Término venido del alemán, para
referirse a la “política de la realidad”. Es la política o diplomacia basada en
intereses prácticos y acciones concretas, sin detenerse mucho en
consideraciones teóricas o filosóficas para el accionar político. Término muy
cercano a lo que se conoce como realismo filosófico y el pragmatismo. Desde la
Teoría Social y la Ciencia Política, se ha entendido el término de la
realpolitik, para abogar por el avance en los intereses de un país de acuerdo
con las circunstancias actuales de su entorno, en lugar de seguir principios
teóricos, filosóficos o morales.
Se ha considerado a Nicolás Maquiavelo, como
uno de los principales precursores de estas ideas para entender la política.
Maquiavelo sostenía en su conocida obra “El Príncipe”, que la única
preocupación de un príncipe (o gobernante) debería ser la de conquistar y
retener el poder, para así conseguir el beneficio para su Estado, promulgando
que las consideraciones éticas o religiosas eran inútiles para tales fines.
Tema que traemos para la discusión y el debate, motivados por unas reflexiones
escritas y aparecidas en las redes sociales por el ex rector, ex alcalde de la
ciudad de Mérida e importante figura pública Léster Rodríguez, que tituló: “El
contexto”. Donde expone, que el Gobierno implantó con mucho éxito en la psique
del venezolano la desconfianza.
Que instituciones como la
iglesia, las universidades, la sociedad civil, etc. no confían en los partidos
políticos ni en su dirección, pero que estos a su vez no confían en los
anteriores, desde donde también se manifiestan y acentúan fuertes divisiones.
Nadie confía en nadie y solo defienden su verdad parcial como un dogma
religioso, alejándonos del camino del encuentro, reconciliación y unidad como
la ruta a la solución. Agrega también, que el Gobierno ha utilizado a las
fuerzas armadas y a todos los cuerpos de seguridad del Estado, como a civiles
armados, para instalar en la psique de los venezolanos el miedo, a través de la
represión, asesinato, desapariciones, encarcelamiento, etc. Además que no salen
con protestas, manifestaciones, “guarimbas” ni ningún tipo de lucha democrática
en las calles, que eso es un fracaso, y que la única vía posible es la
electoral.
Elecciones no competitivas, ya
que manejan a discreción el registro electoral, centros de votación, fechas de
las elecciones que escogen a conveniencia, miembros de mesa, transmisión de
datos, entre otros. Encontrándonos con una oposición fragmentada y dividida,
sin credibilidad, sin una candidatura unitaria, que logre entusiasmar
masivamente al electorado, y con la debilidad que implica el éxodo de millones
de jóvenes en busca de un futuro mejor, que no podrán votar. Ahora cambian la
fecha de las elecciones y la convierten en una “megaelección”, para obligar a
los partidos y sus intereses naturales de la lucha por el poder, a participar para
legitimar el proceso. Es la hora de la unidad de propósitos.
¿Será la hora de la realpolitik?
7 de Marzo 2018
Por: Luis Montilla.
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