El robo de petróleo para venderlo
de contrabando es un negocio muy extendido
Robar petróleo crudo o sus derivados para
venderlos de contrabando en altamar es un negocio ilícito mucho más extendido
de lo que podría pensarse.
El Morning Glory, un tanquero que
navegaba fraudulentamente con bandera norcoreana, fue abordado por una unidad
de comandos SEAL de la marina de guerra estadounidense. Ocurrió al suroeste de
Chipre, en marzo de 2014. Sin puerto de registro ni armador conocidos, con una
tripulación de paquistanos, sirios, sudaneses, eritreos y srilankeses, el
Morning Glory había zarpado del puerto de Sidra, desafiando el fuego de la
armada libia, llevando a bordo 230.000 barriles de crudo ligero valorados en 20
millones de dólares.
Milicianos de una de las
facciones que, tras el derrocamiento y muerte del dictador Gadafi, se disputaban el poder en
Libia, habían capturado a mano armada el Morning Glory (fondeado en la estación
terminal de un oleoducto) y obligado a la tripulación a cargar crudo
ilegalmente.
Seguían el patrón de los
tanqueros piratas nigerianos que, en altamar, venden crudo robado a tanqueros
que, a su vez, lo mezclan con crudos legales destinados a refinerías africanas
o asiáticas.
La crisis fronteriza
colombo-venezolana ha dejado ver que en el Caribe navegan tanqueros dedicados
al contrabando de extracción de derivados del crudo propiedad del Estado
venezolano. Tal es el caso del Negra Hipólita, un tanquero de la estatal Petróleos de Venezuela. La Negra Hipólita fue una esclava de la familia
Bolívar en el siglo XVIII, famosamente nodriza del Libertador.
Antes del afianzamiento del
régimen chavista, los tanqueros venezolanos del tipo VLCC (siglas en inglés de
Transporte de Crudo de Gran Tamaño) eran bautizados con los nombres de las
reinas de belleza ganadoras del concurso Miss Universo o Miss Mundo. Así, el
Negra Hipólita se llamó en un tiempo Susana Duijm, en galante homenaje a Miss
Mundo 1955, nuestra primera reina de belleza internacional. Durante la
fracasada huelga petrolera de 2002 que exigía la renuncia de Chávez, el capitán
de otro tanquero, el Pilín León (Miss Mundo 1981), fondeó la nave cargada con
44.000 litros de gasolina, bloqueando tercamente el canal de navegación del
Lago de Maracaibo durante 16 días antes de ser abordado y movilizado por la
Guardia Nacional chavista.
Hace dos semanas, el Negra
Hipólita fue abordado por la armada venezolana y detenidos el capitán y el
primer oficial. A bordo se halló un excedente de 50.000 barriles de diésel
cargado en la refinería de Cardón, en la Península de Paraguaná, al norte del
país. Un barril equivale a 42 galones o 160 litros. Llenar de gasolina
subsidiada el tanque de un coche en Venezuela cuesta menos de un centavo de
dólar, según la rata del mercado negro. En Colombia, la gasolina tiene el
precio más elevado de América: dos dólares con cincuenta y pico centavos por
galón. Haga usted las cuentas.
Cien mil barriles cruzan diariamente
la frontera terrestre entre ambos países a través de centenares de trochas,
brindando a las mafias contrabandistas binacionales una rentabilidad de más del
10.000%. Es un hecho probado que el elemento venezolano de esas mafias es
exclusivamente militar e involucra a altos oficiales activos, algunos de ellos
gobernadores de Estados fronterizos.
Cerrados los pasos terrestres, la socarrona guerra
de Maduro ha expuesto el papel de los
tanqueros venezolanos en el negocio de trasegar combustible en altamar a naves
contrabandistas panameñas. Y corrobora el aforismo del economista Steven
Landsburg: “La economía se sumariza en cinco palabras: ‘La gente responde a
incentivos’. El resto es comentario”.
Vía El País. España
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