La casualidad ha querido que en la revista MUY del mes de marzo abordemos dos asuntos que ocupan los extremos de la hebra espaciotemporal que conecta nuestro pasado y futuro como especie.
En uno de los extremos se halla el enigma
de nuestros orígenes, la aparición del Homo sapiens y cómo nuestros
lejanos antepasados se relacionaron con las otras humanidades con las que
coincidieron.
Basándose en técnicas de análisis de ADN antiguo, los
paleontólogos han descubierto que nuestros tatarabuelos evolutivos copulaban
con los neandertales y los denisovanos, y que de estos encuentros sexuales
nacían vástagos fértiles. Este particular ha llevado a que algunos
especialistas, como señala el autor del reportaje, el paleontólogo Mario
García Bartual, piensen que en realidad estaríamos no ante tres, sino una única
especie.
En el otro extremo de la hebra, el periodista Gonzalo
López Sánchez aborda los retos de la nueva era de la exploración
espacial, de hoy al 2040. En este tiempo, lanzaremos al espacio poderosos
telescopios, como el James Webb, que se adentrará en la infancia del
universo, y sondas que visitarán mundos inexplorados: el róver Rosalind
Franklin buscará indicios de vida en Marte; la misión JUICE investigará
los misteriosos océanos subterráneos en Europa, Calisto y Ganímedes,
tres de las lunas de Júpiter; el satélite Euclid examinará el universo
oscuro; la sonda Psyche alcanzará el asteroide homónimo con objeto de
determinar su edad, composición y topografía; Dragonfly visitará el
campo de dunas de Shangri-La y el cráter de impacto Selk, en Titán, la mayor
luna de Saturno, y hará vuelos de varios kilómetros para tomar muestras.…
Pisaremos
seguramente de nuevo la Luna, y también el planeta rojo. Y buscaremos
planetas habitables más allá del Sistema Solar, pues como profetizó un
apocalíptico Stephen Hawking, en algún momento tendremos que abandonar la
maltratada Tierra, agotada de soportar la presencia humana.
Muy Interesante
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