Así expresan las
críticas algunos opositores al déspota:
a.- Desde el lado
de quienes se auto perciben de derecha o centro derecha:
- Sabes
que Guaidó parece que se está poniendo del lado del chavismo, porque está con
diputados muy light, permanentemente, y dio una rueda de prensa con dirigentes
que están detrás del diálogo con el gobierno como lo son Capriles, Rosales y
Falcón.
- Sabes
que Guaidó, parece que desea hacer una política de largo aliento, negociar con
el déspota, quizás influenciado por los chavistas o por los opositores que le
han hecho el juego al gobierno porque no se decide a promover la intervención
militar… y está pasando demasiado tiempo.
b.- Desde el lado
de quienes se auto perciben de izquierda o centro izquierda
- Sabes
que Guaidó es manejado por el imperialismo. Hace lo que dice Trump y sus
aliados de Colombia, Brasil y Chile. Lo que desea es una invasión
norteamericana en nuestro territorio. Por eso celebra en su twitter
cuando el imperio y sus aliados presionan a Maduro.
- Sabes
que Guaidó tiene una política inmediatista. Desea resolver todo a corto plazo y
esto lleva tiempo, lo hemos dicho. Porque esa política tratando de forzar todo
y hacerlo de inmediato nos conducirá a una guerra civil como ha sucedido en
otros países como Siria.
Lo que comparten
ambas posturas:
1.- El análisis
político fundado en la persona. Propio de las costumbres, de la práctica
política en el devenir de nuestra historia, desde el siglo XIX hasta el XXI, el
caudillismo. El caudillo es quien decide todo. Cuando decide en función de
mi mirada, lo celebro. Cuando decide en contra de lo que pienso, lo maldigo. El
responsable para bien o para mal de la conducción política es el caudillo. Por
lo tanto, no se analiza la política que impulsan las instituciones ni los
movimientos sociales ni los partidos políticos; sino la persona, esa quien
encarna una voluntad política o la vocería institucional.
Aunque tanto unos
como otros, sostengan que la lógica caudillista es una fatalidad. El principal
enemigo, de tales críticos, lo tienen en su cuerpo.
2.- El
análisis político en función de sus deseos, de sus miradas políticas, sin
atención a la coherencia entre el discurso y la práctica de los otros. No
importa lo que diga y haga a quien crítico, porque desde la verdad de mi
posición siempre tengo la razón.
Aunque ambas
posturas sostengan que son demócratas y, por lo tanto, apuestan a la diversidad
de perspectivas y a la construcción política estableciendo acuerdos entre
diversos y opuestos actores sociales, como es la vida ordinaria en un país
democrático.
El principal
enemigo, de tales críticos, lo tienen en su cuerpo. El caudillo está en su ojo
y en su estilo de abordar el mundo.
3.- Un pensamiento
dogmático de la práctica política. No se atiende a las circunstancias,
contingencias que surjan en lo real, ni a partir de la manera cómo se mueve el
déspota o los actores internacionales, sino que el caudillo debe actuar en
función del deber ser que cada quien tiene en su mente y desde su trinchera,
bien sea la izquierda o la derecha.
Aunque ambas
posturas sostengan que el asunto de la política depende de las circunstancias.
El principal enemigo, de tales críticos, lo tienen en su cuerpo. El dogmatismo
caudillista les impide ver.
4.- Carencia de un
sentido táctico y estratégico para determinar quién es el enemigo principal y
cómo aportar para confrontarlo, sin renunciar a su mirada ni a la tradición de
pensamiento que se compartan. Tiene una suela en el oído para escuchar al que
piensa diferente, pero que desea aliarse, aunque sea circunstancialmente.
Tal carencia los
conduce a una permanente contradicción: invitando a la unidad de las
comunidades y de partidos políticos (porque se sabe que sin ella es imposible
salir del déspota), pero en la práctica discursiva generando fracturas en el
movimiento opositor. Esto es lo peor, porque sus críticas no producen
rectificaciones para avanzar, sino descalificaciones para retroceder; sus
palabras dividen. Y ése es el mayor éxito para el déspota, porque divide y
vencerás. Tal asunto ha sido una de las barajas que siempre le ha dado
resultado al despotismo, sin mayor esfuerzo.
De allí que la
manera y forma cómo hacer que la crítica se transforme en un aporte, no es un
asunto menor ni solo del receptor, sino de la manera, la forma, el cómo y con
qué estilo la realiza quien la hace.
Lo que propuso la
asamblea nacional, coincidiendo con el Frente Amplio Venezuela Libre, desde
enero:
1.- Guaidó encarna
una política que impulsa una institución que consideramos legítima, la Asamblea
Nacional. Allí hay diputados desde derecha, centro derecha, centro
izquierda e incluso hasta izquierda radical, como ex tupamaros. Es la Asamblea
quien designa las vocerías de sus diputados a propósito de las toma de
decisiones.
2.- Desde el
inicio, Guaidó expresó cuál era el acuerdo de la Asamblea y qué impulsarían: Se
trata de construir una unidad, no torcer manos sino estrecharlas, fue la imagen
que utilizó, para reflejar cuál era la voluntad política. Invitando,
incluso, al chavismo; no solo a sus bases sino a su dirigencia. Por lo tanto,
si se invitó al chavismo; es muchísimo más acertado trabajar articulado con
todos aquellos miembros y dirigentes, con aciertos y desaciertos, que han
tenido un liderazgo en la oposición.
3.- Una
política de internacionalización del conflicto venezolano para generar mayor
presión. Para lograr ese objetivo, los países que tienen influencia mundial se
transformaron en grandes aliados. No depende de la Asamblea Nacional, ni de
ningún venezolano, la manera y forma cómo se expresan los aliados. Lo que nos
interesa como venezolanos es que los aliados se articulen en distintas
instancias para generar mayor presión.
4.- Desde el 23 de
enero se planteó una ruta. Nunca se planteó la velocidad en la que se
transitaría ni rápido, ni lento, ni inmediato ni mediato.
En función de lo
anterior: ¿será posible repensarnos, para maximizar nuestras acciones
individuales y colectivas con el objetivo de lograr el cese a la usurpación?
Finalmente, una
cita que resume la postura política de la Asamblea Nacional desde que fue
presentada al país por su Presidente Juan Guaidó:
“Los venezolanos
no nos prestamos para ningún falso diálogo, no para nuevos zapateros. Hemos
trazado muy claramente la ruta. Quien quiera colaborar con el cese a la
usurpación, el gobierno de transición y las elecciones libres, bienvenido. Pero
falsos diálogos, nunca más” (Presidente Juan Guaidó, 10-04-19)
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