Nicolás Maduro
sabe que no tiene mucho tiempo. El ex chofer del Metro de Caracas tiene las
horas contadas. El mandatario se aferra a la bombona de oxígeno que le han
suministrado los magistrados del TSJ y las 4 rectoras pro-oficialistas del CNE
para tratar de mantenerse con vida. El gobierno semeja un barco a la deriva en
mitad de una tormenta que no cesa y que por el contrario arrecia cada día que
pasa.
Maduro quisiera
tirar la toalla, pero los cubanos y la cúpula militar no lo dejan. La presión
que ejerce cada uno de estos dos sectores sobre el Presidente es demoledora.
Soy de quienes cree que si al inquilino de Miraflores se le ocurriera tan
siquiera hacer mención de la palabra “renuncia”, los militares y los cubanos lo
pasarían por las armas de inmediato. Cubanos y militares prefieren a un
presidente muerto que a un presidente renunciante. La renuncia sólo le sirve a
la oposición, pero su desaparición física (que la oposición democrática, en la
que yo me inscribo, no apoya ni desea) mantendría con vida a la revolución.
Maduro está tan
desesperado, que ha dado órdenes a las cuatro rectoras del CNE para que impidan
a toda costa la realización del referendo revocatorio durante el año 2016. Las
4 “malandras” como acertadamente las llamó Henry Ramos Allup, harán todo cuanto
sea posible, violando para ello la Constitución y las leyes, con tal de cumplir
con el deseo del heredero de Chávez. Es duro decirlo, pero es un escenario que
hay que asumir y combatir con todos los hierros: existe la posibilidad de que
este año no haya referendo revocatorio. Uno de los principales elementos que
conspira para que la consulta se haga es el factor tiempo. Los lapsos lucen muy
apretados. Es una carrera contra reloj. Y si a eso le sumamos el hecho de que
la MUD perdió los primeros 4 meses del año discutiendo cómo sacar a Maduro,
para terminar aceptando que el camino menos tortuoso era el revocatorio, pues
la cosa se pone peor.
Maduro se ha
propuesto impedir que haya referendo este año y para ello tiene una trampa caza
bobos que busca desarticular las pretensiones opositoras de someterlo a un
revocatorio que acabe con su mandato. El Jefe de Estado está dispuesto a
sacrificar a unos cuantos gobernadores del PSUV para tratar de salvar su propio
pellejo. La Sala Situacional de Miraflores ha recomendado al mandatario que
ordene al CNE obstaculizar a cómo de lugar el revocatorio y que en su lugar se
lleven a cabo las elecciones regionales para gobernadores y Consejos
Legislativos.
La idea no es
tan alocada como parece. Todo lo contrario, tiene mucha lógica política. Los
partidos de oposición tienen en la actualidad una poderosa razón para mantenerse
unidos dentro de la MUD: la salida de Nicolás Maduro. Ese propósito, que no es
solamente un objetivo de los partidos, sino un gran clamor nacional, exigido
por la gran mayoría de los venezolanos, ha hecho que las organizaciones con
fines políticos mantengan viva a la Mesa de la Unidad Democrática.
Pero cuando se
trata de elegir gobernadores y diputados regionales, la cosa luce muy
diferente. En los estados, cada partido político que integra la MUD tiene sus
propias aspiraciones. Cada organización ya ha comenzado a sacar cuentas, y
aunque en algunas entidades pareciera haber claridad con relación a quienes
deberían ser los candidatos naturales, hay muchas otras regiones donde la pelea
será a cuchillo. El asunto es tan complejo que hay estados donde los candidatos
mejor posicionados no son precisamente los dirigentes de los partidos que
integran la MUD. También hay personeros independientes. Y si a eso se le suman
los diputados de la Asamblea Nacional que con toda seguridad dejarán sus
curules para irse a buscar una gobernación, el asunto se torna mucho más
peliagudo.
Maduro y sus
asesores cubanos y españoles, saben muy bien que cuando se vaya a la lucha por
las gobernaciones y consejos legislativos, la unidad monolítica de la MUD no
será la misma. Miraflores conoce las debilidades de los partidos políticos y
sus dirigentes, y sabe, como lo sabemos muchos venezolanos que no nos chupamos
el dedo y que conocemos algo de política, que la batalla por las gobernaciones
hará que salgan a flote los intereses personales e individuales que tanto daño
le han hecho a la oposición venezolana en los últimos años.
El dilema en el
que se debate Maduro es muy simple: si se hace el referendo revocatorio este
año, será revocado con una votación aplastante. Todas las encuestas señalan que
7 de cada 10 electores votará favorablemente para sacarlo del poder. Ante esa
realidad, Maduro ha optado por boicotear y sabotear todo cuanto tenga que ver
con el referendo. El CNE y el TSJ harán la tarea de impedir la consulta
popular.
Pero si Maduro
insiste en obstaculizar el revocatorio y además de ello también se da a la
tarea de boicotear y sabotear las elecciones regionales, las cuales de acuerdo
con la constitución y las leyes deben realizarse este mismo año, la olla de
presión que existe en el país --- y que se apaciguó momentáneamente, luego del
proceso de recolección de firmas para activar el mecanismo--- terminará por
estallar en cada rincón de Venezuela, con consecuencias inimaginables para el
gobierno y para toda la nación en general. Esta bomba social que se siente y se
oye en las calles, sólo puede desactivarse de una sola manera: con la salida de
Maduro.
Maduro no sabe
jugar ajedrez. Pero a pesar de ello, intentará mover algunas piezas. Hasta los
que no entienden el juego saben que lo importante es defender a la Reina. Si
para ello tiene que entregar los peones, los alfiles, un caballo y una torre,
lo hará. Algo me dice que eso es exactamente lo que quiere Maduro: entregará la
cabeza de los gobernadores del PSUV, con tal de salvar su propio pellejo. Una
clara demostración de que a Nicolás las gobernaciones le tienen sin cuidado es
el hecho de que se haya traído a Istúriz para la vicepresidencia de la
república y a Castro Soteldo para el ministerio de producción agrícola y tierras.
Maduro puede ser
bruto, pero no es gafo. El sabe que los partidos que integran la MUD quieren
tener sus propios gobernadores. Si el próximo domingo se llevaran a cabo las
elecciones regionales, y se repitiera la votación del pasado 6 de diciembre, el
oficialismo perdería al menos 20 gobernaciones. Cada partido que integra la MUD
quiere su pedazo de torta. Pero Maduro también sabe que el triunfo de las
fuerzas democráticas en los comicios regionales dependerá de algunos factores,
como por ejemplo: 1) la forma como la MUD elija a sus candidatos. Si se repite
la fórmula aplicada por la MUD en el año 2012 (imposición de candidaturas a
dedo, y repetición de candidatos bate quebrados) muchas gobernaciones
probablemente quedarán nuevamente en manos del oficialismo.
Otro elemento
importante que debe considerarse, de cara a unas elecciones regionales, es
saber si los partidos deciden mantener en vigencia la tarjeta única de la MUD o
si por el contrario, optan por lanzarse al ruedo con sus propias tarjetas. El PSUV
ha puesto en marcha una estrategia político electoral que busca
desesperadamente acabar con la tarjeta única de la MUD. Hay dos decisiones que
se han adoptado en organismos controlados por el gobierno que demuestran la
intención del oficialismo por acabar con la tarjeta que permitió a la oposición
ganar la mayoría en la Asamblea Nacional. La primera tiene que ver con el
registro de los partidos ordenado por el CNE y la segunda con la sentencia del
TSJ que prohíbe la doble militancia.
El gobierno sabe
el gran daño que electoralmente hablando le ha ocasionado la tarjeta única de
la MUD y tales decisiones buscan desarticular esa tarjeta para que no aparezca
más en el tarjetón electoral. Impedir la doble militancia significaría,
por ejemplo, que quienes aparezcan inscritos en AD o en PJ no pueden aparecer
en los registros de la MUD. Eso implicaría que la MUD tendría que ser tratada
como un partido, y los militantes y dirigentes de ese partido no podrán
aparecer en las listas de otras organizaciones políticas.
Así las cosas,
la estrategia del oficialismo está muy clara: elecciones regionales, sí.
Revocatorio, no. Apuesto fuertes a lochas a que Tibisay Lucena anunciará
primero la fecha de los comicios de gobernadores antes que la fecha del
referendo. La trampa caza bobos está servida. Sólo falta saber cuál será la
estrategia de la MUD para enfrentar este escenario que, como ya se ve, sólo
busca dejar a Maduro en la Presidencia de la República hasta el año 2019.
La MUD tendrá
que decidir qué es lo que quiere: referendo o regionales. No es fácil hacer las
dos cosas este año. Habrá que decidir entre el interés del país y el interés de
los partidos. Yo apuesto por el interés del país. Se acabaron los trailers.
Comenzó la película.
SC. 6 de mayo de
2016
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