Yakeraja
Naba Kakotu…
En mi condición de Coordinador del Centro de Estudios
Políticos y Sociales de América Latina (CEPSAL), y del Grupo de Trabajo sobre
Asuntos Indígenas (GTAI) de la Universidad de Los Andes, resulta un honor y un
privilegio llegar a este acto de entrega de diplomas a los participantes del
Diplomado en Gobiernos y Políticas Públicas Interculturales, impartido por
nuestra institución, con el invalorable apoyo logístico de la Oficina de Derechos
Humanos del Vicariato de Amazonas y de las organizaciones indígenas ancestrales
y tradicionales de base del Estado Amazonas.
Este trabajo tesonero durante tres meses, en seis
módulos de trabajo con la participación de cuatro expertos de nuestra Universidad,
en áreas fundamentales para la comprensión y aplicación de las políticas
públicas interculturales y los derechos indígenas como derechos humanos, nos
permitió - entre otras cosas - avanzar una vez más en el tejido de estrategias
que permitan materializar los derechos indígenas reconocidos fundamentalmente
en el Capitulo VIII de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(CRBV), a través de las políticas públicas.
El Diplomado nos mostró las herramientas que les pueden
permitir a los pueblos y comunidades indígenas de Venezuela, y específicamente
de Amazonas, transitar de la etapa de reconocimiento en quince años de derecho
positivo indígena en el país, a la de su ejercicio. Para que ello pueda ser
posible, la interculturalidad debe activarse como uno de los mecanismos
sustantivos para el avance de la democracia en Venezuela. La gestión de y en
los territorios indígenas es una forma de gestión de lo público ya que los
indígenas, en su doble condición de pueblos y ciudadanos, deben participar en
la administración de sus territorios.
Al trasluz de lo anterior, los territorios indígenas
tendrían una triple condición: primero, la de ser el lugar del ejercicio de los
derechos mediante la implementación de la jurisdicción indígena y de un sistema
jurídico propio “desde abajo”; segundo, el espacio para garantizar la seguridad
jurídica del territorio nacional en general y de los pueblos indígenas en
particular y, tercero, el sitio para mejorar la calidad de la democracia en el
país mediante la interculturalidad.
En este Diplomado hemos visto la crudeza del Estado
como monopolizador del poder y de la violencia. Pero también hemos estudiado
las bondades de la política cuando esta se traduce en un instrumento de lucha y
de apropiación por parte de los sujetos de derechos convertidos en actores
políticos, mediante el salto de víctimas a sujetos activos de la sociedad. El
derecho y la política se inventan en lo social y ese es quizás el principal
desafío para los próximos tiempos, no solo de los pueblos indígenas en
particular sino de la sociedad venezolana en general. 2
A la razón de Estado hay que oponer la razón
democrática, ya que a decir de Wendy Brown, la democracia sigue siendo un
proyecto político en continuo despliegue. Es así como se convierte en
democracia fugitiva pues termina siendo la expresión episódica de los derechos
legítimos de los pueblos.
Uno de los aportes más importantes de este Diplomado es
el de avanzar en unos indicadores democráticos desde la interculturalidad, a
saber: el derecho a la vida; el derecho a la libre determinación; el derecho a
la autonomía; el derecho de los pueblos y el derecho al territorio.
Si en los tiempos actuales la confianza es un valor
fundamental de la democracia la misma debe contar con condiciones objetivas y
subjetivas para su desarrollo. Ambas son parte de los retos que como
Universidad, con 230 años de existencia, nos hemos propuesto.
La universidad autónoma venezolana - quizás como nunca
antes - está atravesando uno de los momentos más oscuros de su historia. No
solo es el déficit presupuestario y el maltrato salarial hacia sus miembros,
sino fundamentalmente se trata de la pérdida de sentido y pertenencia a una
comunidad de intereses y a un país que ha provocado una peligrosa estampida de
profesionales venezolanos. Frente a esa realidad, los profesores que han
aceptado participar como facilitadores en este Diplomado han asumido la apuesta
de mostrar la universidad posible y necesaria, la que se retroalimenta desde y
con las comunidades.
Aprovecho para agradecerles a mis colegas amigos y
profesores de la ULA el haber aceptado acompañarnos en este tránsito, que ya
casi arriba a 23 años de apostolado.
También queremos agradecer a la Oficina de Derechos
Humanos del Vicariato, a ese extraordinario equipo de mujeres y hombres que en
ella laboran por todo el incondicional y desprendido apoyo para hacer posible
este Diplomado, y a los cooperadores internacionales por haber confiado en este
reto. Mucho fue lo que aconteció en este Diplomado, sin embargo, pudimos y supimos
superar los embates que la contingencia siempre depara.
Por supuesto, no podemos dejar de mencionar a las
organizaciones indígenas ancestrales y tradicionales de base, que no desmayan
en aprehender cada vez más de las herramientas que el conocimiento académico
concede. Si bien ustedes necesitan de nosotros, nosotros también necesitamos de
ustedes. Nada de lo que aquí se ha enseñado es definitivo y absoluto. Se trata
de procesos históricos donde el diálogo de saberes es clave para la comprensión
– de ida y vuelta – de la pluralidad humana existente en este extraordinario
país.
Este Diplomado es el principio de muchas cosas que aún
falta por hacer y construir. La responsabilidad de lo que puedan hacer con los
conocimientos aquí adquiridos es de cada uno de ustedes. Como Universidad
nosotros tenemos una responsabilidad colectiva. Pero ustedes como pueblos y
como individuos tienen la suya propia. 3
Para finalizar, debemos puntualizar que el movimiento
indígena venezolano está atravesando por una compleja encrucijada. Por primera
vez en la historia del Consejo Nacional Indio de Venezuela (CONIVE), la
organización indígena nacional está en terapia intensiva. Luego del 6 de
diciembre, independientemente de los resultados electorales, el CONIVE debe
iniciar la estructuración de una agenda propia, sin mediaciones ni
interlocutores no indígenas. Más que una necesidad es una exigencia histórica.
La participación política no puede pasar por los
partidos políticos sino por las propias organizaciones indígenas ancestrales y
tradicionales de base. Si algo ha quedado en evidencia en estos quince años de
derechos positivos conquistados, es que el tiempo de las organizaciones
indígenas y de la reivindicación territorial histórica no coincide con el
tiempo electoral. En esta etapa, el movimiento indígena venezolano no ha podido
avanzar en su reivindicación territorial histórica mediante elecciones.
Paradójicamente por primera vez, aunque ya no existe de facto hay el peligro
cierto que – de derecho - el CONIVE pierda toda su representación indígena en
el parlamento nacional.
Lo anterior obliga a una discusión sincera y profunda
desde la base del movimiento indígena venezolano. Hay que entender que los
tiempos de los derechos deben ser acompasados con el de las organizaciones, ya
que sin lo último no es posible lo primero.
De nuevo, a los que apoyaron en la logística, a las
organizaciones indígenas ancestrales y tradicionales de base, a nuestros
colegas, a las autoridades de la Facultad y de la Universidad de Los Andes, al
CEPSAL y al GTAI, y a todos los que nos ayudaron a que este Diplomado llegara a
feliz término:
Diana
ine naria mawarao tuma…
Gracias Puerto Ayacucho, 13 de noviembre 2015
Palabras de Clausura
Diplomado en Gobiernos y Políticas Públicas Interculturales
Puerto Ayacucho, 12 de noviembre 2015
Vladimir Aguilar Castro
Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (GTAI) Universidad de Los Andes Mérida
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