domingo, 24 de febrero de 2019

El chavismo y su papel en la actualidad - Jonatan Alzuru Aponte

image.png

La situación política en Venezuela está aún más delicada, por la indeseable respuesta del despotismo al no permitir la entrada de la ayuda humanitaria, quemarla y agredir (en algunos casos, como lo hicieron, vilmente, con nuestras comunidades aborígenes, matar a cuatro pemones) a los ciudadanos.
Estamos en un momento que por todos los medios posibles debemos persuadir a la institucionalidad militar para que no se llegue a la situación que desea el despotismo. En función de ello realizo el presente artículo para analizar la propuesta de un pequeño grupo de venezolanos que quizás, tienen alguna posibilidad, tal vez mínima, pero por lo menos simbólicamente, la tienen, de contribuir con una salida pacífica y que se han agrupado alrededor de una propuesta distinta a la de la Asamblea Nacional y la han planteado como una alternativa, los llamados chavistas originarios, defensores de la constitución y personalidades de izquierda.
Mi objetivo no será cuestionar quiénes la hacen, ni juzgarlos en ningún sentido como personas ni como políticos, tampoco mi interés es mostrar que tiene una agenda oculta, para nada. Intentaré, eso sí, evaluar racionalmente sus argumentos y su viabilidad, con la finalidad de mostrar de forma muy clara que es una ilusión su propuesta, sin asidero en lo real; para desde allí invitarlos a reflexionar, a discernir en función de la real política en cómo pueden contribuir, efectivamente, con una salida pacífica en las circunstancias actuales; sin apelación a los sueños e ilusiones. Contribución que desde mi posición y desde mi interpretación consiste en minar, corroer, persuasivamente a las fuerzas militares y acelerar su fractura al máximo.
La propuesta política de ese grupo es la realización de un referéndum para que los ciudadanos decidamos revocar o no el mandato de todos los poderes. Posteriormente, si se acepta, por mayoría, revocarlos y que se realicen unas megas elecciones donde se legitimen los nuevos poderes. Para ello proponen la conformación de un CNE equilibrado.
Tal propuesta la formulan con una condición que no exista presión internacional y mucho menos de Estados Unidos; más bien, que existan unos mediadores internacionales; han propuesto al Vaticano, a Uruguay, a México, entre otros.
1)    Consideremos que la propuesta jurídicamente es consistente.
2)    Consideremos que la propuesta políticamente es deseable.
Ahora bien, la pregunta es sobre la viabilidad y factibilidad de la propuesta. Si es viable y factible tiene sentido mantenerla. De lo contrario, es una ilusión y en términos de la práctica política sería un gasto de energía innecesaria que se requeriría para generar otro tipo de acción. Porque la política es un asunto práctico y la situación venezolana está muy delicada para que organizaciones se mantengan al margen o criticando sin contribuir, efectivamente, para una salida pacífica.
Para analizar la viabilidad y factibilidad de la propuesta partiré de un supuesto negado, con el objetivo de maximizarla, para ver si maximizándola es viable y factible.  El supuesto negado es el siguiente: Imaginemos que los ex ministros Héctor Navarro, Jorge Giordani, el ex alcalde Juan Barreto, los intelectuales Edgardo Lander, Javier Bierdeau y el político (¿ex masista?) Enrique Ochoa Antich, se transforman en los líderes del movimiento opositor. Imaginemos que el 80% de los venezolanos apoyamos la propuesta que ellos esgrimen.
Las preguntas en términos prácticos serían: ¿por qué? y ¿cómo el déspota aceptaría sentarse en una mesa de negociación para cambiar el CNE con la finalidad de realizar unos actos electorales que con toda seguridad lo conduciría a perder el poder? ¿Acaso a través de marchas? ¿Acaso a través de un paro? ¿Qué forma de lucha nos propondrían? ¿Qué tipo de presión se realizaría para doblegar, en una mesa de negociación, al déspota? Porque en una mesa de negociación, para que exista negociación, esto es ceder de parte y parte, las partes deben tener poderes, fuerzas, como mínimo equivalentes; porque en la mesa de negociación no valen los buenos argumentos (eso es un idealismo exacerbado) sino las relaciones de poder, acompañados de argumentos. Los árbitros están descartados por principios porque serían árbitros, no es su función ejercer presión.
Es decir, se trata de fuerzas confrontadas. El déspota tiene el control del ejecutivo, del judicial, constituyó un poder legislativo paralelo la Asamblea Dictatorial Constituyente y tiene el control de las armas. La fuerza ciudadana, la organización ciudadana, sería la única fuerza que esa propuesta considera.  ¿Cómo esa fuerza ciudadana puede lograr que ceda el poder el gobierno despótico? Esa negociación siempre sería asimétrica, por lo tanto, quien tiene el manejo del poder nunca se sentaría y en el supuesto negado que lo hiciese decidiría en función de mantenerse, siempre, porque el objetivo de quien tiene el poder es mantenerlo o acrecentarlo, jamás cederlo. De allí que en términos prácticos es ilusoria la propuesta. Insistir en ella en los actuales momentos es una esquizofrenia política; porque está asumiendo la ilusión como un acto de realidad.  Deseos no preñan.
Le escribo a quienes todavía utilizan la razón. El problema en Venezuela no es jurídico sino político. Estimados venezolanos, dirigentes e intelectuales de la izquierda venezolana, emulando a Carlos Marx les diría, no es tiempo de contemplar desde la barrera lo que sucede, sino de transformar las situaciones y eso requiere de decisiones. Estamos en un límite donde el déspota ha cruzado una línea que puede ser fatal para todos. Usen la poca o mucha influencia para contribuir con una salida pacífica y en los actuales momentos no es otra que desmembrar la consistencia del poder de las armas del despotismo.
El twitter de Juan Guaidó (criticado por muchos venezolanos que todavía no comprenden el gran esfuerzo que realiza la Asamblea Nacional y en especial el Presidente, por la construcción de una salida autónoma y pacífica con apoyo y solidaridad internacional) realizado el día de ayer 23 de febrero, donde afirma: “Dudo que Hugo Chavez aceptaría lo que Maduro ha traído para Venezuela y la FAN: hambre, violencia, represión y miedo. Maduro ha destruido todo comenzando por la constitución del 99 promovida por Chávez en el 99 y defendida por nosotros en 2007.” Es un puente dialógico con ustedes. Justamente, se trata de construir una salida política desde la diferencia; estamos en un momento crucial, donde las decisiones de cada uno pueden o no contribuir con mayor o menor derramamiento de sangre. No hay vuelta atrás. Lo pasado pasó y es irreversible. El futuro es impredecible, solo tenemos la posibilidad del hoy, tomar las decisiones hoy. Piénselo y asuman su responsabilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario