Al ver que ninguna
de las partes puede aniquilar a la otra se llega a la conclusión de que es
mejor negociar la salida que matarse. Ahí ha llegado Venezuela y es claro que
el régimen es incapaz de mejorar la gravísima situación. Está sentenciado de
muerte, aunque pueda prolongar la agonía a un costo muy alto.
Ya el “diálogo”
burlado no volverá como una trampa para que el régimen pueda ganar tiempo, sino
que necesitamos un extraordinario acuerdo para recrear el país.
Cada día que pasa se agrava la situación y eleva los costos para quienes
desesperados se aferran al poder y aumentan la represión criminal. Por el lado
de la oposición se ha disipado la ilusión de una fácil salida, gracias a los
marines o a soldados brasileños y colombianos, sacrificados para salvarnos. No
queda más que la violencia interna impuesta con paramilitares criminales
protegidos por las fuerzas armadas y la policía o la negociación con un
gobierno de transición o la prolongación del caos y del régimen cadavérico que
ya hiede. Una intervención armada externa tendría graves e impredecibles
consecuencias y la llave para evitarla la tiene nuestra Fuerza Armada con sólo
decidirse a cumplir su juramento y obligación constitucional de no imponer la
tiranía sino defender a democracia.
Es lógico que los
chavistas se pregunten por su futuro post-tiránico. La respuesta para millones
tiene que ser que, al restablecer su Constitución, ellos tendrán los mismos
derechos y garantías que los demás grupos sociales y partidos. En la oposición
hay mucho sufrimiento y agravios que dejan profundas heridas con deseos de que
los crímenes sean castigados y la rabia alimenta la furia de la revancha y el
linchamiento. Por eso necesitamos un liderazgo extraordinario con la grandeza
de Mandela con la mente centrada en la reconstrucción del país reconciliado,
para sumar todas las fuerzas nacionales sanas y reducir el sabotaje del
chavismo despojado del poder y con resentimiento y miedo. No hay renacer
posible sin una gran renovación de espíritu nacional y amplia colaboración
internacional, como en el post-nacismo, el post-apartheid o el post-el horror
de la república cárcel que había tras el Muro de Berlín.
El creciente cerco
nacional e internacional a la tiranía no cederá en su exigencia de derechos
humanos, elecciones democráticas y cambio inmediato de modelo económico con un
vuelco a la hiperinflación. La necesaria masiva ayuda internacional con
préstamo de miles de millones de dólares y un flujo de inversiones productivas
internacionales y nacionales, es impensable con Maduro aferrado al poder
usurpado.
El Gobierno de
transición es indispensable y urgente para encauzar de inmediato la
salida de la tragedia socioeconómica y guiar la ruta productiva, al mismo
tiempo que se ponen las condiciones para elecciones presidenciales libres y
democráticas con garantías internacionales. SIN MADUR0.
Maduro ha
demostrado que NI QUIERE NI PUEDE convocar a elecciones
democráticas y limpias, ni restablecer la Constitución que Chávez proclamaba
como la mejor del mundo. Maduro NI QUIERE NI PUEDE cambiar el
antiproductivo modelo económico, ni frenar la hiperinflación ni promover la producción
nacional. La salida del país pasa por la salida voluntaria u obligada de él.
¿Dónde quedan en
ese gobierno de transición el chavismo y la Fuerza Armada? La FA está
llamada a construir la transición y dar la decisiva colaboración para que
Venezuela renazca con constitución y democracia. Por supuesto el núcleo
corrupto militar debe salir. ¿Cómo? es parte de la negociación. ¿Por qué va a
negociar la oposición? ¿Por qué la camarilla gubernamental? Todos lo tienen que
hacer obligados por la realidad, porque el enfermo se muere. Hay que obligarlos
demostrando que es la alternativa razonable y viable frente al conflicto armado
sin capacidad de renacer nacional y de la costosísima prolongación indefinida
de la agonía que se agrava. Tiene que haber justicia para los delitos graves.
El doloroso y multitudinario grito del pueblo movilizado lo exige.
Es imposible
renacer sin un amplio e inclusivo acuerdo con un plan nacional muy definido y
con respaldo internacional. También para USA, Colombia, Brasil, UE, Rusia,
China, el Grupo de Lima e incluso para México y Uruguay es el mejor camino. Y a
Cuba se le puede hacer ver que también para ellos es la única salida. Lo
necesario ahora es que cada grupo no se aferre a su fórmula, sino que todos
coincidan en la única salida negociada y vean que es lo mejor y menos costoso
también para ellos. Afortunadamente Guaidó vino con la mano abierta y
no con el puño cerrado, obedeciendo a la Constitución para suplir a la falta de
gobierno legítimamente elegido (art. 233).
Muchas de las
aspiraciones de la población venezolana que apoyó a Chávez hoy son urgentes,
legítimas, e irrenunciables, aunque traicionadas. Y muchas de las deformaciones
y corrupciones de la democracia pre-chavista no deben volver para que en
Venezuela seamos esforzados ciudadanos productores de un primaveral renacer
nacional reconciliado e inclusivo.
Caracas, 29 de
marzo de 2019
http://www.digaloahidigital.com/articulo/acuerdo-nacional-o-muerte
No hay comentarios:
Publicar un comentario