martes, 22 de enero de 2019

60 años de una utopía generadora de pobreza y desigualdad - José E. Rodríguez Rojas

El 1° de enero se cumplieron 60 años de la llegada de los Castros al poder. En sus inicios crearon una utopía igualitarista que se planteó como una alternativa a las desigualdades propias de las economías de mercado, llamadas capitalistas. Sin embargo, las evidencias apuntan a que durante este lapso lo que han logrado es instalar un régimen generador de pobreza y desigualdades, que se ha prolongado en el tiempo gracias a una sistemática política de terror contra la disidencia. 
     Hace 60 años los barbudos revolucionarios cubanos, con Fidel Castro a la cabeza, tomaron el poder. El camino recorrido y los logros son frustrantes. El régimen instalado ha hostigado a la iniciativa privada desde su inicio y provocado un empobrecimiento generalizado de la población,  generando una involución en una economía que era una de las más prosperas de la región.  El ingreso medio de los cubanos en la actualidad ronda los 30 dólares al mes, el cual se ubica abiertamente por debajo de la línea internacional de pobreza, estimada en 60 dólares mensuales por el Banco Mundial. El proceso de empobrecimiento generado se da en el marco de un sistema que genera privilegios y desigualdades. La elite de civiles y militares que gobierna la isla se beneficia del acceso privilegiado a los escasos dólares que genera la deprimida actividad económica y a los bienes que controla y administra el Estado cubano.  
La desigualdad se generó desde el inicio, cuando la elite dirigente se abalanzó como aves de rapiña sobre los bienes incautados a los miembros del sector empresarial y de la clase media, que abandonaron apresuradamente la isla temiendo por sus vidas. Pudimos observar esta situación cuando viajamos a Cuba en 1992, a un congreso de la Asociación de Economistas de Cuba. Al recorrer La Habana pudimos ver como la población vivía hacinada en edificios arruinados por el tiempo y la desidia. Mientras ello ocurría, los altos funcionarios gubernamentales y del partido comunista vivían en las cómodas y amplias viviendas incautadas a los empresarios que habían emigrado a Miami. El escritor cubano Leonardo Padura presenta esta situación en su serie sobre el detective de ficción Mario Conde, la cual ha sido llevada a la televisión. En uno de los episodios el detective interroga a un funcionario, el cual estaba encargado de administrar los bienes incautados a los llamados traidores o enemigos de la revolución. En el desarrollo de la trama, se hace evidente que el funcionario de marras se había  asignado a dedo una de las mansiones más lujosas. El cuadro de desigualdad lo completa el minoritario sector de la población que recibe remesas en dólares de sus familiares en el exterior, gracias a lo cual logran escapar de la trampa de pobreza creada por los Castros y sus allegados.
La propaganda del régimen trata de ocultar el fracaso del proceso revolucionario  apelando a lo que llaman los logros del mismo. Uno de ellos es un sistema sanitario gratuito accesible a toda la población. La data reciente muestra que si bien el sistema de salud se ha extendido a todo el territorio, el mismo se encuentra en franco deterioro. Según un reportaje de la BBC el sistema sanitario cubano tenía una buena prestación de servicios en el periodo previo a la llegada de los Castros al poder. Los revolucionarios tuvieron la sensatez de mantener  la calidad del mismo gracias al subsidio soviético. Pero esta realidad cambió con el tiempo y la situación actual es que el sistema se ha deteriorado y es muy deficiente. Otro de los logros que la propaganda del régimen difunde es la educación. Los trabajos de Orlando Albornoz han analizado este supuesto éxito. Los mismos muestran que la educación es ideológica y no prepara para el trabajo productivo y la iniciativa requerida en una economía de mercado. Adicionalmente a ello la educación es excluyente, pues en la medida que los estudiantes muestran algún signo de discrepancia de las ideas impartidas, son excluidos del sistema.
El fracaso del sistema sanitario y el educativo lo refleja Yoani Sánchez, la bloguera cubana, en un artículo publicado en un medio alemán y reproducido por Tal Cual: En “los servicios públicos de educación y salud, tampoco hay mucho que mostrar. La extensión de ambos sistemas sigue llegando a cada rincón del país, pero el deterioro de la infraestructura, los bajos salarios de los profesores y médicos, junto a los excesos de la ideología y los vacíos éticos han hecho que las aulas y los hospitales no se parezcan al sueño de un pueblo culto y bien atendido sanitariamente que una vez arrancó los aplausos de miles de cubanos…”
El gran logro del sistema cubano es la instrumentación de una política de terror contra la disidencia política, lo cual le ha permitido prolongar en el tiempo el régimen estalinista que se ha instalado en la isla.  En las primeras etapas del régimen estas tareas eran llevadas a cabo por cubanos asesorados por agentes de la policía secreta rusa y de Alemania del Este. Los agentes de la policía secreta cubana se especializaron en tales menesteres y en la actualidad es uno de los productos de exportación, como lo ha mostrado el caso de Venezuela.  
En la actualidad se está discutiendo una constitución para ampliar los diversos tipos de propiedad que son posibles y dar un espacio a la propiedad privada. Sin embargo, Carlos Montaner opina que son toques cosméticos que lleva a cabo la tiranía para seguir prolongándose en el tiempo. Según Montaner, las perspectivas no apuntan al desarrollo de un sector privado de la dimensión  que observamos en países socialistas, como China, que se han abierto a la inversión de las empresas multinacionales. En el caso cubano lo que se trata de impulsar es un capitalismo de Estado, con un núcleo duro de 2.500 empresas grandes y medianas manejadas por militares o ex militares de confianza. Entre ellas figuran las empresas que generan divisas, las cuales reciben sus ingresos en dólares o euros y les pagan a los trabajadores salarios de hambre, en pesos cubanos devaluados,  generando una plusvalía que según Montaner oscila entre 80 y 90%.
Mientras los trabajadores cubanos reciben salarios que los condenan a una vida de penurias y estrecheces de todo tipo, los familiares de los Castros disfrutan de una vida de lujo. El diario El Nuevo Herald muestra las fotos, que el nieto de Fidel Castro colocó en las redes sociales, donde se le ve paseando en carros de lujo, yates y realizando turismo en ciudades europeas. El sistema de privilegios que priva en la isla no puede ser más evidente.          
Desafortunadamente para nosotros, los que nos gobiernan han tenido la poca sensatez de tomar el modelo cubano como referencia y han transformado a Venezuela en una copia al carbón del desastre cubano y del sistema generador de pobreza y desigualdad que caracteriza a la isla.
Profesor UCV  

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