Medios de prensa y televisión al servicio
al gobierno venezolano, así como algunos dirigentes del Psuv, cuestionan “la
dudosa información sobre el hipotético arresto por supuesto narcotráfico, de
aparentes familiares” de la primera combatiente
Tras examinar uno
de mis tuits: “Sobrinos de primera dama de Venezuela, acusados de narcotráfico,
tenían pasaporte diplomático. The Associated Press”, una lectora me envió una
pregunta muy sencilla, y que va directo al grano: “¿Dónde están las
pruebas?” Es cierto ¿Dónde están las pruebas de que los venezolanos Efraín
Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, sobrinos de la
esposa del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, fueron acusados de
narcotráfico por un fiscal federal de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos?
(Reproduzco la información de BBC).
Si se leen los diálogos socráticos, podrá
comprobarse que las verdades más profundas se ocultan en preguntas sencillas y
claras. Han pasado unos 2.500 años desde que Sócrates planteó sus
disquisiciones, y desde esa época no hemos progresado mucho cuando se trata de
responder a cruciales interrogantes.
Y como lo demuestra El arte de la guerra,
de Sun Tzu, un guerrero chino que merodeó por el planeta casi por los mismos
años que Sócrates, hemos prosperado escasamente, tanto en la guerra como en la
paz. Nos hemos limitado a depurar el lenguaje haciéndolo gradualmente
esotérico, con el único propósito de impedir que el saber humano esté al
alcance del perraje.
Mario Silva, por ejemplo, presentador del
programa La Hojilla, señaló el 12 de noviembre que la dudosa información sobre
el hipotético arresto por supuesto narcotráfico, de aparentes familiares
directos de la presunta primera dama de Venezuela era una nueva “infamia del
imperialismo”. El propósito, dijo Silva, sería ocultar y desviar de la atención
pública la teóricamente reciente incursión de una presumible aeronave
estadounidense en el incierto espacio venezolano.
En un tuit, divulgado el 11 de noviembre,
Silva dijo “En menos de 24 horas inventaron prisión para el hijo de Chávez y
ahora, los Hijos (sic) de Cilia ¿qué más m…van a inventar?” Luego, divulgó
otros dos tuits: “Con la infamia de hoy el imperialismo pretende ocultar la
incursión del avión norteamericano en nuestro espacio aéreo”; “El enemigo y los
cipayos internos buscan ocultar la permanente agresión del norte con bodrios
ruines y asquerosos”
El presidente de la Asamblea Nacional,
Diosdado Cabello, si bien no mencionó el pretendido arresto de los posibles
sobrinos de la dudosa primera dama, aludió en su programa de televisión “Con el
Mazo Dando”, a los ataques que figuradamente habría sufrido el jefe de estado
en las últimas semanas.
Dijo que a Nicolás Maduro Moros “lo atacan
por todos lados y lo van a seguir atacando, pero nosotros estamos acostumbrados
a ese combate (...) estamos enfrentando al imperialismo, y el imperialismo no
tiene escrúpulos de ningún tipo”.
A su vez, la segunda vicepresidenta de la
Asamblea Nacional, Tania Díaz, durante una entrevista en Venevisión, desmintió
la detención de los argüidos sobrinos de la conjeturada primera dama. “La DEA
no ha ratificado esa supuesta información, las noticias internacionales (…)
están hablando de suposiciones”, dijo. Al mismo tiempo, calificó el hecho como
un “falso positivo informativo”.
¿OTRO POWERS? NO, POR FAVOR
Una de las denuncias más interesantes es la de Silva, quien dice: “Con la infamia de hoy el imperialismo pretende ocultar la incursión del avión norteamericano en nuestro espacio aéreo”. La denuncia tiene una base sólida, pues no es la primera vez que aeronaves estadounidenses incursionan en el espacio aéreo de otras naciones. Uno de los incidentes más famosos es el del avión espía U-2.
El primero de mayo de 1960, durante la
presidencia del norteamericano Dwight D. Eisenhower, y cuando era primer
ministro de la Unión Soviética Nikita Khrushchev, un avión estadounidense U-2
fue derribado por un misil S-75 Dvina mientras sobrevolaba el cielo ruso.
Al principio, el gobierno de Eisenhower
intentó encubrir la misión. Y cuando ya se aprestaba a lanzar una campaña de
calumnias, supuestamente para acusar a dos sobrinos de Khrushchev de participar
en orgías romanas, o en alguno de esos deliciosos eventos siempre negados al
proletariado, tuvo que poner los pies en polvorosa. Francis Gary Powers, el
piloto de la CIA que manejaba el avión intruso, fue capturado cuando la
aeronave se estrelló en Sverdlovsk. Powers fue un dócil patriota cooperante,
confesó hasta el último detalle del operativo, y el gobierno de Eisenhower
quedó en ridículo ante el mundo.
Es una lástima que el gobierno de la
Revolución Bolivariana no haya interceptado al avión norteamericano que violó
la soberanía venezolana. Después de todo, las fuerzas armadas cuentan con cazas
Sukhoi. Otra posibilidad era abatirlo con misiles. Bueno, sin importar la
opción, si el gobierno bolivariano hubiera capturado la aeronave, hoy no
existirían los hipotéticos sobrinos de Cilia Flores. Eso es lo que se deduce de
la ponderada denuncia del señor Silva.
Lamentablemente, los Sukhoi continúan en
sus hangares. Si bien son una de las grandes maravillas de la aeronáutica
militar, no los sacan ni a pasear, por temor a que se estrellen. Queda entonces
la opción de los misiles. Son una dúctil herramienta que impide incursiones
imperiales.
Pero, en el último desfile militar, se les
aplicó a los misiles un ingenioso dispositivo: unos intrincados mecates para
que no se desprendieran de sus plataformas. Y esta es mi hipótesis –tan
hipotética como la existencia de los sobrinos de la primera tía del país–: si
bien se habría intentado desamarrar a los misiles con el propósito de usarlos
en la defensa de la soberanía nacional, resultó supuestamente imposible.
El encargado de liberar esos temibles
artefactos no contaba con los alicates adecuados. Por lo tanto, los tripulantes
del avión incursor huyeron con viento fresco, y de inmediato, urdieron la
patraña de que familiares directos de la primera dama de Venezuela estaban
presos en Estados Unidos, y acusados de intentar vender alcaloides.
LA INVENCIÓN PICA Y SE EXTIENDE
El gobierno del presidente Nicolás Maduro perdió un tiempo precioso para responder a la infamia, un tiempo que fue aprovechado por el gobierno de Washington para montar su tinglado. Como de la galera de un mago, sacó al fiscal federal Preet Bharara.
El aparente magistrado, que actuaría en la
Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, se encargaría de “investigar los nexos
entre los dos sobrinos de Cilia Flores y posibles implicados del gobierno de
Nicolás Maduro”, de acuerdo a la probable información periodística. (No ponemos
las manos en el fuego por ninguna fuente de prensa proveniente del imperio).
Una de las cosas que hace más sospechoso a
Bharara es que ocupa el puesto desde el 7 de agosto de 2009, gracias al voto
unánime del Senado de Estados Unidos que confirmó la nominación que hizo el
presidente Barack Obama el 15 de mayo de ese año.
Como podrá verificarse, debe estar en
conchupancia con republicanos y demócratas, y además, con el primer magistrado
de Estados Unidos. En países como Venezuela, donde se aceptan todas las voces,
y todos los criterios, es prácticamente imposible que un magistrado judicial
reciba un respaldo de tal calibre.
Además, Bharara debe tener una especial
inquina contra familiares de presidentes latinoamericanos. “Entre los casos
destacados que ha manejado”, dice otra versión periodística, “Está la captura
del hijo del expresidente hondureño Porfirio Lobo por vínculos con el narcotráfico”.
Exhibiendo sus prejuicios, tras presentar a Lobo ante un tribunal, Bharara
declaró a fuentes noticiosas: “Ser el hijo de un ex alto cargo público no
significa que se halle por encima de la ley”.
Obsesionado con los “falsos positivos
informativos”, Bharara también extraditó y procesó a un presunto traficante de
armas, Viktor Bout, “condenado por tratar de vender un arsenal de armas y
misiles a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y quien ahora
está cumpliendo una condena de 25 años”.
Uno se pregunta ¿Dónde están las pruebas
que presentó Bharara para procesar a Lobo o a Bout? Pero dejemos esa labor
investigativa a Mario Silva, que cuenta con un enorme caudal informativo, como
aquel que lo obligó a abandonar apresuradamente el programa La Hojilla en el
2013. (Nunca ha sido nuestra intención restregar la sal en las heridas. Pero si
el lector desea averiguar las razones de ese despido, lo invitamos a leer esta
información de aporrea.org: http://www.aporrea.org/medios/a166896.html).
Es obvio que una vez fueron inventados los
sobrinos de la tía, así como el fiscal, tenían que aparecer los supuestos
abogados. El portal noticioso Bloomberg News, sugiere que los dizque
sobrinos de la primera dama de Venezuela se llaman Efraín Antonio Campo Flores,
de 29 años, y Franqui Francisco Flores de Freitas, de 30 años. Ambos “son
acusados de participar en reuniones en octubre, en Venezuela, en relación con
un embarque de cocaína que debía ser despachado a Estados Unidos a través de
Honduras”.
Los dos sospechosos “fueron representados
por abogados (de la firma) Squire Patton Boggs: Flores, por John J. Reilly, y
Flores de Freitas por Rebekah J. Poston”.
El portal noticioso DolarToday dice que,
“La firma de abogados Squire Patton” es “la misma que demandó en Estados Unidos
a DolarToday”, por encargo del Banco Central de Venezuela. La demanda
judicial acusa al portal DolarToday de usar “un tipo de ciberterrorismo” que
afecta las actividades del Banco Central de Venezuela.
Es el momento de exclamar: “The plot,
thickens, my dear Watson,” la intriga se hace cada vez más espesa, como solía
decir Sherlock Holmes a su entrañable amigo, el doctor Watson. ¿Qué está
haciendo la firma de abogados Squire Patton Boggs al representar a los señores
Efraín Antonio Campo Flores, de 29 años, y Franqui Francisco Flores de Freitas?
¿No está convalidando con su actitud la existencia física de ambas personas?
Por supuesto, hay millares de personas en
todo el mundo que se llaman Efraín Antonio, o Franqui Francisco. Y los
apellidos Campo, Flores, o Freitas, cuentan con una abundancia similar.
En el momento de su arresto, ambos falsos
positivos cargaban con pasaportes diplomáticos, que suelen otorgar las
cancillerías de todos los países del mundo. Gracias a esos pasaportes
diplomáticos, pueden obtenerse otros documentos a fin de confirmar o desmentir
la existencia de esos individuos en nuestro planeta.
Pero por ahora, son todas conjeturas,
sospechas, o simples calumnias. Habrá que esperar los próximos días, semanas o
años. Las ruedas de la aparente justicia estadounidense se mueven con enorme
lentitud.
Entre tanto, el presidente de Venezuela
Nicolás Maduro puede dormir tranquilo. Es alentador saber que todas las
maquinaciones se estrellarán contra la poderosa proa del estado venezolano.
Los enemigos de la Revolución pueden urdir
tramas hasta cansarse. Pero falta el elemento principal: las pruebas. Eso es lo
que exige el pueblo de Venezuela, que se presenten las pruebas de semejantes
calumnias. Por ahora, es suficiente con preguntarse ¿Dónde están las pruebas?
Ante esa pregunta tan sencilla, la oposición no sabe qué responder. Y por eso
calla.
15-11-2015
MARIO SZICHMAN/ Nueva York/ Especial para TalCual
MARIO SZICHMAN/ Nueva York/ Especial para TalCual
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