domingo, 15 de noviembre de 2015

Clausura Diplomado en Gobiernos y Políticas Públicas Interculturales - Vladimir Aguilar Castro



Yakeraja Naba Kakotu…

En mi condición de Coordinador del Centro de Estudios Políticos y Sociales de América Latina (CEPSAL), y del Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (GTAI) de la Universidad de Los Andes, resulta un honor y un privilegio llegar a este acto de entrega de diplomas a los participantes del Diplomado en Gobiernos y Políticas Públicas Interculturales, impartido por nuestra institución, con el invalorable apoyo logístico de la Oficina de Derechos Humanos del Vicariato de Amazonas y de las organizaciones indígenas ancestrales y tradicionales de base del Estado Amazonas.

Este trabajo tesonero durante tres meses, en seis módulos de trabajo con la participación de cuatro expertos de nuestra Universidad, en áreas fundamentales para la comprensión y aplicación de las políticas públicas interculturales y los derechos indígenas como derechos humanos, nos permitió - entre otras cosas - avanzar una vez más en el tejido de estrategias que permitan materializar los derechos indígenas reconocidos fundamentalmente en el Capitulo VIII de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), a través de las políticas públicas. 

El Diplomado nos mostró las herramientas que les pueden permitir a los pueblos y comunidades indígenas de Venezuela, y específicamente de Amazonas, transitar de la etapa de reconocimiento en quince años de derecho positivo indígena en el país, a la de su ejercicio. Para que ello pueda ser posible, la interculturalidad debe activarse como uno de los mecanismos sustantivos para el avance de la democracia en Venezuela. La gestión de y en los territorios indígenas es una forma de gestión de lo público ya que los indígenas, en su doble condición de pueblos y ciudadanos, deben participar en la administración de sus territorios.

Al trasluz de lo anterior, los territorios indígenas tendrían una triple condición: primero, la de ser el lugar del ejercicio de los derechos mediante la implementación de la jurisdicción indígena y de un sistema jurídico propio “desde abajo”; segundo, el espacio para garantizar la seguridad jurídica del territorio nacional en general y de los pueblos indígenas en particular y, tercero, el sitio para mejorar la calidad de la democracia en el país mediante la interculturalidad.

En este Diplomado hemos visto la crudeza del Estado como monopolizador del poder y de la violencia. Pero también hemos estudiado las bondades de la política cuando esta se traduce en un instrumento de lucha y de apropiación por parte de los sujetos de derechos convertidos en actores políticos, mediante el salto de víctimas a sujetos activos de la sociedad. El derecho y la política se inventan en lo social y ese es quizás el principal desafío para los próximos tiempos, no solo de los pueblos indígenas en particular sino de la sociedad venezolana en general. 2

A la razón de Estado hay que oponer la razón democrática, ya que a decir de Wendy Brown, la democracia sigue siendo un proyecto político en continuo despliegue. Es así como se convierte en democracia fugitiva pues termina siendo la expresión episódica de los derechos legítimos de los pueblos.

Uno de los aportes más importantes de este Diplomado es el de avanzar en unos indicadores democráticos desde la interculturalidad, a saber: el derecho a la vida; el derecho a la libre determinación; el derecho a la autonomía; el derecho de los pueblos y el derecho al territorio.

Si en los tiempos actuales la confianza es un valor fundamental de la democracia la misma debe contar con condiciones objetivas y subjetivas para su desarrollo. Ambas son parte de los retos que como Universidad, con 230 años de existencia, nos hemos propuesto.

La universidad autónoma venezolana - quizás como nunca antes - está atravesando uno de los momentos más oscuros de su historia. No solo es el déficit presupuestario y el maltrato salarial hacia sus miembros, sino fundamentalmente se trata de la pérdida de sentido y pertenencia a una comunidad de intereses y a un país que ha provocado una peligrosa estampida de profesionales venezolanos. Frente a esa realidad, los profesores que han aceptado participar como facilitadores en este Diplomado han asumido la apuesta de mostrar la universidad posible y necesaria, la que se retroalimenta desde y con las comunidades.

Aprovecho para agradecerles a mis colegas amigos y profesores de la ULA el haber aceptado acompañarnos en este tránsito, que ya casi arriba a 23 años de apostolado.

También queremos agradecer a la Oficina de Derechos Humanos del Vicariato, a ese extraordinario equipo de mujeres y hombres que en ella laboran por todo el incondicional y desprendido apoyo para hacer posible este Diplomado, y a los cooperadores internacionales por haber confiado en este reto. Mucho fue lo que aconteció en este Diplomado, sin embargo, pudimos y supimos superar los embates que la contingencia siempre depara.

Por supuesto, no podemos dejar de mencionar a las organizaciones indígenas ancestrales y tradicionales de base, que no desmayan en aprehender cada vez más de las herramientas que el conocimiento académico concede. Si bien ustedes necesitan de nosotros, nosotros también necesitamos de ustedes. Nada de lo que aquí se ha enseñado es definitivo y absoluto. Se trata de procesos históricos donde el diálogo de saberes es clave para la comprensión – de ida y vuelta – de la pluralidad humana existente en este extraordinario país.

Este Diplomado es el principio de muchas cosas que aún falta por hacer y construir. La responsabilidad de lo que puedan hacer con los conocimientos aquí adquiridos es de cada uno de ustedes. Como Universidad nosotros tenemos una responsabilidad colectiva. Pero ustedes como pueblos y como individuos tienen la suya propia. 3

Para finalizar, debemos puntualizar que el movimiento indígena venezolano está atravesando por una compleja encrucijada. Por primera vez en la historia del Consejo Nacional Indio de Venezuela (CONIVE), la organización indígena nacional está en terapia intensiva. Luego del 6 de diciembre, independientemente de los resultados electorales, el CONIVE debe iniciar la estructuración de una agenda propia, sin mediaciones ni interlocutores no indígenas. Más que una necesidad es una exigencia histórica.

La participación política no puede pasar por los partidos políticos sino por las propias organizaciones indígenas ancestrales y tradicionales de base. Si algo ha quedado en evidencia en estos quince años de derechos positivos conquistados, es que el tiempo de las organizaciones indígenas y de la reivindicación territorial histórica no coincide con el tiempo electoral. En esta etapa, el movimiento indígena venezolano no ha podido avanzar en su reivindicación territorial histórica mediante elecciones. Paradójicamente por primera vez, aunque ya no existe de facto hay el peligro cierto que – de derecho - el CONIVE pierda toda su representación indígena en el parlamento nacional.

Lo anterior obliga a una discusión sincera y profunda desde la base del movimiento indígena venezolano. Hay que entender que los tiempos de los derechos deben ser acompasados con el de las organizaciones, ya que sin lo último no es posible lo primero.
De nuevo, a los que apoyaron en la logística, a las organizaciones indígenas ancestrales y tradicionales de base, a nuestros colegas, a las autoridades de la Facultad y de la Universidad de Los Andes, al CEPSAL y al GTAI, y a todos los que nos ayudaron a que este Diplomado llegara a feliz término:

Diana ine naria mawarao tuma…


Gracias Puerto Ayacucho, 13 de noviembre 2015

Palabras de Clausura 
Diplomado en Gobiernos y Políticas Públicas Interculturales
 Puerto Ayacucho, 12 de noviembre 2015
Vladimir Aguilar Castro

Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (GTAI) Universidad de Los Andes Mérida

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