Intervención en la Cátedra Pio Tamayo
del lunes 25 de febrero de 2019: ¿Qué pasó el 23F? ¿Qué sigue ahora?
Mi agradecimiento a la Cátedra Pio
Tamayo y al Profesor Agustín Blanco Muñoz por su gentil invitación a analizar
de nuevo el país. Los graves sucesos del 23 de febrero en los sitios de ingreso
de la ayuda humanitaria, especialmente en Santa Elena de Uairén y la frontera
con Cúcuta que dejó decenas de muertos, centenares de heridos y destrucción de
los camiones de comida y medicinas por la intervención en vivo y en directo de
los malandros del régimen, que fueron enviados como primera avanzada de los
penales y colectivos, trasladados especialmente desde los cuatro puntos
cardinales del país, es la demostración fiel de lo que está pasando en
Venezuela desde hace años y que por primera vez se muestra en toda su magnitud
ante los ojos del mundo civilizado.
En este momento las ciudades
fronterizas de Ureña, San Antonio y las poblaciones del eje Palotal-Tienditas,
que une a ambas ciudades, se encuentran bajo el control de las hordas
paramilitares del ELN y delincuentes sacados de los penales por el régimen, sin
absolutamente ningún control de la Guardia Nacional, Ejercito o Policía
Nacional. El Gobierno a través de sus enviados Freddy Bernal, Iris Valera,
Pedro Carreño, entre otros, están al frente de esa operación. Un Centro de
Especialidades Médicas donde se atendieron los heridos producto de la protesta
por el paso de la ayuda humanitaria fue desalojado por esos irregulares
amenazando al personal médico de muerte. Estas hordas de criminales están
disfrazadas por el régimen de Guardias Nacionales y disparan a las casas de los
habitantes de Santa Elena de Uairén.
La población civil de Venezuela se
halla completamente desprotegida ante semejante barbaridad respaldada por el
régimen de Nicolás Maduro, como forma para sostenerse en el poder, donde se les
entregan armas a los delincuentes con el fin de respaldar esta dictadura. De
allí que estos irregulares hagan de las suyas en las ciudades fronterizas a la
espera de cualquier intervención armada proveniente del exterior. No estamos
hablando de pocos, son cientos de ellos. Y esto ya está completamente
corroborado con la presencia de la Ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris
Varela, acompañando a los colectivos armados en Ureña como lo informara una
reconocida cadena de noticias internacional.
El mundo está escandalizado al ver el
drama venezolano tan crudamente expuesto. Para nosotros es normal ver lo que
sucedió allí pero para la prensa internacional que presenció desde Cúcuta la
destrucción y agresión de esos irregulares en vivo, caen ahora en perfecta
cuenta de nuestra tragedia. Ante esta situación la pregunta de la Cátedra Pio
Tamayo es pertinente: ¿Qué sigue ahora?
A pesar de las declaraciones realizadas
por el diputado Miguel Pizarro, quien hace de Coordinador de la Ayuda
Humanitaria por parte de la Asamblea Nacional, en el sentido que “No está
previsto un presidente en el exilio” lamentablemente las cosas en política no
son las que uno desea sino la que las realidades imponen. La oposición a partir
de hoy debe plantearse un escenario donde el Presidente Encargado Juan Guaidó
no pueda regresar al país. Múltiples razones pueden apoyar esa afirmación
comenzando por su tratamiento de Jefe de Estado dado por Colombia durante su
estadía con la consecuente y previsible retaliación del régimen.
Después de la reunión de Guaidó con el
Presidente de Colombia, Iván Duque, y el Secretario General de la OEA, Luis
Almagro, en territorio colombiano y su próxima reunión con los cancilleres del
Grupo de Lima en Bogotá, con la participación del Vicepresidente de los Estados
Unidos, Mike Pence, dudo mucho que el régimen no desate una persecución por
cualquier motivo en contra de Presidente Encargado.
Ya la maquinaria del régimen comenzó en
la Contraloría General de la República, acusando a Guaido de haber falsificado
información acerca de su patrimonio. Asimismo “A la solicitud de la Fiscalía
dio luz verde el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y aunque hasta el momento
no se ha dado la orden para su detención, el chavismo ha señalado que debería
ir a prisión”. En consecuencia no es aventurado afirmar que lo esperaran en la
frontera para detenerlo por cualquier causa, con lo cual su regreso debe estar
respaldado por una fuerza mucho más allá de los simples deseos de realizar un
Gobierno de Transición.
Si Juan Guaidó se ve imposibilitado de
entrar a Venezuela necesariamente se estará configurando el caso de un
Presidente legítimamente designado en el país y que es criminalizado y
perseguido por el régimen usurpador. Lo primero que debería terminarse es esa
camisa de fuerza llamada Ley del Estatuto de la Transición que secuestra las
atribuciones constitucionales del Presidente de la Republica y se las subroga a
los partidos de la Asamblea Nacional. Juan Guaidó deberá entonces ser
juramentado formalmente por el Tribunal Supremo de Justicia legítimo en el exilio,
como Presidente Constitucional de la Republica Encargado, pudiendo tomar así
decisiones como las del nombramiento de un Alto Mando Militar y un Ministro de
la Defensa que le plantee las distintas alternativas e interactúe con sus pares
militares del continente, para poner cese a la usurpación de Nicolás Maduro y
su banda de delincuentes que azotan al país.
La Asamblea Nacional por su parte
debería estar aprobando sin dilación la activación del Artículo 187.11
Constitucional, para autorizar el uso de una fuerza internacional de paz en
caso de persistir el bloqueo para la distribución de la ayuda humanitaria en el
marco de la Responsabilidad de Proteger (R2P) de la Comunidad Internacional en
auxilio de los venezolanos.
Cuando solicitamos ante el Tribunal Supremo
de Justicia legítimo el nombramiento de urgencia de un Gobierno de Emergencia
Nacional en junio de 2018, ¿qué era lo que en realidad estábamos solicitando?
Lo dijimos meses atrás: Una representación política que coordine las acciones y
que sea el epicentro de toda la atención nacional e internacional a los fines
de luchar en contra de la dictadura. No se estarían eliminando los factores
políticos tradicionales sino reorientándolos y focalizándolos a favor de una
lucha coordinada por un grupo de gobierno, cuyo supremo interés sea sacarnos de
este grave problema, con la grandeza que solo los Estadistas pueden dar,
alejados de toda mezquindad política y aspiraciones de poder, utilizando para
eso toda la ayuda que le puedan brindar dentro y fuera de Venezuela. ¿Era mucho
pedir? Pues bien, deseamos creer que ya con Guaidó la tenemos.
Si el usurpador no deja entrar a Juan
Guaidó a Venezuela poniendo al Presidente en el exilio, nos estaría dando la
oportunidad de organizar esa representación política legítima coordinadora de
una fuerza con ese epicentro desde el exterior. De hecho eso está pasando
ahora. Ya Venezuela aceptó el liderazgo de Guaidó para llevar a cabo esas
acciones con la Comunidad Internacional. Con su investidura y reconocimiento
como Presidente de Venezuela por más de 60 países, lo que nos quedaría esperar
sin desesperarnos es la liberación desde afuera. La defensa de Maduro el 23 de
febrero no fue de los militares sino de una banda muy grande de asesinos y
saqueadores que tienen aterrorizada a la sociedad venezolana y los militares no
quieren actuar para defendernos. Venezuela no puede esperar más para que una
policía continental le ponga fin a eso…
Muchas gracias…
Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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26 febrero, 2019
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