Ningún venezolano que se oponga al despotismo, con un mínimo de sensatez,
pudiese alegrarse de lo que acontece con los diputados de la Asamblea Nacional.
Los sentimientos correspondientes son rabia, indignación, horror, tristeza,
quizás mezclados con estados depresivos y en ningún caso es porque nos
sorprendamos de la existencia en la política de corruptos, sino por las
implicaciones, los efectos que tienen tales acciones para todos los
venezolanos.
El asunto no es solo la corrupción; no se trata de un delito y las penas
que le corresponden al funcionario por cometerlo. Para el pueblo venezolano no
es solo un problema de ética pública, de la moral o las buenas costumbres de un
funcionario y de su responsabilidad frente a la justicia, ¡No!
El problema central es que la corrupción está asociada a un hecho de
mayor trascendencia, la permanencia en el poder del déspota. Por lo tanto, es
absurdo limitarla a un problema de unos individuos que delinquieron. Se
trata que esas acciones han determinado y siguen determinando las tácticas y
estrategias para enfrentar al déspota.
El despotismo realizó una estafa (un acuerdo con Claudio y compañía),
toda persona mínimamente racional, podía percatarse que era una estafa porque
los interlocutores (supuestos opositores) ni tenían representación ni poder
alguno para acordar con el despotismo. Sin embargo, los únicos de la oposición
que aceptaron en la práctica los acuerdos de la llamada Mesita, fueron los de
la Asamblea Nacional, quienes aceptaron la incorporación de los parlamentarios,
sin ningún tipo de problema y funcionaron como que si tal acción fuese parte de
su propia agenda política.
Obviamente, si se incorporaban hasta el político o analista más lerdo,
sabía que tendrían derecho a votar e influir en las decisiones y para alcanzar
sus objetivos tendrían que maximizar sus votaciones, dígase, ganarse a más
parlamentarios. El Diputado José Guerra denuncia, un día después de la
conformación de la comisión de postulación para los miembros del CNE, que hay
una operación para comprar diputados… Pero es que la lectura puede ser distinta
y al calor de las nuevas informaciones debemos leerlas de otra manera, a saber:
Los diputados del PSUV se incorporan al parlamento, cuando tienen amarrado a
los diputados de la oposición.
Ahora bien, después de las declaraciones del ex embajador y de la
publicación de los trabajos de investigación periodística, se tomaron
decisiones administrativas, tardías y viéndosele todas las costuras; pero nada
han dicho de la ruta política; como si la corrupción fuese un problema
individual y no estuviese articulada a la permanencia del despotismo en
Venezuela. Los venezolanos no somos una partida de ignorantes y estamos hartos
que la dirigencia política nos trate como infantes.
¿Qué cambiará en el orden político? ¿Cuál será la táctica? ¿Unidad? ¿Con
quién? ¿Cómo? ¿De qué manera?
Reflexiones
13 de Diciembre del 2019
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