lunes, 16 de noviembre de 2015

¿Existen realmente los sobrinos de Cilia Flores o es un invento del imperialismo?- Mario Szichman



Medios de prensa y televisión al servicio al gobierno venezolano, así como algunos dirigentes del Psuv, cuestionan “la dudosa información sobre el hipotético arresto por supuesto narcotráfico, de aparentes familiares” de la primera combatiente


Tras examinar uno de mis tuits: “Sobrinos de primera dama de Venezuela, acusados de narcotráfico, tenían pasaporte diplomático. The Associated Press”, una lectora me envió una pregunta muy sencilla, y que va directo al grano: “¿Dónde están las pruebas?” Es cierto ¿Dónde están las pruebas de que los venezolanos Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, sobrinos de la esposa del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, fueron acusados de narcotráfico por un fiscal federal de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos? (Reproduzco la información de BBC).

Si se leen los diálogos socráticos, podrá comprobarse que las verdades más profundas se ocultan en preguntas sencillas y claras. Han pasado unos 2.500 años desde que Sócrates planteó sus disquisiciones, y desde esa época no hemos progresado mucho cuando se trata de responder a cruciales interrogantes.

Y como lo demuestra El arte de la guerra, de Sun Tzu, un guerrero chino que merodeó por el planeta casi por los mismos años que Sócrates, hemos prosperado escasamente, tanto en la guerra como en la paz. Nos hemos limitado a depurar el lenguaje haciéndolo gradualmente esotérico, con el único propósito de impedir que el saber humano esté al alcance del perraje.

Mario Silva, por ejemplo, presentador del programa La Hojilla, señaló el 12 de noviembre que la dudosa información sobre el hipotético arresto por supuesto narcotráfico, de aparentes familiares directos de la presunta primera dama de Venezuela era una nueva “infamia del imperialismo”. El propósito, dijo Silva, sería ocultar y desviar de la atención pública la teóricamente reciente incursión de una presumible aeronave estadounidense en el incierto espacio venezolano.

En un tuit, divulgado el 11 de noviembre, Silva dijo “En menos de 24 horas inventaron prisión para el hijo de Chávez y ahora, los Hijos (sic) de Cilia ¿qué más m…van a inventar?” Luego, divulgó otros dos tuits: “Con la infamia de hoy el imperialismo pretende ocultar la incursión del avión norteamericano en nuestro espacio aéreo”; “El enemigo y los cipayos internos buscan ocultar la permanente agresión del norte con bodrios ruines y asquerosos”

El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, si bien no mencionó el pretendido arresto de los posibles sobrinos de la dudosa primera dama, aludió en su programa de televisión “Con el Mazo Dando”, a los ataques que figuradamente habría sufrido el jefe de estado en las últimas semanas.

Dijo que a Nicolás Maduro Moros “lo atacan por todos lados y lo van a seguir atacando, pero nosotros estamos acostumbrados a ese combate (...) estamos enfrentando al imperialismo, y el imperialismo no tiene escrúpulos de ningún tipo”.

A su vez, la segunda vicepresidenta de la Asamblea Nacional, Tania Díaz, durante una entrevista en Venevisión, desmintió la detención de los argüidos sobrinos de la conjeturada primera dama. “La DEA no ha ratificado esa supuesta información, las noticias internacionales (…) están hablando de suposiciones”, dijo. Al mismo tiempo, calificó el hecho como un “falso positivo informativo”.

¿OTRO POWERS? NO, POR FAVOR

Una de las denuncias más interesantes es la de Silva, quien dice: “Con la infamia de hoy el imperialismo pretende ocultar la incursión del avión norteamericano en nuestro espacio aéreo”. La denuncia tiene una base sólida, pues no es la primera vez que aeronaves estadounidenses incursionan en el espacio aéreo de otras naciones. Uno de los incidentes más famosos es el del avión espía U-2.

El primero de mayo de 1960, durante la presidencia del norteamericano Dwight D. Eisenhower, y cuando era primer ministro de la Unión Soviética Nikita Khrushchev, un avión estadounidense U-2 fue derribado por un misil S-75 Dvina mientras sobrevolaba el cielo ruso.

Al principio, el gobierno de Eisenhower intentó encubrir la misión. Y cuando ya se aprestaba a lanzar una campaña de calumnias, supuestamente para acusar a dos sobrinos de Khrushchev de participar en orgías romanas, o en alguno de esos deliciosos eventos siempre negados al proletariado, tuvo que poner los pies en polvorosa. Francis Gary Powers, el piloto de la CIA que manejaba el avión intruso, fue capturado cuando la aeronave se estrelló en Sverdlovsk. Powers fue un dócil patriota cooperante, confesó hasta el último detalle del operativo, y el gobierno de Eisenhower quedó en ridículo ante el mundo.

Es una lástima que el gobierno de la Revolución Bolivariana no haya interceptado al avión norteamericano que violó la soberanía venezolana. Después de todo, las fuerzas armadas cuentan con cazas Sukhoi. Otra posibilidad era abatirlo con misiles. Bueno, sin importar la opción, si el gobierno bolivariano hubiera capturado la aeronave, hoy no existirían los hipotéticos sobrinos de Cilia Flores. Eso es lo que se deduce de la ponderada denuncia del señor Silva.

Lamentablemente, los Sukhoi continúan en sus hangares. Si bien son una de las grandes maravillas de la aeronáutica militar, no los sacan ni a pasear, por temor a que se estrellen. Queda entonces la opción de los misiles. Son una dúctil herramienta que impide incursiones imperiales.

Pero, en el último desfile militar, se les aplicó a los misiles un ingenioso dispositivo: unos intrincados mecates para que no se desprendieran de sus plataformas. Y esta es mi hipótesis –tan hipotética como la existencia de los sobrinos de la primera tía del país–: si bien se habría intentado desamarrar a los misiles con el propósito de usarlos en la defensa de la soberanía nacional, resultó supuestamente imposible.

El encargado de liberar esos temibles artefactos no contaba con los alicates adecuados. Por lo tanto, los tripulantes del avión incursor huyeron con viento fresco, y de inmediato, urdieron la patraña de que familiares directos de la primera dama de Venezuela estaban presos en Estados Unidos, y acusados de intentar vender alcaloides.

LA INVENCIÓN PICA Y SE EXTIENDE

El gobierno del presidente Nicolás Maduro perdió un tiempo precioso para responder a la infamia, un tiempo que fue aprovechado por el gobierno de Washington para montar su tinglado. Como de la galera de un mago, sacó al fiscal federal Preet Bharara.

El aparente magistrado, que actuaría en la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, se encargaría de “investigar los nexos entre los dos sobrinos de Cilia Flores y posibles implicados del gobierno de Nicolás Maduro”, de acuerdo a la probable información periodística. (No ponemos las manos en el fuego por ninguna fuente de prensa proveniente del imperio).

Una de las cosas que hace más sospechoso a Bharara es que ocupa el puesto desde el 7 de agosto de 2009, gracias al voto unánime del Senado de Estados Unidos que confirmó la nominación que hizo el presidente Barack Obama el 15 de mayo de ese año.

Como podrá verificarse, debe estar en conchupancia con republicanos y demócratas, y además, con el primer magistrado de Estados Unidos. En países como Venezuela, donde se aceptan todas las voces, y todos los criterios, es prácticamente imposible que un magistrado judicial reciba un respaldo de tal calibre.

Además, Bharara debe tener una especial inquina contra familiares de presidentes latinoamericanos. “Entre los casos destacados que ha manejado”, dice otra versión periodística, “Está la captura del hijo del expresidente hondureño Porfirio Lobo por vínculos con el narcotráfico”. Exhibiendo sus prejuicios, tras presentar a Lobo ante un tribunal, Bharara declaró a fuentes noticiosas: “Ser el hijo de un ex alto cargo público no significa que se halle por encima de la ley”.

Obsesionado con los “falsos positivos informativos”, Bharara también extraditó y procesó a un presunto traficante de armas, Viktor Bout, “condenado por tratar de vender un arsenal de armas y misiles a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y quien ahora está cumpliendo una condena de 25 años”.

Uno se pregunta ¿Dónde están las pruebas que presentó Bharara para procesar a Lobo o a Bout? Pero dejemos esa labor investigativa a Mario Silva, que cuenta con un enorme caudal informativo, como aquel que lo obligó a abandonar apresuradamente el programa La Hojilla en el 2013. (Nunca ha sido nuestra intención restregar la sal en las heridas. Pero si el lector desea averiguar las razones de ese despido, lo invitamos a leer esta información de aporrea.org: http://www.aporrea.org/medios/a166896.html).

Es obvio que una vez fueron inventados los sobrinos de la tía, así como el fiscal, tenían que aparecer los supuestos abogados. El portal noticioso Bloomberg News, sugiere que los dizque sobrinos de la primera dama de Venezuela se llaman Efraín Antonio Campo Flores, de 29 años, y Franqui Francisco Flores de Freitas, de 30 años. Ambos “son acusados de participar en reuniones en octubre, en Venezuela, en relación con un embarque de cocaína que debía ser despachado a Estados Unidos a través de Honduras”.

Los dos sospechosos “fueron representados por abogados (de la firma) Squire Patton Boggs: Flores, por John J. Reilly, y Flores de Freitas por Rebekah J. Poston”.

El portal noticioso DolarToday dice que, “La firma de abogados Squire Patton” es “la misma que demandó en Estados Unidos a DolarToday”, por encargo del Banco Central de Venezuela. La demanda judicial acusa al portal DolarToday de usar “un tipo de ciberterrorismo” que afecta las actividades del Banco Central de Venezuela.

Es el momento de exclamar: “The plot, thickens, my dear Watson,” la intriga se hace cada vez más espesa, como solía decir Sherlock Holmes a su entrañable amigo, el doctor Watson. ¿Qué está haciendo la firma de abogados Squire Patton Boggs al representar a los señores Efraín Antonio Campo Flores, de 29 años, y Franqui Francisco Flores de Freitas? ¿No está convalidando con su actitud la existencia física de ambas personas?

Por supuesto, hay millares de personas en todo el mundo que se llaman Efraín Antonio, o Franqui Francisco. Y los apellidos Campo, Flores, o Freitas, cuentan con una abundancia similar.

En el momento de su arresto, ambos falsos positivos cargaban con pasaportes diplomáticos, que suelen otorgar las cancillerías de todos los países del mundo. Gracias a esos pasaportes diplomáticos, pueden obtenerse otros documentos a fin de confirmar o desmentir la existencia de esos individuos en nuestro planeta.

Pero por ahora, son todas conjeturas, sospechas, o simples calumnias. Habrá que esperar los próximos días, semanas o años. Las ruedas de la aparente justicia estadounidense se mueven con enorme lentitud.

Entre tanto, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro puede dormir tranquilo. Es alentador saber que todas las maquinaciones se estrellarán contra la poderosa proa del estado venezolano.
Los enemigos de la Revolución pueden urdir tramas hasta cansarse. Pero falta el elemento principal: las pruebas. Eso es lo que exige el pueblo de Venezuela, que se presenten las pruebas de semejantes calumnias. Por ahora, es suficiente con preguntarse ¿Dónde están las pruebas? Ante esa pregunta tan sencilla, la oposición no sabe qué responder. Y por eso calla.

15-11-2015
MARIO SZICHMAN/ Nueva York/ Especial para TalCual


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