Solo la mitad
de los matriculados en 2009 se han graduado, lo que traba el pago de los
créditos
Solo la mitad de los estudiantes de
EE UU que se matricularon en 2009 lograron graduarse. Esta situación ha
provocado que tengan dificultades para pagar los créditos asumidos al hacer la
inscripción. Por eso, la deuda acumulada por los estudiantes se dobló desde
2007 y asciende a 1,3 billones de dólares (1,2 billones de euros). El 80% de
los préstamos están firmados con entidades federales.
Hace una semana, la primera dama de Estados
Unidos, Michelle Obama, protagonizó un vídeo en el que canta un rap en tono
humorístico en el que anima a los jóvenes a asistir a la universidad y evitar
la deserción escolar.
Pero asistir a la universidad en Estados
Unidos es caro y la crisis económica ha golpeado a los estudiantes. La clase
que comenzó la carrera universitaria durante la Gran Recesión se está poniendo
ya la toga. Pero los que lograron graduarse son casi la mitad de los que se
matricularon hace seis años. Es el reflejo de la doble realidad a la que se
enfrenta ahora la economía de Estados Unido. Las condiciones del mercado laboral
mejoraron, pero no lo suficiente como para dar con un empleo bien remunerado
para pagar el alto coste de la educación. El National Student Clearinghouse
Research Center publicó un estudio en el que revelaba que solo el 52,9% de los
estudiantes matriculados en otoño de 2009 logró terminar. La tasa de graduación
es aún más baja cuando los que iniciaron los estudios tenían más de 20 años de
edad.
Los estudiantes que se graduaron en 2014 acabaron con
una deuda media de 28.950 dólares por los préstamos acumulados a lo largo de su
carrera
Los estudiantes que se graduaron en 2014
acabaron con una deuda media de 28.950 dólares por los préstamos acumulados a
lo largo de su carrera. Es un incremento del 2% cuando se compara con la clase
anterior, según el Institute for College Access & Success (TICAS). Si se
combinan todos los datos, la suma total asciende a 1,3 billones de dólares (1,2
billones de euros), el doble que en 2007.
Siete de cada diez estudiantes en Estados
Unidos solicitan algún tipo de ayuda financiera para completar su formación.
Esta deuda no para de crecer: hace una década era de 18.550 dólares en el
momento de la graduación y se ha disparado a 176.000 dólares si se estudió
medicina, según la Association of American Medical Colleges.
En 2014 había cuatro millones de graduados
que tenían dificultades para devolver lo que deben, un 56% más que el curso
precedente. “Es un problema cada vez mayor”, indica Lauren Asher, presidenta de
TICAS, que reclama un cambio de política para conseguir que el acceso a la educación
superior sea más asequible. Este endeudamiento crece a un ritmo que dobla e
incluso triplica la inflación.
El índice de desempleo para los jóvenes
recién graduados era del 7,2% en 2014. Es mejor que en los años posteriores a
la crisis y la mitad si lo que se toma como referencia son los estudiantes que
se quedan a las puertas de la universidad. Pero está por encima del nivel de
décadas anteriores a la crisis.
La situación es un lastre para las cuentas
públicas, porque el 80% de estos préstamos son federales. Uno de cada cuatro
jóvenes va retrasado en los pagos más de 180 días. La dificultad que tienen
para pagar la deuda está entrando en la campaña política. “No está bien que los
jóvenes se queden encadenados a intereses del 8% o el 10% durante años”,
lamentó Hillary Clinton en agosto y pidió créditos más baratos porque son más
caros que los de la compra de coches o casas. Debbie Cochrane, coautora del
informe de TICAS, defiende que pese a todo, la enseñanza superior es la mejor
vía para lograr un trabajo bien remunerado.
Según Janet Yellen, presidenta de la
Reserva Federal, las bajas remuneraciones son un reflejo de la dificultad que
tienen las empresas para encontrar mano de obra cualificada y eso explica, a su
vez, el relativamente bajo incremento de la productividad. “Afrontamos el reto
de educar y preparar a la gente para trabajar en el siglo XXI, en una economía
globalizada”, dijo Yellen en Chicago. El problema añadido es que los
empresarios prefieren cubrir las vacantes con empleados de baja cualificación.
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