La
OEA descubre una "estructura informática oculta y paralela a la del conteo
oficial... que permitía la manipulación de datos, suplantación de actas o
cualquier maniobra".
El
ex presidente de Bolivia asilado en México, Evo Morales. José Méndez EFE
El
"pucherazo" electoral en Bolivia es de tal calibre que la Organización de Estados Americanos (OEA) ha confirmado en
su informe final 12 "acciones dolosas" y 13
"irregularidades graves" para manipular en favor de Evo Morales el resultado de las
elecciones generales del 20 de octubre. La auditoría del organismo
internacional, que el propio líder indígena solicitó a Luis Almagro, secretario general de la
OEA, será la base principal de la Fiscalía del Estado en el proceso judicial
que se sigue contra el Gobierno de Evo.
El
fraude asemeja en buena parte a los que ha llevado a cabo la revolución
bolivariana en Venezuela. Pero además introduce una
novedad que parece salida de una película de hackers: la OEA descubrió una
"estructura informática oculta y paralela a la del conteo oficial... que
permitía la manipulación de datos, suplantación de actas o cualquier maniobra,
facilitado por la volatilidad de la evidencia digital".
Para
ello, contaban con una mano negra, cuya identidad no aparece en el
informe, y con la connivencia y "parcialidad" de los miembros del
Tribunal Supremo Electoral (TSE), algunos de ellos ya entre rejas. Los vocales
"permitieron que se velara el flujo de información hacia servidores
externos, destruyendo toda confianza en el proceso electoral".
"El
informe final de la OEA confirma el fraude electoral más escandaloso en la
era democrática en Bolivia, propiciado por un presidente que violó todos
los principios de la democracia y de la Constitución. Esta infamia nunca más
puede permitirse y los responsables deben ser sancionados", clamó el
candidato "derrotado" Carlos Mesa.
Previamente a este
pucherazo, Morales se sirvió de los poderes judiciales para presentarse
por tercera y cuarta vez (la Constitución sólo permite en dos ocasiones) y
para desoír la voz del pueblo en 2016, tras caer derrotado en el referéndum con
el que pretendía eternizarse en el poder.
El
objetivo de semejante montaje era que Morales continuara en el poder hasta 2025
sin necesidad de pasar por una segunda vuelta en un país dividido. La
contundente investigación de la OEA desmiente así la defensa de Evo emprendida
por sus aliados continentales, que le presentan como la víctima de un golpe de
Estado a la vieja usanza y del supuesto racismo contra los indígenas, olvidando
que el líder aymara presidió Bolivia durante 14 años.
El
escándalo provocado por el avance preliminar del informe de la OEA, publicado
en la mañana del 10 de noviembre, se sumó a la rebelión popular desatada desde
el primer día por la imposición de Morales como presidente. La sublevación
policial, iniciada en Cochabamba 48 horas antes pero empujada desde las calles,
también percutía contra la revolución indígena.
En unas horas que ya figuran en
la Historia reciente del país andino, varios colaboradores de Evo dimitieron de
sus puestos, mostrando una debilidad política que se derrumbó con la
"sugerencia" de dimisión de su jefe del Ejército, el general Williams Kaliman.
"El
pueblo boliviano espera que este informe sirva para demostrar al mundo entero
que la causa de los problemas en Bolivia no fueron un golpe o algún tipo de
maniobra contra un presidente de origen indígena, sino la causa principal
es el fraude, no haber respetado lo que expresaban las urnas",
subraya a EL MUNDO la historiadora Lupe Cajías.
"Esta
manipulación se ha hecho de una forma sofisticada pero también muy burda, porque
se han empleado las nuevas tecnologías para cambiar los resultados de las
actas, volcarlas, pero también se han cometido errores increíbles, como el
hallazgo de actas en basureros, el traslado de material electoral a casas
privadas. También se trasladó a votantes en el norte del país y en el último
momento a otros colegios. Está por investigar el comportamiento de cónsules y
de la embajada de Bolivia en Argentina. Una manipulación muy
grande", culmina la también analista política.
El
informe destaca las alteraciones en el resultado de las actas con la
falsificación de las firmas de los jurados de mesa. Resulta imposible
medir hasta dónde llega el número de votos fraudulentos, pero, sólo con el
muestreo parcial realizado por la OEA, la candidatura del MAS engordaba los votos
suficientes para que Evo no pasara a segunda vuelta. La OEA diseccionó mesas
electorales de 47 municipios de La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Potosí y Oruro.
"Existe
la creciente sospecha de que el fraude se hizo de una manera muy
sofisticada no sólo el 20 de octubre, sino también en anteriores ocasiones. Lo
que era un rumor en el referéndum de 2016, que la victoria del no (51%) fue más
contundente, empieza a cobrar más fuerza y se relaciona con el resultado de
otras elecciones parciales para elegir a miembros del Poder Judicial, donde el
rechazo popular contra los candidatos de Evo Morales fue muy contundente",
sentencia Cajías.
El mundo
13 de Diciembre del 2019
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