El miércoles 23 de marzo de 1994, la política en
México cambió y entró en un proceso de violencia que aun hoy no cesa. A
las 7 y 10 minutos de esa fatídica noche, fue asesinado Luis Donaldo
Colosio candidato presidencial del PRI, partido oficialista bajo la conducción
de Carlos Salinas de Gortari, presidente de la República del país azteca. El
candidato Colosio hace el discurso y cierra la campaña presidencial en la
colonia Lomas Taurinas, Tijuana, Baja California, ante una gran concentración
de personas. El líder político baja de una tarima improvisada en la plataforma
de un camión, se abre paso entre una multitud que lo aclama, cuando ha caminado
unos trece metros hacia la camioneta que lo espera, de pronto se acerca un
hombre que penetra el cerco de seguridad, desenfunda un revolver Taurus calibre
38 y a quema ropa dispara en el oído derecho del candidato, un segundo disparo
le da en el abdomen, Luis Donaldo se desploma, cae al suelo inconsciente
con la cabeza bañada en sangre. Un grupo de la seguridad presidencial agarra a
un hombre de unos 25 años, delgado, moreno, de pelo rizado y lo hacen preso
como el autor de los disparos. Otro grupo se lleva al político al hospital
General de Tijuana, donde fallece a las 18 y 55 minutos. La muerte de Luis
Donaldo Colosio es considerada como el primer magnicidio cometido en México
después del asesinato de Álvaro Obregón cometido el 17 de julio de 1928.
La investigación del caso Colosio estuvo contaminada
desde el comienzo, el ambiente político se enrareció, las investigaciones
paralelas que se hicieron dicen que Mario Aburto no fue el asesino, otros
sujetos con el mismo parecido físico de Aburto aparecieron muertos, en los
videos de la época apareció uno de ellos con un revólver, los curiosos dicen
que ese fue el verdadero asesino. En el camino murieron altos funcionarios del
gobierno y empresarios, otros fueron presos por diversos motivos. Lo cierto es
que hoy México sigue caliente.
López Obrador, “Se hará justicia”
25 años después del magnicidio de Colosio, el
presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que cenó con el candidato
Colosio dos noches antes de su muerte, dijo que no quedará impune el asesinato
“Se hará justicia, en el caso de que se tratara de un crimen de Estado”. Ese
crimen está rodeado de mucho misterio, el presunto asesino Mario Aburto
Martínez, a pesar que se contradijo en sus distintas declaraciones en
tribunales y a la prensa, hubo un denominador común, siempre admitió ser el
asesino de Luis Donaldo Colosio, fue condenado a 45 años de cárcel, de cumplir
su condena saldría en libertad el 23 de marzo de2039, a la edad de 68 años. Su
familia y su abogado sostuvieron siempre que Mario Aburto era inocente, que
estaba chantajeado y lo amenazaron con matarle la familia, por eso todos se
fueron de México. A todos los presidentes les han pedido que reabra el caso
Colosio para que aparezcan los verdaderos culpables, ninguno respondió, le
mandaron una comunicación a López Obrador y éste ha girado instrucciones para
que se cumplan los pasos legales.
El discurso en el Monumento de la
Revolución selló su muerte
Ese 23 de marzo, en Lomas Taurinas el entonces
candidato ratificó el discurso emotivo, seguramente inspirado en “Yo tengo un
sueño” de Martin Luther King, donde habló sobre los excesos y los abusos que se
cometen desde el poder, que días antes había dicho en el Monumento a la
Revolución, uno de los sitios históricos más importante de ese país, ubicado en
la plaza de la República, al señalar “Yo veo un México con hambre y con sed de
justicia. Un México de gente agraviada…”…”sabemos que el origen de muchos de
nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder.
Concentración del poder que da lugar a decisiones equivocadas al monopolio de
iniciativas; a los abusos, a los excesos”. Numerosos analistas políticos
afirman que el discurso que Colosio, leyó el domingo 6 de marzo en el Monumento
de la Revolución, “que significó un punto de ruptura de Colosio con Salinas de
Gortari, como una suerte de separación padre – hijo; los más suspicaces, que
fue su sentencia de muerte”.
Colosio como candidato presidencial y futuro
sucesor de Salinas de Gortari, en su mensaje habla “de un México agraviado y en
crisis, con hambre, con profundas diferencias sociales, pero con la esperanza
de transformaciones”. El candidato hablaba y se dirigía a un país distinto, tocaba
temas álgidos que incomodaban, fueron muchas las presiones, inclusive se
comenta que le solicitaron que renunciara a la candidatura presidencial, hecho
hasta ahora no comprobado. El candidato se puso incomodo y se salió del área de
influencia. El discurso en el Monumento selló su muerte.
“El olvido es la única venganza y el único
perdón”
Diana Laura Rioja estaba convencida que la muerte de
su esposo fue por razones políticas y ordenada desde la cúpula del poder, por
eso le solicitó al presidente Salinas de Gortari que nombrara un fiscal
especial del Ministerio Público, para que investigará el caso. En los actos
velatorios rendidos al líder político les dedicó unas palabras del poeta Jorge
Luis Borges a los responsables del magnicidio de su esposo. “El olvido es la
única venganza y el único perdón”.
Diana Laura Rioja conoció a Colosio en la universidad,
se graduaron de Economistas, se casarón en 1982, formaron una familia con dos
hijos, Luis Donaldo en 1985 (Abogado y diputado) y Mariana en 1993
(Universidad de Monterrey), lo acompañó en la campaña presidencial,
padecía un cáncer que la limitaba en sus funciones pero siempre fue una además
de esposa, una persona clave en su campaña.
El 16 de noviembre de 1994 ocho meses después
del asesinato de su esposo, un cáncer mortal acaba con la vida de esa valiente
mujer que hasta el último minuto creyó que el magnicidio de su marido fue
planificado por su mismo partido político. Diana Laura fue una mujer abnegada,
físicamente estaba abatida por la terrible enfermedad que padecía, pero con una
gran fortaleza, que a pesar de tener sus días de vida contados, dejó resuelto
la seguridad y estudio de sus hijos, y hasta el último minuto forzando la barra
para que se investigaran y condenaran a los verdaderos responsables del crimen
de su esposo. Sus hijos deben estar orgullosos del arrojo, el coraje y el temple
de su madre,
Un hijo de Sonora en El Palacio Nacional
El 10 de marzo de 1950, en Magdalena de Kino en
Sonora, Tijuana, Baja California, México, nació Luis Donaldo Colosio Murrieta,
sus padres Luis Colosio Fernández y Armida Ofelia Murrieta García. En
1972 se graduó como licenciado en Economía en Monterrey. En 1976 hizo una
Maestría en Desarrollo Rural y Economía Urbana en la Universidad de
Pensilvania. En 1979, realizó estudios de investigación en Luxemburgo, Austria.
En 1980 se desempeña como profesor universitario en la Universidad Autónoma de
México y en la Universidad de Anáhuac, aquí conoce a Diana Laura Rioja, la
abnegada mujer que lo acompañó por el resto de sus días.
En 1968 Luis Donaldo Colosio, se incorpora al Partido
Revolucionario Institucional (PRI), ahí comienza su carrera política para
llegar a la presidencia de la república, en 1985 es elegido diputado, en 1988
senador, ese año es elegido presidente nacional del PRI hasta 1992. Ese año es
nombrado ministro de Desarrollo Social por el presidente Salinas de Gortari. El
28 de noviembre de 1993, fue postulado por Salinas de Gortari y el PRI como el
abanderado presidencial para ocupar la silla de El Palacio Nacional.
Esa noche oscura del 23 de marzo de 1994, Intereses
bastardos y manos asesinas impidieron que Luis Donaldo Colosio, un hijo de
Sonora ocupara como presidente de la República, la silla presidencial, la misma
en la que se sentaron Francisco “Pancho” Villa y Emiliano Zapata, el 4 de
diciembre de 1914 en plena Revolución Mexicana, cuando tomaron por las armas y
a la fuerza El Palacio Nacional.
@marioevaldez
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