Maniobras. La calle, el quiebre o la
intervención son acciones invocadas por los dirigentes de oposición desde
que Juan Guaidó asumió la encargaduría de la presidencia de la
República para lograr el “cese de la usurpación” o, lo que es igual, la salida
de Nicolás Maduro de Miraflores.
Pero el quiebre en la Fuerza Armada Nacional no se ha
manifestado públicamente, aunque sí se han producidos deslindes de funcionarios
militares y policiales –al menos mil- que hoy se resguardan en Colombia tras
desconocer a Nicolás Maduro como Comandante en Jefe.
La intervención militar extranjera es “prematura” en
palabras del enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott
Abrams, y “está fuera de lugar” en opinión de la eurodiputada Beatriz
Becerra, una de las más férreas opositoras de Maduro.
El Grupo de Lima tampoco respalda una acción de fuerza
externa para sacar a quien reconocen como un dictador.
En este contexto, ¿qué maniobras tiene la oposición para lograr
el “cese de la usurpación”?
El diputado de la Asamblea Nacional y dirigente
de Voluntad Popular, Sergio Vergara, afirma que las
maniobras de la oposición dependen de la construcción de una fuerza
popular propia que “presione lo suficiente a los pilares que sostienen
a la dictadura” y se refiere a la estrategia que han
denominado “Operación Libertad”.
“La Operación Libertad tiene que ver con un proceso de crear estructuras
orgánicas que permitan comunicar un mensaje claro que viene desde el liderazgo
de Juan Guaidó y de la Asamblea Nacional que es el que
moviliza y nos permite ejecutar acciones concretas. Esa organización es lo que
nos va a permitir crear la presión suficiente para que cada uno de los factores
involucrados haga lo que tenga que hacer, me refiero no solo a la sociedad que
hará lo necesario una vez que esté lo suficientemente organizada, sino a la
Fuerza Armada que tomará la decisión definitiva de ponerse del lado del
pueblo”, responde.
En su criterio, el liderazgo de Guaidó y las protestas
ciudadanas sí han causado mella en los componentes militares.
“No podemos decir que no hay una reacción en el sector militar,
la hubo el propio 23 de febrero cuando casi 1.000 efectivos decidieron
reconocer a Juan Guaidó como presidente encargado de
Venezuela. A partir de ese momento comenzó un proceso interno en la Fuerza
Armada que ha tenido distintas expresiones desde el descontento que se ha
marcado en los cuarteles, la inacción de los sectores militares para reprimir a
la población, la misma situación que permitió que Juan Guaidó llegara a la
frontera sin que fuese detenido de manera definitiva en ninguna de las
alcabalas, a pesar de que en los últimos kilómetros su camioneta recibió
impactos de bala”, expresa.
El pasado 22 de febrero Guaidó salió del país por la frontera con
Colombia para hacer una gira latinoamericana en la que fue reconocido como
presidente interino por Iván Duque, Jair Bolsonaro, Mario Abdo Benítez,
Lenín Moreno y Mauricio Macri. Luego entró por el Aeropuerto Internacional
Simón Bolívar de Maiquetía sin que ningún cuerpo de seguridad actuara en su
contra, aunque el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), controlado por Maduro, le
había dictado una prohibición de salida del país.
Vergara es miembro del partido donde milita Guaidó y que actualmente
controla la cabeza del Poder Legislativo. Recientemente el diputado fue
implicado por el ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, de
formar parte de un grupo conspirador de nombre Cocoon 2.0.
Desde la Plataforma Nacional de Conflicto la salida de
Maduro pasa por intensificar la protestay corregir el enfoque de
la Ley de Amnistía para los militares.
El coordinador de la plataforma y politólogo, Nicmer Evans,
explica que el cese de la usurpación “parte del hecho de poder incidir en todos
los factores internos que permitan cumplir la teoría del globo”. Según esta
teoría, se debe construir “suficiente pulmón y fuerza para soplar el globo
hasta que reviente”.
Evans considera que la Ley de Amnistía fue “mal enfocada” porque “se
debería estar hablando de una ley de garantías” que invite a los uniformados a
formar parte del proceso de transición.
“Estamos apostando de manera definitiva a que la presión interna influya
en el sector militar, hay una política errónea de tratar de hablarle al
generalato, debemos influir de los coroneles para abajo. La Ley de Amnistía a
estas alturas fue mal enfocada, deberíamos estar hablando de una ley de
garantías de funcionarios públicos”, argumenta.
Advierte que la acumulación de fuerza “no es un asunto de corto plazo”
porque se debe conectar la lucha reivindicativa con el objetivo político. “Las
maniobras están sujetas a un aspecto público: necesitamos organizarnos; y a
otro que no es tan público: el entretejido de acciones foquistas que tienen que
generar sorpresa y preocupación en el marco de acciones no violentas”, señala.
Para el secretario de la comisión de justicia y paz que trabaja la Ley
de Amnistía y dirigente de Acción Democrática, Negal
Morales, debe incorporarse la amnistía para aquellos miembros de
los colectivos oficialistas que no hayan cometido delitos de lesa
humanidad. “Aspiramos a lograr disidencia y quiebre dentro de estos grupos
también”, argumenta.
“Hay que trabajar en una buena ley de amnistía para que no sientan que
buscamos el revanchismo, que incorpore más elementos que den garantía a los
funcionarios militares, que aborde el proceso de la justicia transicional”,
precisa.
Morales ve en la Operación Libertad una posibilidad de contrarrestar
la actuación de paramilitares armados contra los
manifestantes. “No hay posibilidad de que un grupo reducido armado pueda reprimir una
protesta generalizada en distintos sectores. La organización permitirá que los
vecinos se alerten entre ellos, que haya más vigilancia, más control y ayuda entre
los vecinos”.
Sobre la intervención extranjera opina: “Es el propio
Nicolás Maduro el que alienta una invasión extranjera cuando cierra la puerta a
unas elecciones libres”.
Desde Bandera Roja (BR), una organización política
socialista de oposición al fallecido presidente Hugo Chávez y actualmente a
Maduro, y que fue en el pasado un frente guerrillero, coinciden en que la
constitución de los Comités de Ayuda y Libertad es clave para
la acumulación de una fuerza propia.
Gabriel Puerta, dirigente de BR, subraya que no se le pide a los militares
que den un golpe de Estado, sino que “no protejan al usurpador (…)
El llamado a la Fuerza Armada es totalmente claro, es el único factor de todos
los que son nacionales que aún no ha tomado una decisión. Hace falta su
determinación de respaldo al movimiento de cambio que es un reclamo popular”,
sentencia.
Para Puerta, la maniobra de la oposición depende de la rebelión
popular: “La rebelión es el alzamiento del pueblo que se
exprese de diversas maneras y en los momentos decisivos se necesita todos los
sectores, incluyendo a los militares. Es necesaria una fuerza equivalente a la
que se opone”.
“La capacidad y fortaleza de la opción de cambio depende de la
organización y conciencia de las bases populares. En eso andamos con la
creación de los comités de ayuda y libertad. El apoyo internacional y la
separación de la Fuerza Armada son contribuciones muy valiosas, pero la tarea
principal corresponde a la ciudadanía”, concluye.
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