jueves, 6 de abril de 2017

Muere el teórico de la democracia Giovanni Sartori a los 92 años - Daniel Verdú - El País - La Jornada - El Confidencial

El politólogo italiano fue uno de los pensadores contemporáneos más relevantes en el estudio de los sistemas políticos y de partidos y un crítico tardío del multiculturalismo

En una ocasión le preguntaron al profesor Giovanni Sartori, capaz de desplegar en cada respuesta un abrumador repertorio de argumentos e ironía que podían sonar a arrogancia intelectual, si no era demasiado  altezzoso  (altanero en italiano). Él respondió. “Ciertos personajes son pigmeos. Es inevitable mirarles desde arriba”. Sartori, que murió ayer a los 92 años, se refería principalmente a algunos exponentes de la clase política italiana, de quienes fue gran azote este pensador lúcido y brillante, autor de decenas de ensayos que han cambiado el estudio de la ciencia política.

Nacido en Florencia el 13 de mayo de 1924, ha sido uno de los intelectuales contemporáneos más relevantes en el análisis de las democracias y los sistemas de partidos políticos. Politólogo y sociólogo de mirada corrosiva e insobornable, fue capaz de aportar brillo, humor y, sobre todo, mucha claridad al embrollo legal, social y político de la sociedad italiana. A menudo con refrescante ironía y cierto sarasmo flotando sobre la carga científica que le permitían transitar con elegancia por un pensamiento tradicionalmente áspero.

Sartori fue profesor emérito en la Universidad de Florencia, y a partir de 1976 empezó a enseñar en universidades de Estados Unidos: primero en Stanford y luego en la de Columbia de Nueva York. Se convirtió en uno de los referentes del mundo de la comunicación con sus teorías sobre la influencia de los medios en la sociedad. Sus obras, de una incansable mordacidad y siempre combativas con el poder, han encendido la hoguera mediática y política cada vez que se han publicado. Sucedió con referencias como ¿Qué es la democracia? (1997), con La sociedad multiétnica: pluralismo, multiculturalismo y extranjeros (2001) o con el referencial Homo videns: la sociedad teledirigida (1998). En junio de 2015 publicó su último libro, La carrera hacia ninguna parte. Diez lecciones sobre nuestra sociedad en peligro (Taurus).

Difícil de clasificar, incluso intelectualmente “extravagante”, como se definió él mismo en el discurso de la entrega de premios de los Príncipe de Asturias, su pensamiento siempre discurrió fuera de los esquemas o convenciones teóricas del establishment intelectual. Laico y crítico con la Iglesia, especialmente por su falta de control en la expansión de la población en los países pobres, fue acercando su mirada y sus tesis al conflicto generado por los crecientes fenómenos migratorios y el Islam, dos de sus últimas obsesiones políticas: muy a menudo polémicas por su pretendida distanciamiento del amable discurso multicultural. “La civilización occidental y el Islam actual son fundamentalmente incompatibles”, sostuvo en una entrevista con este periódico en 2001.

Contestario con el poder italiano de los últimos 20 años —suyos son los términos Porcellum o Matarellum que definen las caóticas leyes electorales italianas—, recibió ayer de este universo los mayores elogios. Puede que el Presidente del Consejo de Ministros, Paolo Gentiloni fuera el más preciso: “Gracias por la ciencia y la inteligencia corrosiva con la cual este estudioso ilustre ha dado mapa y nombre a la política para que pudiera reencontrarse a sí misma”.

En ese pequeño universo, una de sus obsesiones políticas fue el ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, a quien dedicó el libro El Sultanato, una recopilación de sus artículos sobre Il Cavaliere en Il Corriere della Sera. Pero su crítica se situó siempre a ambos lados del eje ideológico tradicional. Especialmente contra el también florentino y ex premier, Matteo Renzi. “Mientras Berlusconi era un tramposo blanco, Renzi es un tramposo agresivo”, dijo en una de sus últimas entrevistas. ¿Algo que le gustase de él? “Su falta absoluta de vergüenza”.

Los medios de comunicación, la información sobre lo público y la confusión generada en el mundo de las pantallas formaron parte de su cuerpo teórico. Pero la capacidad para aportar algún orden al ruido mediático, constituyó la parte más valiosa de su dedicación como sociólogo. Anticipó tanto, que incluso serviría una reflexión que sobre sí mismo aplicable al imperio de la todología y la tertulia global a la que, a menudo, tiende hoy cierto periodismo: “Soy un superviviente de otro tiempo, uno de los últimos dinosaurios que aún creen que lo importante es intentar conseguir que se entienda un problema, y no sólo aportar nuevos comentarios y análisis”.

Roma 5 ABR 2017 - 09:14 CEST EL PAIS
Giovanni Sartori, en 2003, en Madrid. RAÚL CANCIO




Muere Giovanni Sartori, protagonista del debate político contemporáneo


Roma. El politólogo italiano Giovanni Sartori murió el lunes a la edad de 92 años por complicaciones respiratorias, anunció hoy el director del diario Corriere della Sera, del que era colaborador, Luciano Fontana.

Sartori, nacido en Florencia en 1924, combinó la docencia y la investigación con la escritura y el periodismo. Fue licenciado en ciencias sociales y profesor emérito de la Universidad de Florencia.
Fundó en 1971 la Revista Italiana de Ciencia Política y fue colaborador-editorialista en el diario Corriere della Sera. También impartió clases de filosofía moderna, lógica y teoría del Estado en universidades estadunidenses, como Yale, Stanford y Harvard.

A lo largo de su trayectoria generó una ingente obra escrita, traducida a más de 30 idiomas, con libros como Ingeniería constitucional comparada, ¿Qué es la democracia? La sociedad multiétnica. Pluralismo, multiculturalismo y extranjeros.
Recibió diferentes honoris causa otorgados por diversas universidades de América y Europa, entre ellas la UNAM, en 2007; además, de las medallas de oro al Mérito Cultural y Educativo de Italia y de la Instrucción Pública al Mérito de la Escuela, la Cultura y el Arte, entre otros reconocimientos.

En 2005 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales ''por su compromiso con las garantías y las libertades de la sociedad abierta, además de contribuir al debate contemporáneo de la ciencia política".

En 2015, de gira por Italia, el presidente Enrique Peña Nieto le entregó la Orden del Águila Azteca, al reconocerlo como "máxima referencia mundial en materia de ingeniería constitucional".
En entrevista con La Jornada en 2003, habló de los problemas que implicaría para Europa la integración de inmigrantes provenientes de países islámicos y que profesan su religión, el riesgo por el sentimiento de que su tierra, su propiedad y sus creencias sean destruidas por Occidente.

Subrayó: ''Tenemos un escenario terrible" ante la agresión, y explicó con una metáfora la siguiente relación: ''El fundamentalismo es como el agua que permite que florezca el terrorismo. La agresión está desarrollando esta situación".

Considerado protagonista del debate político contemporáneo hizo un análisis exhaustivo sobre la influencia de los medios de comunicación en la sociedad actual, plasmado en su libro Homo videns, donde plantea los peligros de la exposición exhaustiva a la televisión en lo que llama la generación del videoniño.

En una entrevista publicada en La Jornada, Sartori dijo: "como la televisión, desde mi punto de vista, es el medio de comunicación más importante, el más eficaz, el que integra un público más vasto, ahora más que nunca resulta decisivo también para la cultura, lo mismo que para la información y la política. En sus inicios, en los años 50, no se esperaba esta potencia del medio, nadie lo había previsto. Sin embargo, ahora es el instrumento usado no sólo con fines negativos, también como beneficio, como el árbol de la ciencia que produce el bien y el mal".

En ese sentido agregó que el objetivo de una televisión seria y responsable "es instruir, educar y acercarse a un público que desea ver una mejor televisión. El impacto de la televisión cultural es mucho más importante que los ratings, porque cuenta con un público específico, que a su vez transmite la información de lo que aprende en la televisión, por lo que hay un efecto multiplicador que las estadísticas no registran, pero que es importante porque integra a un público y crea una opinión".


Redacción |  
 Giovanni Sartori en imagen de archivo. Foto Cristina Rodríguez


(Con información de Notimex)


Muere Giovanni Sartori, un politólogo contra la sociedad de la imagen... y el Islam
Recibió el premio Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2005 por, según el Jurado, "su gran contribución investigadora al debate contemporáneo de la ciencia política"
Giovanni Sartori

04.04.2017 – 18:10 H.

El politólogo y sociólogo italiano Giovanni Sartori (Florencia, 1924), uno de los pensadores de referencia de la modernidad, ha muerto a los 92 años por complicaciones respiratorias según informó el Corriere della Sera, periódico del que era colaborador habitual.

Sartori era una de las inteligencias más sólidas, heterodoxas y polémicas de Italia. Politólogo, profesor en Columbia, Florencia, Harvard, Yale o Stanford, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, escribió títulos puntales de su época como 'Elementos de teoría política', 'Homo videns', 'La sociedad multiétnica' o '¿Qué es la democracia?' En ellos desarrolló su crítica a la sociedad de la imagen y la televisión que ha hecho nacer un nueva especie: el homo videns. Son célebres además sus estudios sobre el funcionamiento de las democracias y los sistemas de partidos.

Su última contribución fue un librito breve y concentrado publicado el pasado año en nuestro país con el título de 'La carrera hacia ningún lugar' (Taurus, 2016). En él atacaba diez temas centrales del presente al modo de diez espídicas y terminantes lecciones con las que no importaba no coincidir para ponerte el cerebro en marcha. Una de ellas, la más polémica, arremetía contra el multiculturalismo y la asimilación de los inmigrantes y refugiados en Europa: "Si negamos que hay una guerra contra el islam, la perderemos".

Sartori recibió el premio Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2005 por, según el Jurado, "su gran contribución investigadora al debate contemporáneo de la ciencia política. En su obra, especialmente dedicada a la elaboración de una teoría de la democracia, ha estado siempre presente su compromiso con las garantías y las libertades de la sociedad abierta". Al recoger el galardón el pensador resumía así su tarea intelectual: "en mi ya larga vida de estudioso he sido muy extravagante, he enseñado asignaturas muy distintas y me he ocupado de todo un poco, de asuntos muy variados. Y es que soy un animal curioso. Pero en mi extravagancia la democracia, la teoría de la democracia, ha sido un hilo conductor constante".


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