las vidas de las
personas. La falta de oportunidades y la violencia persisten, por lo que muchos
habitantes se siguen viendo forzados a huir de sus países. En consecuencia, en
el año fiscal 20192,
la Patrulla Fronteriza detuvo al doble de personas que en los cinco años
previos, en los que hubo un promedio anual de 500.000 aprehensiones3.
Si bien se produjo un aumento significativo en el flujo de personas
centroamericanas que solicitan asilo en eeuu a lo largo del año
fiscal 2019, el número de detenciones realizadas por la Patrulla Fronteriza ese
año se ubica en los niveles de los primeros años 80. Esto se debe a que, desde
la recesión económica de 2007, la entrada irregular de mexicanos a eeuu descendió
considerablemente. Por lo tanto, en los últimos seis años se ha producido un
cambio cualitativo en los flujos migratorios hacia ese país. Actualmente, hay
una mayor participación de familias centroamericanas encabezadas por mujeres
que huyen de la violencia y solicitan asilo.
En el pasado, las personas
extranjeras aprehendidas eran principalmente hombres jóvenes mexicanos que
buscaban empleo mejor remunerado y oportunidades de vida en eeuu, una
población a la que se podía detener y deportar expeditamente al otro lado de la
frontera4.
Las estadísticas de detención estadounidenses no desagregan la información por
sexo. Sin embargo, presentan datos de grupos familiares, así como de niñas,
niños y adolescentes no acompañados. Por lo tanto, sabemos que detuvieron a
473.682 personas que viajaban en familia y a 76.020 niñas, niños y adolescentes
no acompañados en el año fiscal 2019. La mayor parte de las familias provenía
de Honduras (39,77%) y Guatemala (39,10%)5.
Las estadísticas migratorias mexicanas sí desagregan la
información por sexo y edad. Por lo tanto, es posible medir el incremento de la
presencia de mujeres en los eventos de personas extranjeras presentadas ante la
autoridad migratoria mexicana (detenciones), tanto en términos absolutos como
porcentuales. El número de mujeres detenidas por el Instituto Nacional de Migración
se multiplicó por tres entre 2013 y los primeros ocho meses de 2019 (de 13.975
a 47.132) y, en términos porcentuales, pasó de conformar 16,19% de las
detenciones en 2013 a 32,60% en 2019 (enero-agosto). A su vez, el número de
niñas, niños y adolescentes detenidos se multiplicó por cuatro en el periodo,
de 9.630 en 2013 a 43.027 en 2019 (enero-agosto)6.
Por su parte, en los últimos años también el número de
solicitantes de asilo en México ha crecido de manera exponencial: pasó de 2.000
en 2013 a 60.000 en 2019 (cifra del 23 de octubre)7.
Mujeres, niñas, niños y adolescentes conforman más de 70% de las personas
solicitantes. Las mujeres pasaron de constituir 20% del total de las
solicitudes en 2013 a 38% en 2019. 78,6% del total de familias solicitantes de
asilo en 2019 están encabezadas por mujeres. Esta situación reproduce el patrón
tradicional de responsabilidades y cuidados en los países de origen y aumenta
las dificultades para el acceso al sistema de asilo e integración en México,
donde no cuentan con redes familiares como en eeuu8.
América Central
Las personas que llegan desde América Central a solicitar
asilo en México y eeuu huyen de la violencia y la falta de
oportunidades en sus países. Por un lado, solo un tercio de las jóvenes y los
jóvenes de Guatemala, Honduras y El Salvador tiene acceso a un trabajo formal.
En el caso de las mujeres, enfrentan la exclusión del mercado laboral. Si
llegan a ser contratadas, es con menores derechos y con brechas salariales
importantes, ya que se da por hecho que tienen otra carga laboral, la no
remunerada de los cuidados de la familia y el trabajo del hogar9.
La explotación, discriminación y exclusión de mujeres con desventajas
socioeconómicas y pertenecientes a etnia indígena o afrodescendiente está
normalizada y aceptada, tanto como la violencia patriarcal estructural. La
violencia familiar, además de la física, involucra una distribución desigual de
la comida, la asistencia sanitaria, la educación y la carga de trabajo del
hogar10.
Por otro lado, la falta de Estado de derecho, la debilidad de las instituciones
y la herencia de las prácticas y armas de los grupos de combate
contrainsurgente han alentado la proliferación de actores no estatales armados,
que incluyen a las pandillas, maras, grupos de seguridad y de crimen
organizado. Estos grupos controlan a los residentes y las economías locales en
muchas colonias urbanas de bajos ingresos y han intensificado la violencia con
total impunidad, con un efecto devastador en las mujeres y la niñez11.
Las mujeres, además de la violencia que experimentan en
sus hogares, padecen la violencia basada en género ejercida por las pandillas
en sus colonias. La violencia a la que son sometidas por estos grupos ha sido
caracterizada como feminicida12,
en un contexto de capitalismo gore13. Las
mujeres son tanto territorio de venganza como de desprecio14. No reciben
protección cuando la solicitan, e incluso la policía desincentiva que denuncien
las agresiones y pocas veces se persigue justicia porque las propias esposas e
hijas de los policías son acosadas como represalia. Los Estados de Guatemala,
Honduras y El Salvador han demostrado su falta de capacidad para proteger a sus
poblaciones15.
En este escenario, han escalado los feminicios. De acuerdo con el estudio de la
organización Small Arms Survey, los países centroamericanos encabezan la lista
de Estados con mayor tasa de feminicidios por cada 100.000 mujeres a escala
mundial: El Salvador con 14,4, Honduras con 10,9 y Guatemala con 9,516.
De acuerdo con un reporte de la Organización de las Naciones Unidas (onu), 96%
de los feminicidios permanece sin castigo en Honduras, mientras que en
Guatemala solo se juzgó a 7% de los acusados por feminicidio en 201717.
La búsqueda de la sobrevivencia lleva a las mujeres a
solicitar asilo en otros países, pero también lo hacen para salvar la vida de
sus hijas e hijos, quienes a su vez enfrentan violencia por parte de las
pandillas.
Las extorsiones y el reclutamiento forzado de niñas, niños y adolescentes
por parte de los grupos criminales son prácticas extendidas, e incluso hay
quienes se unen a estas pandillas con el objetivo de protegerse a sí mismos de
la violencia18.
Cuando un hijo ha muerto a manos de las maras y su hermano de 12 años de edad
es amenazado de muerte si no se une al grupo, muchas madres toman la decisión
de salir de sus hogares. Al no encontrar protección por parte de sus Estados,
emprenden el viaje al Norte, en busca de asilo.
eeuu
Pero al llegar al Norte se encuentran con prácticas de
control migratorio dirigidas especialmente en su contra. Al comenzar el
siglo xxi, la comunidad hispana pasó a ser la primera minoría en eeuu19.
De acuerdo con Joshiah Heyman, Jeremy Slack y Emily Guerra, este cambio
demográfico ha generado angustia y xenofobia en sectores del gobierno y la población
estadounidense. Ante la llegada a la frontera de mujeres centroamericanas con
sus familias, estos sectores se preocuparon por generar una narrativa
racializada sobre una amenaza a la que hay que repeler y disuadir de entrar.
También cabildearon para mantener los recursos y prácticas de control
migratorio, específicamente contra las mujeres morenas, latinoamericanas, en
edad reproductiva, y sus hijas e hijos. Este enfoque prevaleció sobre la visión
de estas familias como personas con necesidades de protección internacional20.
En el terreno, los agentes de la Patrulla Fronteriza y
otras autoridades migratorias estaban acostumbrados a detener a jóvenes
trabajadores migrantes mexicanos que podían deportar casi inmediatamente al
otro lado de la frontera, incluso con violencia. Un contingente de solicitantes
de asilo, especialmente si está compuesto por mujeres, niñas y niños, resulta
más complejo y costoso de manejar, ya que estas personas tienen una serie de
derechos que deben garantizarse durante su proceso de asilo, que involucran
desde un trato humanitario hasta infraestructura para alojarlas preservando la
unidad familiar. Fue más fácil declarar una «crisis» en la frontera en 2014 que
adaptarse para manejar este nuevo flujo con criterios humanitarios.
En este marco, el gobierno de Donald Trump generó una
serie de políticas y lineamientos para limitar el acceso a la protección
internacional, especialmente para las mujeres, lo que ha dado lugar a lo que
Lauren Martin define como «proceso de criminalización del asilo»21.
Entre otras, en junio de 2018 el fiscal general Jeff Sessions eliminó la
violencia doméstica y ejercida por pandillas como causal para la solicitud de
asilo. En julio de 2019, su sucesor William P. Barr terminó con la posibilidad
de asilo para las personas cuyos familiares hayan sido perseguidos22.
En septiembre de 2019, la Corte Suprema apoyó la decisión que permite al
gobierno de eeuu negar el asilo a personas que han pasado por un
tercer país, como México, sin haber presentado la solicitud en ese país23.
A su vez, el Departamento de Seguridad Nacional (dhs, por sus siglas en inglés)
decidió golpear sobre el vínculo más entrañable, que es el de la niña o niño
con su madre o padre. La política y práctica estadounidense de separación de
familias encarna y reproduce la violencia de género y generacional sobre
personas y familias ya traumatizadas, que se han visto obligadas a entregar a
sus hijas e hijos a la custodia del gobierno estadounidense contra el interés
superior de la niñez y las familias24.
La política de «tolerancia cero», aplicada en 2018, separó a más de 2.600
niñas, niños y adolescentes solicitantes de asilo de sus madres o padres al
cruzar la frontera (207 con menos de cinco años de edad). La mala información
que proveyó el dhs llevó a que muchas madres y padres fueran
deportadas sin tener conocimiento del paradero de sus hijas e hijos por meses.
Si bien se logró poner fin a esta política, el gobierno estadounidense no
cuenta con los medios tecnológicos para dar seguimiento a los miembros de estas
familias y garantizar la reunificación de todas ellas25.
A pesar de que se suprimió la política de «tolerancia
cero», el gobierno de eeuu separa familias por otros mecanismos, como
la externalización de sus fronteras, una estrategia que implica a México.
Mediante el Protocolo de Protección de Migrantes o Programa Quédate en México,
algunas personas solicitantes de asilo en eeuu son devueltas a ciudades
fronterizas del lado mexicano como Tijuana, Ciudad Juárez y Matamoros para
esperar su audiencia de asilo. La espera puede durar varios años de acuerdo con
la duración del proceso. Esperar en algunas de las ciudades más violentas de
México26 dificulta
contar con la representación de un abogado estadounidense, imprescindible para
alcanzar una resolución favorable ante las cortes de ese país27.
Para peor, la espera debe realizarse con la familia desmembrada. Las
autoridades migratorias estadounidenses, sin un criterio conocido, separan a
las familias al dividir a sus miembros entre ambos lados de la frontera. Se han
devuelto a México 47.313 personas, incluidas mujeres embarazadas, niñas y
niños, desde que se puso en marcha el protocolo en enero hasta finales de
septiembre de 201928.
Este protocolo, incluido en los acuerdos firmados con el gobierno de México
ante la amenaza de una imposición arancelaria en 201929,
viola la normativa internacional de refugio y protección a la infancia de la
que México forma parte.
México
En México, la recepción de solicitantes de asilo
centroamericanos ha seguido un camino pendular. Por un lado, se cuenta con una
de las normativas de asilo, refugio y protección complementaria más generosas del
mundo y con un discurso de «país refugio», que alude a la bienvenida de
exiliados políticos del siglo xx, especialmente de España y el Cono Sur
latinoamericano, pero también del éxodo guatemalteco en la década de 1980. A su
vez, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) está dirigida por un
funcionario experimentado y capaz, Andrés Alfonso Ramírez Silva, y cuenta con
el apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (acnur)
para la expansión y profesionalización de su equipo y actividades.
Finalmente,
México también busca reducir la necesidad de migrar en los países del norte de
Centroamérica mediante programas de cooperación internacional para el
desarrollo.Por otro lado, México mantiene una política y prácticas de contención
migratoria restrictivas, discriminatorias y xenófobas que, además, deben
responder a los intereses estadounidenses. Por lo tanto, la política migratoria
ha estado enfocada en detener y deportar de manera sistemática a las personas
migrantes, sin darles la información y la oportunidad para solicitar asilo; o
las deja por meses en condiciones de detención inhumanas para que desistan sus
solicitudes de asilo30.
El gobierno de Enrique Peña Nieto desplegó el Programa de la Frontera Sur para
limitar la llegada de familias y, especialmente, de niñas, niños y adolescentes
no acompañados a eeuu31.
El de Andrés Manuel López Obrador ha movilizado a la recién conformada Guardia
Nacional32 para
perseguir a esta población; ha violado el principio de non-refoulement (no
devolución) al recibir en su territorio a solicitantes de asilo en eeuu cuando,
además, no puede garantizar su seguridad y, en cambio, les ofrece trasladarlos
de manera gratuita a Tapachula, en la frontera con Guatemala33;
ha dirigido fondos destinados a la cooperación internacional para el desarrollo
que ofrece México a la construcción de estaciones migratorias y otras formas de
control migratorio; y ha dotado de un presupuesto insuficiente a la Comar. La
situación en las ciudades fronterizas mexicanas es compleja, tanto en el norte
como en el sur, ya que allí se concentra la mayor parte de la población
migrante y solicitante de asilo. En el norte, además de los solicitantes de
asilo devueltos por eeuu, hay otro grupo de familias que esperan su turno
para acceder al puerto de entrada y plantear su solicitud de asilo a las
autoridades estadounidenses.
Por la política estadounidense de dosificación de
entradas (metering), las personas deben esperar del lado mexicano durante meses
a que sea su turno para presentarse34.
En agosto de 2019 se estimaba que esta población sumaba 18.000 personas35.
Por lo tanto, alrededor de 60.000 solicitantes de asilo se habían acumulado en
los estados fronterizos para septiembre. Por ejemplo, en Ciudad Juárez, la
situación ha sido extrema. En junio de 2019 sumaban 12.700 solicitantes de
asilo, es decir 11 personas por cada espacio disponible en un albergue, por lo
que es frecuente encontrar familias con niñas y niños durmiendo en las calles36.
Human Rights Watch ha documentado casos de secuestro, violencia sexual y violencia
contra personas solicitantes de asilo, incluidas mujeres, niñas, niños y
adolescentes, en Ciudad Juárez. Por lo tanto, muchas mujeres eligen pagar un
alojamiento y pasar hambre, ya que están atemorizadas por la violencia de la
ciudad37.
Sin embargo, esas formas de vida no se pueden sostener en el tiempo, por lo que
es relevante facilitar a esta población la ubicación en un empleo.
En el sur hay un cerco de contención migratoria, con una
proliferación de operativos de revisión migratoria y detención de personas
migrantes y solicitantes de asilo38.
En la ciudad fronteriza de Tapachula, las estaciones migratorias y los
albergues se encuentran rebasados, por lo que las personas duermen en el suelo,
alrededor de las estaciones. Ahí se concentran dos terceras partes de los
solicitantes de asilo en México (40.000), así como un creciente contingente de
migrantes caribeños y extracontinentales que busca llegar a eeuu39.
Este número de personas, que a escala nacional –por población y extensión
territorial– pasaría desapercibido, concentrado en una ciudad de alrededor de
350.000 habitantes representa un peso significativo para las estructuras y la
población local, lo que ha generado brotes de xenofobia40
.
Si bien las autoridades migratorias han extendido las oportunidades para
regularizar la estancia de algunas personas provenientes de América Central, ha
prevalecido un control migratorio férreo y condiciones de detención indignas.
Es relevante notar que el gobierno de México no persigue la separación de
familias, como lo hace eeuu. Sin embargo, de facto realiza esta práctica
porque lleva a cabo persecuciones militares para detenerlas, en las que no
repara en preservar la unidad familiar, no cuenta con espacios suficientes para
albergar juntas a las familias y no tiene la capacidad técnica para identificar
el vínculo familiar de las personas detenidas41.
Diversos estudios han demostrado cómo las prácticas de control y verificación
migratoria tienen un efecto más pernicioso sobre las mujeres, ya que abren
lugar a eventos de extorsión y violaciones de derechos humanos42.
Estas medidas de control migratorio militarizado, lejos de disuadir la
migración, resultan en el incumplimiento de la normativa nacional e
internacional, fortalecen a los polleros o traficantes, quienes aumentan sus
tarifas, y hacen los viajes más clandestinos y peligrosos, lo que aumenta el
nivel de vulnerabilidad de las personas migrantes. El naufragio de una balsa
que partió de las costas de Puerto Arista, Chiapas, con la muerte de tres
personas de Camerún, es un claro ejemplo de esta situación43.
Género y refugio
En este contexto de dinámicas de violencia que afectan a
las familias en América Central y, de manera secundaria, de límites al asilo
en eeuu, ha aumentado el número de solicitudes de asilo en México,
principalmente de mujeres. Mientras que en 2013 eran 389 las mujeres que
solicitaron asilo, 7.211 lo hicieron durante 2018 (enero-septiembre). Es decir,
se multiplicó más de 18 veces el número de mujeres solicitantes en cinco años.
Sin embargo, el número de personas que efectivamente recibe protección internacional
no ha crecido a la par, ya que hay una alta tasa de casos desistidos y una
carga de casos pendientes por resolver44.
En 2013 se reconoció a 137 mujeres y en 2018 a 916. Es decir, se multiplicó 6,7
veces el número de mujeres reconocidas45.
Si bien la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político
reconoce el género como uno de los fundamentos para otorgar la condición de
refugiado, no existen estadísticas que indiquen específicamente el uso de este
recurso, y la literatura en este tema es incipiente46.
En los últimos años, la Comar ha comenzado a publicar estadísticas sobre los
motivos para solicitar asilo y su reconocimiento. De esta manera sabemos que,
entre enero y septiembre de 2018, 77% de las solicitudes de asilo de mujeres
estuvieron basadas en motivos no especificados, 10,91% en violencia
generalizada, 3,47% en violencia doméstica, 2,42% en violación masiva de
derechos humanos y 0,18% en discriminación o violencia por su preferencia
sexual o pertenencia al grupo social lgbti+. Por su parte, los datos
indican que la protección internacional que recibieron más de 80% de las
mujeres en el periodo enero-septiembre de 2018 estuvo basada en tres causas:
violación masiva de derechos humanos, violencia generalizada y pertenencia a
grupo opositor a pandillas. A su vez, 8% de los reconocimientos están fundados
en violencia familiar y 2% en la pertenencia al grupo social lgbti+47.
Estos datos arrojan luz sobre la necesidad de trabajar para establecer las
condiciones que brinden seguridad a las mujeres para hablar y poder así
identificar mejor a quienes huyen de sus países por violencia de género y
facilitar su acceso a la protección internacional48.
Para ello se requiere generar conocimiento sobre las necesidades de protección
internacional de las mujeres centroamericanas sobrevivientes de violencia y las
barreras que enfrentan para alcanzar su acceso a derechos en México. El acnur ha
identificado que un número significativo de mujeres percibe como inaccesible la
protección internacional porque les parecen demasiado complejos los
procedimientos. Asimismo, ha reportado que muchos casos de mujeres
sobrevivientes de violencia de género son rechazados por falta de pruebas y que
pocas mujeres tienen acceso a representación legal durante su solicitud49.
Si bien algunas organizaciones de la sociedad civil han representado a mujeres
sobrevivientes de violencia de género en sus procesos de solicitud de asilo en
México, se requiere realizar una sistematización de estos casos que identifique
lecciones aprendidas y buenas prácticas para acompañarlas con mayor calidad y
eficiencia. Más allá de eso, es importante crear lineamientos para desarrollar
solicitudes de asilo basadas en violencia de género que permitan
institucionalizar este proceso en México.
Por otra parte, es indispensable ampliar el acceso de los
solicitantes de asilo a la representación legal. Estudios en eeuu han
demostrado que la representación legal durante este proceso aumenta las
posibilidades de obtenerlo50.
Por lo tanto, existe un área de oportunidad para ampliar el acceso de mujeres
sobrevivientes de violencia de género a protección internacional mediante
representación legal y atención psicológica durante sus procesos de solicitud
de asilo.
Finalmente, lo que persigue una persona solicitante de
asilo no es solo el reconocimiento de la calidad de refugiado, sino la
posibilidad de vivir, trabajar y ver a los hijos e hijas crecer en paz. En este
sentido, la integración al país de refugio es parte fundamental de la
protección internacional. Como se vio anteriormente, las mujeres llegan en
mayor medida con sus hijos e hijas, por lo que enfrentan mayores desafíos y
barreras para su integración y acceso al mercado laboral en México. En este
sentido, la Comar reconoce que es indispensable incluir la perspectiva de
género en la atención a las mujeres solicitantes y refugiadas, a fin de
garantizar su protección en condiciones de igualdad51.
Esto significa que hay que desarrollar políticas de integración y asistencia
que consideren las necesidades diferenciadas de las mujeres refugiadas y
ampliar los programas existentes, para lo que hace falta un presupuesto, además
de perspectiva de género. México tiene un largo camino por recorrer en este
ámbito, pero existen recursos y buenas prácticas internacionales que pueden
facilitar el andar.
1.
Bina D’Costa: «Catching dreams and building hopes for
children: A research-led policy agenda on migration and displacement» en
Migration Policy Practice vol. viii No 2, 5-8/2018, iom-EurAsylum.
2
.
El año fiscal estadounidense corre de octubre a
septiembre. Por ejemplo, el año fiscal 2019 comenzó en octubre de 2018 y
terminó en septiembre de 2019.
3.
Durante el año fiscal 2019, la Patrulla Fronteriza
realizó 851.508 aprehensiones y declaró inadmisibles en la frontera suroeste a
126.001 personas (en total, 977.509). Es importante notar que en estas
estadísticas se incluye a todas las personas que se han presentado en los
puertos de entrada fronterizos para solicitar asilo de manera legal. Oficina de
Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU: Southwest Border Migration fy2019,
Departamento de Seguridad Nacional, Washington, dc, 2019, disponible en www.cbp.gov/newsroom/stats/sw-border-migration.
4.
Jeffrey S. Passel y D’Vera Cohn: «Mexicans Decline to
Less than Half the us Unauthorized Immigrant Population for the First Time»
en Factank, 12/6/2019; Walter Ewing: «The Changing Face of Undocumented
Immigration» en Immigration Impact, 21/6/2019.
5.
Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de eeuu: «us
Border Patrol Southwest Border Apprehensions by Sector Fiscal Year 2019»,
Departamento de Seguridad Nacional, Washington, DC, disponible en www.cbp.gov/newsroom/stats/sw-border-migration/usbp-sw-border-apprehensions.
6.
Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de
las Personas: Boletín Mensual de Estadísticas Migratorias. Síntesis 2019,
Secretaría de Gobernación, Ciudad de México, 9/2019.
7.
«Refugiados huyen perseguidos de su país y representan
más mujeres, niños y niñas: Ramírez», entrevista a Andrés Ramírez Silva,
coordinador general de la Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados (Comar),
24/10/2019, disponible en: www.youtube.com/watch?v=vi0u5byy91o&feature=youtu.be.
8.
Andrés Ramírez Silva: La situación de las mujeres
refugiadas en México, todas / Grupo Milenio / Instituto Nacional de las
Mujeres, Ciudad de México, 6/2019.
9.
Cepal: Hacia un nuevo estilo de desarrollo. Plan de
Desarrollo Integral El Salvador-Guatemala-Honduras-México. Diagnóstico, áreas
de oportunidad y recomendaciones de la Cepal, Naciones Unidas, Ciudad de
México, 5/2019.
10.
Lirio Gutiérrez Rivera: «Gender, Race, and the Cycle of
Violence of Female Asylum Seekers from Honduras» en Mary Bosworth, Alpa Parmar
y Yolanda Vázquez (eds.): Race, Criminal Justice and Migration Control:
Enforcing the Boundaries of Belonging, Oxford UP, Oxford, 2018.
11.
ACNUR: Children on the Run: Unaccompanied Children
Leaving Central America and Mexico and the Need for International Protection,
Washington, DC, 3/2014 y ACNUR: Women on the Run. First-Hand Accounts of
Refugees Fleeing El Salvador, Guatemala, Honduras, and Mexico, Washington, DC,
10/ 2015.
12.
Ana Carcedo (coord.): No olvidamos, ni aceptamos.
Femicidio en Centroamérica 2000-2006, Centro Feminista de Información y Acción
/ Horizons, San José de Costa Rica, 2010.
13.
Sayak Valencia define el capitalismo gore a partir de un
estudio sobre la situación de la población en la ciudad de Tijuana. Este emerge
en el mundo periférico y marginal, donde hay personas que hacen de la violencia
una forma de vida y socialización y la usan como recurso para impactar
políticamente en su entorno. En este caso, la destrucción del cuerpo es en sí
mismo un producto, y la muerte, el negocio más rentable. S. Valencia: Capitalismo
gore, Melusina, Barcelona, 2010.
14.
A. Carcedo (coord.): ob. cit.
15.
ACNUR: Women on the Run, cit.
16.
Datos de 2007 a 2012. Global Burden of Armed
Violence 2015: Every Body Counts, Declaración de Ginebra sobre Violencia Armada
y Desarrollo / Small Arms Survey / pndu, Ginebra, 8/5/2015.
17.
Cecilia Menjívar y Shannon Drysdale Walsh: «The
Architecture of Feminicide: The State, Inequalities, and Everyday Gender
Violence in Honduras» en Latin American Research Review vol. 52 No 2,
2017.
18.
Unicef: «Desarraigados en Centroamérica y México. Los
niños migrantes y refugiados se enfrentan a un círculo vicioso de adversidad y
peligro», La Infancia en Peligro, Unicef, 8/2018.
19.
Además, actualmente las mujeres hispanas en eeuu muestran
un cambio demográfico, tanto en la edad en que comienzan sus familias y en su
tasa de fertilidad como en su presencia en las universidades y en la apertura
de emprendimientos, por lo que se están convirtiendo en una fuerza del mercado
con importante crecimiento y potencial. Ver Lydia DePillis: «The Future of
American Economy is Hispanic and Female» en CNN Business, 2/4/2019.
20.
J. Heyman, J. Slack y E. Guerra: «Bordering a ‘Crisis’:
Central American Asylum Seekers and the Reproduction of Dominant Border
Enforcement Practices» en Journal of the Southwest vol. 60 No 4,
invierno de 2018.
21.
L. Martin: «The Geopolitics of Vulnerability: Children’s
Legal Subjectivity, Immigrant Family Detention and us Immigration Law and
Enforcement Policy» en Gender, Place and Culture vol. 18 Nº 4, 2011.
22.
Se espera que ambas decisiones sean desafiadas en el
sistema de justicia. Human Rights First: «Central Americans Were Increasingly
Winning Asylum Before President Trump Took Office», 1/2019.
23.
Con esta medida, para poder solicitar asilo en eeuu se
debe haber solicitado asilo en un tercer país y haber sido rechazado.
24.
Daniel T. Cook: «The Mire of Its Own Construction?:
Childhood Studies and the ‘Crisis’ at the Mexico-us Border» en Childhood vol.
26 No 1, 2/2018.
25.
Oficina del Inspector General, Departamento de Seguridad
Nacional de EEUU: «Special Review: Initial Observations Regarding Family
Separation Issues Under the Zero Tolerance Policy», OIG-18-84, 27/9/2018.
26.
Incluso el Departamento de Estado estadounidense presenta
advertencias de viaje a los estados fronterizos de México: ha emitido una
alerta de viaje a Tamaulipas por riesgo de crimen y secuestro, y aconseja
reconsiderar el viaje a los estados de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y
Sonora, por los peligros que presentan asociados al crimen.
27.
Human Rights First: «Delivered to Danger: Illegal Remain
in Mexico Policy Imperils Asylum Seekers’ Lives and Denies Due Process»,
8/8/2019.
28.
«Details on mpp (Remain in Mexico) Deportation
Proceedings, through September 2019» en Transactional Records Access
Clearinghouse (TRAC) Immigration, Universidad de Siracusa, Siracusa, 2019.
29.
Departamento de Estado de EEUU: «US-Mexico Joint
Declaration», Washington, DC, 7/6/2019, disponible en www.state.gov/u-s-mexico-joint-declaration/.
30.
Human Rights Watch: Puertas cerradas. El fracaso de
México a la hora de proteger a niños refugiados y migrantes de América Central,
3/2016.
31.
G. Díaz Prieto: Familias centroamericanas migrantes
en México. Recomendaciones para ampliar su protección, IMUMI, Ciudad de México,
2017.
32.
Institución que funge como policía nacional de México, a
fin de proporcionar seguridad pública.
33.
Alberto Pradilla: «El gobierno envía a la frontera con
Guatemala a solicitantes de asilo devueltos por EU» en Animal Político,
15/8/2019 y Patrick J. McDonnell: «Mexico Sends Asylum Seekers South –With No
Easy Way to Return for us Court Dates» en Los Angeles Times, 15/10/2019.
34.
Los agentes de Protección Fronteriza y Aduanal redujeron
su recepción de solicitantes, en lugar de aumentar la atención a estas
personas. Los agentes se establecen directamente en la línea fronteriza para
que quienes busquen asilo no puedan poner un pie en territorio estadounidense,
lo que les daría derecho a solicitar protección. Permiten la entrada de un
número reducido de personas al día y piden al resto que regrese en otro
momento, sin asegurar una cita y sin garantía de que finalmente se les
permitirá entrar. Adam Isacson, Maureen Meyer y Adeline Hite: «‘Come Back
Later’: Challenges for Asylum Seekers Waiting at Ports of Entry», wola,
Washington, DC, 8/2018.
35.
Human Rights First: «Delivered to Danger», cit.
36.
«US: Asylum Seekers Returned to Uncertainty, Danger in
Mexico» en Human Rights Watch, 2/7/2019.
37.
Human Rights Watch: «‘We Can’t Help You Here’: US Returns
of Asylum Seekers to Mexico», 7/2019.
38.
A. Isacson y M. Meyer: «The Crackdown at Mexico’s
Southern Border», podcast, WOLA, 11/9/2019.
39.
En pasados gobiernos, las personas provenientes de África
y Asia, así como de Cuba, al ser un grupo pequeño, recibían un oficio de salida
que les otorgaba 30 días para dejar del país, por lo que podían continuar su
viaje hacia eeuu. Una oficina con personal del dhs estadounidense en Tapachula
identificaba a «extranjeros de interés especial», a fin de evitar la entrada a
eeuu de algún terrorista. El flujo de personas provenientes de otros
continentes ha aumentado y los acuerdos con eeuu han cambiado. Ahora el oficio
de salida es para salir por la frontera sur. Por lo tanto, por primera vez en
la historia de México, el 15 de octubre de 2019 se devolvió a un contingente de
311 migrantes originarios de la India en un vuelo México-Nueva Delhi. David
Scott FitzGerald: Refuge Beyond Reach: How Rich Democracies Repel Asylum
Seekers, Oxford up, Oxford, 2019.
40.
Para aliviar esta situación, se requieren proyectos de
inversión local y de redistribución de la población solicitante y refugiada a
lo largo del territorio nacional. Óscar Santillán y Jonathan Nácar:
«Refugiados, la crisis que viene» en ejecentral, 25/4/2019; «Refugiados
huyen perseguidos de su país y representan más mujeres, niños y niñas:
Ramírez», cit.
41.
G. Díaz Prieto: Familias centroamericanas migrantes en
México, cit. y Unicef: ob. cit.
42.
G. Díaz Prieto y Gretchen Kuhner: Un viaje sin rastros.
Mujeres migrantes que transitan por México en situación irregular, Consejo
Editorial, Estados Unidos Mexicanos, lxii Legislatura, Cámara de Diputados /
Instituto para las Mujeres en la Migración / 4ta. Editores, Ciudad de México,
2014 y G. Díaz Prieto: Operativos móviles de revisión migratoria en las
carreteras de México. Una práctica discriminatoria e ilegal, El Colegio de la
Frontera Norte, Tijuana, 2016.
43.
Consejo Ciudadano del Instituto Nacional de Migración:
«Reitera su preocupación por la situación de las personas extracontinentales y
caribeñas en la frontera sur de México», Comunicado CCINM/06/2019, 16/10/2019.
44.
Para la Comar y el acnur, las tasas de reconocimiento han
aumentado en el periodo, ya que únicamente calculan el total de reconocidos
sobre el total de casos resueltos. Es muy importante considerar el número de
casos desistidos, abandonados y pendientes, ya que arroja luz sobre las
necesidades de mejorar el sistema de asilo en México. Por ejemplo, más de 72%
de los casos de mujeres (5.153) quedaron pendientes de resolver en 2018.
45.
Entre 2013 y septiembre de 2019, 114.280 personas han
solicitado asilo en México y 21.483 han obtenido protección internacional.
Unidad de Política Migratoria y comar: Boletín estadístico de solicitantes de
refugio en México 2013, 11/2018; Unidad de Política Migratoria y comar: Boletín
estadístico de solicitantes de refugio en México 2018, 12/2018 y comar: Reporte
al cierre de septiembre 2019, 2/10/2019.
46.
El informe del Programa de Derechos Humanos de la
Universidad Iberoamericana es pionero en este tema. Indica que la causal de
género se pensó como un mecanismo para responder tanto a las situaciones de
personas discriminadas por sus preferencias sexuales, como a sobrevivientes de
actos de violencia sexual, doméstica y familiar y mutilación genital femenina.
Sin embargo, quedó plasmada con gran ambigüedad en la ley y su reglamento.
Observatorio de Protección Internacional: «El género como causal del reconocimiento
de la condición de refugiado en el sistema de asilo mexicano», Universidad
Iberoamericana, Ciudad de México, 1/2019.
47.
Unidad de Política Migratoria y comar: Boletín
estadístico de solicitantes de refugio en México 2018, 12/2018.
48.
Alina Potts: «Marginalization in Motion: Understanding
and Addressing Violence against Women and Girls along the Migration Journey»
en Migration Policy Practice vol. viii No 2, 5-8/2018.
49.
ACNUR: Women on the Run, cit.
50.
Un reporte de la Universidad de Siracusa muestra que
menos de 30% de las mujeres con hijos que solicitaron asilo en eeuu durante
2015 contaron con representación legal. Mientras que 26,3% de los casos
representados alcanzaron reconocimiento, solo 1,5% de las mujeres solicitantes
de asilo sin representación legal fueron reconocidas. Transactional Records
Access Clearinghouse: «Representation is Key in Immigration Proceeding
Involving Women with Children» en TRAC Immigration, Universidad de
Siracusa, Siracusa, 18/2/2015.
51.
A. Ramírez Silva: La situación de las mujeres
refugiadas en México, cit.
Nuso. Org
14 de Diciembre del 2019
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