Desde que estalló la epidemia de coronavirus (Covid-19)
en la ciudad china de Wuhan a finales de diciembre de 2019, el gobierno de ese
país ha tomado una serie de medidas para contener la propagación del virus
mortal, especialmente una cuarentena completa en Wuhan, el epicentro del brote
y fuertes medidas preventivas y de control en otras áreas metropolitanas
Estos esfuerzos han sido ampliamente divulgados, sin
embargo los medios transnacionales de la información se han hecho eco de una
serie de noticias falsas encaminadas a desinformar sobre el alcance de la
epidemia y el esfuerzo del gobierno chino para enfrentar tan poderoso enemigo
que amenaza con desplazarse por todo el planeta. Según lo constatado in situ
por las autoridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el gobierno
chino ha mostrado competencia en el reto de hacer frente y vencer al flagelo.
En primer lugar, al establecer la cuarentena en Wuhan,
las autoridades chinas han recurrido a una tradicional medida que se ha
adoptado en este tipo de situaciones a través de la historia, cuando se actúa
frente a una perturbación sanitaria desconocida que necesita ser aislada,
mientras se busca interrumpir las vías de transmisión, al mismo tiempo que se
atiende la población afectada o susceptible de serlo.
En este sentido, el gobierno chino demostró alta
capacidad de respuesta y gran responsabilidad al decidir la cuarentena total de
Wuhan, donde surgió la enfermedad. Esto permitió que la misma no se expandiera
a otras regiones y países con la velocidad que si lo hizo en su epicentro. Así,
hasta el momento esta ciudad y la provincia de Hubei es la única que muestra
una concentración de la epidemia, logrando que fuera de ellas, se manifestara
de forma aislada. Esto cobra mayor valor si se considera que el brote se
produjo casi en el mismo momento que daba inicio a las fiestas del año nuevo
chino, circunstancia en la que se produce el mayor movimiento migratorio del
país y del mundo en un corto plazo.
Esa decisión del gobierno chino impidió que en un mundo
globalizado como el que vivimos se desencadenara una propagación exponencial de
la epidemia que podría haber alcanzado a regiones muy lejanas del planeta,
algunas de difícil acceso en las que tomar medidas de control o combate a la
enfermedad hubiera sido extremadamente difícil. En estas circunstancias, cuando
se analiza la cantidad de países y personas afectadas a dos meses del inicio de
la infección, hay que concluir que el mismo es ínfimo en comparación con lo que
hubiera podido suceder si el contagio hubiera comenzado en un país de frágiles
estructuras de gobierno y disminuidas capacidades de atención en materia de
salud.
En este sentido, el Director General de la OMS, Tedros
Adhanom Ghebreyesus, señaló en una conferencia de prensa el 30 de enero que:
"…el gobierno chino debe ser felicitado por las medidas extraordinarias
que ha tomado para contener el brote, a pesar del grave impacto social y
económico que esas medidas están teniendo sobre el pueblo chino”.
Vale destacar que en tiempo récord se construyeron tres
nuevos hospitales en Hubei, incluido el Centro Médico Regional Dabieshan de
1.000 camas, que entró en funcionamiento el 28 de enero, así como el Hospital
Huoshenshan (con 1.000 camas y 34.000 metros cuadrados) y el Hospital
Leishenshan (con 1.500 camas y 75.000 metros cuadrados) en Wuhan, que
estuvieron listos durante la primera semana de febrero.
Además de eso, China ha dado una respuesta múltiple al
combate contra el virus en el que se ha involucrado no solo el gobierno,
también millones de ciudadanos, empresas y organizaciones sociales hicieron
donaciones hasta superar los 7 mil millones de yuanes (alrededor de mil
millones de dólares) lo cual se sumó a los diez mil millones de dólares que ha
autorizado el Estado para enfrentar la crisis. Así mismo se recibieron 5.29
millones donaciones materiales para finales de enero
Igualmente, desde diciembre cuando se detectó la
infección, se activaron los mecanismos de respuesta en el nivel local,
provincial y nacional ante la situación creada. El 25 de enero, el primer
ministro Li Keqiang fue designado presidente de un grupo pequeño central
establecido para luchar contra la epidemia Covid-19 visitando Wuhan dos días
después para inspeccionar los últimos avances y transmitir al pueblo la
responsabilidad que el gobierno central asumía en el enfrentamiento del virus.
De la misma manera, e crearon más de 50 grupos de alrededor de 6.000 médicos y
especialistas para atender a los afectados.
El Ministerio de Industria y Tecnología de la Información
instó a los proveedores médicos de toda China a restablecer su capacidad
productiva plena para garantizar el abastecimiento sostenido de todos los
artículos necesarios. Se creó un mecanismo espacial de suministros para enviar
verduras, alimentos y otros insumos vitales desde otros lugares a Wuhan para
los nueve millones de residentes que viven en la ciudad. Los sistemas de
control de precios y supervisión de calidad también han sido también puestos a
prueba ya que las demandas de mascarillas y jabón líquido se han disparado.
Grandes empresas como Alibaba y Fosun International Limited han realizado
compras en el extranjero para suministrar equipos médicos de urgencia a Wuhan.
Por su parte, las empresas tecnológicas chinas han
utilizado internet para establecer un mecanismo especial de comunicación social
del pueblo. Por ejemplo, Tencent ha establecido once plataformas que brindan
servicios en línea, como divulgación de información y asesoramiento médico. Se
creó una plataforma que ofrece servicios clínicos médicos en línea destinados a
reducir la exposición de los pacientes con fiebre al virus en el hospital y
otra, ayuda a calmar al público al desacreditar rumores y teorías de
conspiración. Didi, una empresa de servicios de transporte de automóviles ha
establecido un convoy dedicado a transportar al personal médico en medio del
cierre del tráfico de Wuhan. Otra empresa ha ideado una aplicación de búsqueda
mediante la cual los usuarios pueden verificar si han sido compañeros de viaje
de una víctima infectada.
En el mundo se ha comenzado a generar inquietud respecto
de las repercusiones que esta epidemia pueda tener en la economía china, sobre
todo si condice tras ella a una crisis global. En este aspecto, las autoridades
han asegurado que “la epidemia tendrá un efecto limitado y controlable en la
economía de China, y que el desempeño económico de China de todo el año no se
verá muy influenciado a pesar de una disminución de la tasa de crecimiento en
la primera temporada”. Vale decir que China ha adquirido notable experiencia en
el enfrentamiento de estas epidemias, ya se ha visto en situaciones similares
en 2003 y 2009, de la misma manera que supo encarar con éxito las consecuencias
del terremoto de Wenchuan en 2008 e incluso la crisis económica y financiera
global de 2008.
No obstante, el gobierno chino se ha mostrado cauto al
analizar las probables repercusiones de esta crisis en su economía. Ha dicho
que en este momento se encuentra en una fase de transición del crecimiento de
alta velocidad propio de los últimas cuatro décadas a uno de alta calidad. En
esa medida, ha asumido la protección de su economía contra riesgos financieros
externos, la lucha frontal para controlar la contaminación ambiental y la
erradicación de la pobreza para el año 2021 como sus tareas básicas del
momento.
Así mismo, desde hace dos años se ha visto involucrada en
una guerra económica desatada desde Estados Unidos que tuvo en el apoyo de
Washington a las revueltas de Hong Kong del año pasado, su punto más álgido.
Todo esto significará repercusiones aún no medibles en materia económica, sobre
todo en lo relacionado a la estabilidad de las pequeñas y medianas empresas, el
empleo y la estabilidad del valor de la moneda.
El estudio de los probables impactos de la epidemia ha
señalado que los principales daños pueden ser ocasionados en tres sectores
primordiales: los servicios, especialmente industrias de consumo como turismo,
restauración, entretenimiento y logística (en particular para pequeñas y
medianas empresas); el manufacturero, vinculado a industrias de
telefonía móvil, automóvil y electrónica debido al tiempo indefinido en la la
interrupción de labores antes del retorno normal de las operaciones; y
el comercial, debido a posibles recortes o incluso el cierre de líneas aéreas,
rutas marítimas y fronteras por parte de algunos países como resultado del
pánico prevaleciente o de decisiones de carácter político que se han tomado en
algunos países para afectar a China y sacar provecho de la crisis.
En cualquier caso, este evento está poniendo a prueba la
capacidad de la economía de China para enfrentar grandes desafíos.
Paradójicamente, a corto plazo, la epidemia no causa un efecto negativo en la
economía, sino que por el contrario, ha beneficiado a industrias como el
comercio electrónico, el juego y el entretenimiento en línea de millones de
personas que han debido permanecer en sus hogares. Al mismo tiempo, el gobierno
chino ha dado rápida respuesta financiera a la crisis dando cuenta de la
capacidad y solidez de su hacienda.
Por otra parte, en Estados Unidos, ciertos sectores han
puesto en duda la capacidad de China para enfrentar los compromisos de la Fase
I del acuerdo para dar una tregua conveniente a ambos países en su guerra
comercial de dos años. Al respecto, todo indica que China podrá cumplir sus
compromisos, sobre todo en materia de compra de productos agrícolas,
desvaneciendo agoreros análisis que apuntaban a crear más y mayor
incertidumbre. Al contrario, los estudios previos conducen a pensar que la
crisis pudiera conducir a un aumento de las importaciones chinas desde Estados
Unidos sobre todo de equipamiento e insumos médicos.
Para China este desgraciado suceso significará la
necesidad de adoptar nuevas medidas para estimular la economía, fortaleciendo
su capacidad de consumo, construcción de viviendas y el avance aún más
acelerado del desarrollo de nuevas tecnologías sobre todo en aquellas áreas que
comienza a mostrar un liderazgo mundial como la 5G y la inteligencia
artificial.
En otro ámbito, desde el primer momento el gobierno chino
comenzó a trabajar junto a la OMS para coordinar acciones en el combate de la
epidemia, de manera primordial a fin de evitar su propagación global, después
que el director general de la institución declarara este mal como
"emergencia de salud pública de interés internacional (PHEIC)",
China ha estado informando a sus ciudadanos y al mundo de
todos los avatares de la epidemia lo cual ha generado confianza en la comunidad
internacional y en el propio pueblo chino respecto de las medidas para
enfrentar el flagelo. En este sentido, China ha comprendido y aceptado las
medidas que otros gobiernos han tomado para aislar la propagación de la
enfermedad, tomando decisiones propias en ese sentido y esperando la
solidaridad y el apoyo de la comunidad internacional sobre todo en dar
posibilidades de adquirir los insumos necesarios para combatir el virus,
agradeciendo además, los aportes que en este ámbito puedan hacer otros países.
sergioro07@hotmail.com
Barometro Latinoamericano
07 de Marzo del 2020
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